Claudio
Ferrufino-Coqueugniot
Hace años pensé
en entrevistar a Simón Trinidad, líder de las FARC colombianas, preso en el
condado Fremont, Colorado, en medio de un fascinante entorno montañoso. Antes
de escribir a la sección encargada de prisiones del gobierno federal, decidí
informarme sobre este centro de detención. Supe de la imposibilidad de mi
proyecto. En ADX, o Supermax, o el Alcatraz de las Rocosas, los reos están
condenados a un aislamiento casi total, 23 horas al día, con cinco horas al mes
para actividades “privadas” recreacionales, sin contacto con el mundo exterior
(una llamada de cinco minutos cada dos meses). Cierto que hay matices en este
horror entre los más de 400 habitantes del amplio, claro, silencioso y blanco
recinto donde no se ve ni se oye.
Tanta –soledad-,
que a veces olvidamos que existe. Otra vez se volvió a hablar de ella con el
juicio de Dzhokhar Tsarnaev, el terrorista de la maratón de Boston. Alegan los
abogados, incluidos los de la defensa, que ADX es mayor castigo que la muerte,
ya que en el caso de los fundamentalistas islámicos se les priva del martirio y
sus secuelas surreales. ADX garantiza el olvido como si un bisturí desinfectado
de cirujano separara la vida de la inercia, la preocupación por el agobio de no
saberse siquiera vivo, privado por la manera en que está construida la prisión
de cualquier referencia geográfica, cuál el norte, cuál el sur, invierno o
verano. Un ventanuco de 4 pulgadas de ancho permite mirar cielo y techos. No
hay otra cosa, por 60 años (Simón Trinidad), 240 años, 500 años, prisión
perpetua, cuatro prisiones perpetuas, once prisiones perpetuas, según el
peculiar procedimiento de la justicia norteamericana que con semejante retórica
condena el futuro y lo que haya más allá. Ya ni siquiera morir es un evento,
porque luego de años aislados, sin lecturas (prohibidos los libros), con
televisión circuito cerrado, a blanco y negro, que pasa (si se tiene suerte de
habérsela ganado por buena conducta) programas de psicología, manejo de la ira,
paternidad, sin ningún parámetro temporal, se pierden las nociones de lo que
fue y pronto de lo que es. Cómo saber entonces, luego de un sueño nocturno, si
se sigue formando parte de este mundo o se está del otro lado. La comida que
aparece a diario tal vez renueva el concepto de vivir aunque lo dudo.
Castigo medieval
que enfrenta constantes críticas ¿Hasta dónde es admisible, bajo la
constitución, lo que allí pasa? Ni siquiera en Guantánamo, donde a los presos
se les permite practicar su religión, se ve cosa igual. Mesa y silla de
concreto; los baños están diseñados para evitar prácticas comunes entre
reclusos como las de inundar las celdas. Si sucede, entonces se corta el agua
por horas y solo hay gritos ahogados de desesperación en las blancas cavernas.
ADX está fuera de este mundo. Quienes laboran allí, personas locales que
recibieron con alegría la construcción del edificio porque proveyó de miles de
trabajos a su comunidad, funcionan como piezas de este engranaje macabro. Sin
embargo se rumora que los racistas de la Nación Aria y los jefes de la Mafia
Mexicana continúan dirigiendo sus negocios desde este en apariencia absoluto
silencio.
Algún periodista
preguntó a Simón Trinidad en sus tiempos de gloria acerca de los derechos
humanos. Respondió que eran prácticas pequeño burguesas. Me hizo pensar en la
jerarquía masista de Bolivia que tiene el mismo desdén. ¿Qué diría el
colombiano ahora, siendo ya víctima de una similar soberbia?
Terroristas: musulmanes
y de derecha, presos políticos, mafiosos, gánsters de barrio, asesinos, el
Unabomber, segregacionistas blancos, separatistas negros, reyes de la droga,
sicarios, guerrilleros, espías, juntos pero sin verse, cercanos pero
inaudibles, iracundos entre muros claros y faltos de audiencia. Recurro al
juicio del checheno Tsarnaev. Condenarlo a muerte sonaría a premio. Lo otro es
el horror, un horror que creyó justo desatar y que ha de cebarse en él con
saña. ¿Y en cuántos más, que como John Gotti se creyeron intocables?
11/05/15
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Publicado en El Día (Santa Cruz de la Sierra), 11/05/2015
Foto: ADX, Florence, Colorado, desde el aire
Descarnada y gratificante descripción d un centro carcelario q ojalá se imitara por estos lares donde los presidios son centros de superespecialización criminal y apetecidos condominios..
ReplyDeleteY totalmente d acuerdo: la muerte súbita para toda alimaña equivale (y equivaldrá siempre) a premio.. No. Debe haber martirio, largo e inclemente, con profunda dedicación d meticuloso cirujano para purificar esas polutas "almas", pues puras y libres d pecado las exige el altísimo.. Y eso, la higiene ante todo.
Abrazos, estimado amigo. Y gracias. Tu voz y palabra, son siempre una fuente de exquisita cultura.
Gracias, Achille. Por ahí leí que esto era igual al infierno "pero más limpio". Imagino que entre los autodenominados próceres de nuestra América hoy, por cuyas venas abiertas corre oro, hay varios candidatos a ocupar un cubículo del averno en las Rocallosas. Diosdado Cabello entre ellos... Y...
DeleteJamás había oído de tal prisión, y eso que estoy permanentemente informándome sobre muchas cosas motivado por una curiosidad insaciable. Como la describes, a su lado la de Guantánamo parece un patio de recreo a pesar de sus escenas humillantes que vimos alguna vez. Aquella parece concebida por una mente totalitaria y enfermiza, una suerte de infierno helado en el que se despoja del último rastro de humanidad a los asesinos y otros desalmados. Me imagino que debe de ser la pesadilla de cualquier reo peligroso ante la posibilidad del traslado. Visto así, hasta el gulag estalinista, con todo su rigor, ofrecía la ensoñación de un cielo abierto y finalmente la opción de la fuga y tal vez la muerte rápida. Ahí no hay escapatoria. Saludos.
ReplyDeleteDijo alguien relacionado con esa prisión que era igual al infierno, pero limpio. Tremendas palabras. Anotaba en Facebook como al temible Miguel Caro Quintero el aislamiento de ADX lo convirtió en un corderito. Rogaba al juez que lo dejase estar con su familia. En el sitio donde leí esta historia, el autor afirmaba que cuando alguien cae en desgracia con el FBI, el gobierno norteamericano, cualquier otra entidad similar, está perdido, porque prisiones así son parte de una brutal y por lo general terminal venganza. Paulatina y espantosa. Saludos.
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