Claudio
Ferrufino-Coqueugniot
Después de tanta
tortura mediática al respecto, al fin se oirán alegatos en La Haya. Los
doctorcitos altoperuanos se relamerán en su larga tradición de aviesos. Poco
debe esperar el país, porque en ningún momento es el sustantivo que pesa. El
pretexto, sí, pero nunca el beneficiario. Hay juego de política y otro mayor de
intereses económicos, panorama en el que Bolivia está de lado. Morales &
Cia. tienen mucho que ganar, pero los lustrabotas o las mujeres de negro de
Carpani, Challoma o Coyuna (provincia Bolívar, Cochabamba) que corren a las
ciudades a extender la mano, nada.
El mundo sobrio
olvida reclamos territoriales, tal vez justos, en aras de una coyuntura nueva,
diferente, globalizada, donde los nacionalismos vienen, como siempre, a ser un
énfasis retrógrado. No imaginamos a México pidiendo Texas (por circunscribir
cortamente sus posibles e inmensos derechos), ni a Alemania reclamando Alsacia,
o Dinamarca Schleswig-Holstein. Los señores de arriba -a los de abajo no se los
considera tal- elucubran acerca de las posibles ganancias y arrojan salivazos
patrióticos para que se resbale en ellos quien no tiene nada. Así se concede al
mísero la posibilidad del azar, aunque este albur luego lo soslaye sin
misericordia. El mundo ebrio no; continúa con la vieja estratagema: está Crimea
para mostrarlo.
Pareciera que no
se pide mucho: un pasadizo soberano para en su extremo, en la costa, levantar
barracones y muelles cuyo único destino será -siendo realistas- el de trampolín
para el tráfico de cocaína. Ya se intentó por el oriente, con la vergüenza del
TIPNIS; allí se olvidó la Pachamama, se le quitó la identidad de ser vivo a la
Madre Tierra porque los insignes cocaleros deseaban (y lo están haciendo)
expandirse para fortificar su imperio de infecto lodo con dinero fácil. Bien se
denominó a este proyecto la rodovía de la cocaína. Lula y otros, en Brasil, y
los conocidos de siempre en este lado, apostaban al fantástico negocio con una
retórica de progreso y bienestar. Sigue pendiente.
Ahora viene el
mar. Los cárteles de la droga y los vanidosos representantes bolivianos sudan
como vírgenes ante el primer coito. De solo imaginar un pase libre hasta el
Pacífico, sin trabas ni control, se marean. No es para menos. Ya hay vocerío
demasiado grande como para decir que es chisme, acerca de vuelos entre Chimoré
y Maiquetía. La droga boliviana incluso salió con el Dakar. Se la descarga en
Senegal y se la cotiza en Rumania. Cierto, tienen razón los adláteres del
régimen: jamás habíamos llegado tan lejos. Cualquier pantalla resulta buena
para distraer, porque detrás de bambalinas son pocos los iniciados. El bendito
océano, más bien fatídico en este supuesto futuro, cae al pelo, es todo lo que
necesita el curaca que posee esta tierra nombrada Bolivia, para matar dos
pájaros de un tiro, o, tal vez, para matar todos los pájaros. Triste error, el
mismo que poblaba ya las tragedias griegas, de imaginar infinito donde solo hay
una clepsidra.
Nuestro producto
estrella de exportación es la droga. No mienten los jerarcas, se necesita el
mar para exportar. ¿Quinua? De ninguna manera. Ya nuestra capacidad exportadora
de quinua ha sido avasallada por los peruanos. Genetistas del norte están
viendo en cómo hacerla crecer a nivel del mar, año redondo. ¿Litio? Ni los
pañales hemos sabido doblar. Lo mismo de siempre: de la plata quedó Aniceto
Arce y su fortuna; del estaño, Patiño y su fortuna; de la cocaína… hay nombres
que se funden en letras de oro…
No hay que
olvidar el pasado. La memoria es un arma que bien usada da frutos. A la mala
resulta en carga.
No hablo de Chile
ahora sino de nosotros. No me importa lo de Chile, allá ellos y su propia
perspectiva. Muy pocos se beneficiarán si un día las olas golpean un suelo falazmente
llamado “nuestro”. Este es baile de poderosos y los de abajo no danzan en este
ruedo.
04/05/15
Gracias por haber dicho lo que es obvio...
ReplyDeletey saludos desde un país sin mar que no tiene por quejarse; 40% del import-export pasa por el rio navegable entre Rotterdam y el puerto fluvial tripartito de Basel
Gracias. Nadie lo dice por escrito en el país. Es un tema que tratarían como "traición a la patria". Los elocuentes "marxistos" se llenan la boca de "patria", "Papa Francisco" y etcéteras que desdicen la seriedad de su ideología, si la tienen. Seguramente las ganancias lo valen... Saludos.
DeleteTotalmente de acuerdo!
Deleteun saludo....
Poderoso y valiente. Abrazos, querido Claudio.
ReplyDeleteGracias, Jorge. Abrazos.
DeleteMaravilloso, camarada. ¿Me permitirías citarte en una eventualidad observación personal sobre el asunto?
ReplyDeleteCon todo gusto, Corven. Adelante.
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