Tuesday, December 6, 2016

La muerte, lejos

MIGUEL SÁNCHEZ-OSTIZ

Setenta y dos cadáveres de migrantes sin papeles, procedentes de países centro y sudamericanos, asesinados a manos de un poderoso grupo criminal ligado al narcotráfico, los Zetas, en un rancho del estado fronterizo de Tamaulipas. No estoy muy seguro de que la noticia no se haya centrado más en los autores del crimen que en las víctimas.

Una realidad. O mejor, dos. La primera: esos grupos criminales tienen en jaque al gobierno mexicano, a su policía y a su ejército, que se diga lo que se diga no ha podido hasta ahora controlarlos. La segunda: lo que les puede suceder a manos de esos grupos criminales, que en el último año han secuestrado a 20.000 inmigrantes, no desanima a los que emprenden a diario la migración hacia el sueño americano. Todo lo que se escriba sobre este asunto será poco.

De no quedar un superviviente de la masacre, no se habría sabido gran cosa de lo sucedido. Pero el joven ecuatoriano, cuya vida ahora corre serio peligro, ha destapado el pozo negro de la infamia.

Para relato de viaje, el de esa persona. Todo lo demás empieza a ser cuento y banalidad, palabrería en beneficio de la industria turística. Los viajes que merece la pena leer y ser relatados son otros y tienen que ver con los avatares de las personas empujadas o condenadas a la emigración. Van a nutrir la épica de un futuro inmediato. Relatos como El exilio voluntario, del boliviano Claudio Ferrufino-Coqueugniot, acerca de la inmigración pluriétnica al asalto del sueño americano, vale por todas las excursiones literarias del cosmopolitismo de pega pagadas por Cooperación Internacional o el Centro de las Letras Españolas, con las que no se puede escribir otra cosa que El arte de viajar de gorra.

El esteticismo y el cosmopolitismo empiezan a estar de más, muy vistos, demasiado. La época del Orient-Express y los sleeping-cars queda demasiado lejos. Son millones de personas las que se desplazan en busca de un presente más digno y se juegan con ello la vida. Desplazados, desarraigados por fuerza, burlados por mafias, explotados, despreciados, excluidos, esclavizados. Son los protagonistas de las nuevas crónicas de Indias, aunque no todos vengan de ellas, y van a escribirlas, de eso estoy seguro, y no nos va a gustar lo que cuenten, de eso también estoy seguro".

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De A TOPA TOLONDRO (blog de Ander Izagirre), 30/08/2010

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