Me asomé por la ventana
buscando dios
y el cielo
inmenso callejón de noche
sonreía
con minúsculos dientes de luz
Me encontraba en Londres cuando escribí esto. Londres de Victoria, la reina ambiciosa y gorda. De Disraeli y sus avatares hebreos que repartían el mundo. De Dickens y Hardy. Del crimen. Londres pobre y trágico.
En esa ventana, la misma que tuve, un artista grababa imágenes: cocheros y prostitutas, tabernas bajo la oscuridad del puerto, puntiagudo de mástiles.
Gustavo Doré. Madera y tinta.
Manos.
Las vendedoras regresan a casa. Los niños se reúnen. Rostros tensos. Tristes. Líneas que endurecen la vida; trazos de desgracia que curvan las bocas. Esos, esos se quedan en el grabador.
De VIRGINIANOS, 1991
Imagen: Ilustración de Doré sobre Londres
Publicado en Opinión (Cochabamba), 02/02/1990
Publicado en Presencia Literaria (Presencia/La Paz), 10/06/1990
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