Claudio Ferrufino-Coqueugniot
Ha llegado el tren al amanecer. El cuerpo se cansa por tantas horas, y los ojos han olvidado que el día es más que luces de neón.
Vagón de cebollas. 2400 bolsas de 50 libras cada una. Los jefes nos llaman, a Big Mike y a mí, para descargarlas. Hay dos billetes de a cien extras, uno para cada uno.
Primero desayunamos. A las nueve de la mañana, cuando se autoriza vender alcohol, nos proveemos de cerveza. Durante horas, 2400 a mano, una a la vez.
Luego me voy a Tenleytown, a casa, y en el camino miro caer las hojas muertas de otoño, y nada más.
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Publicado en OPINIÓN (Cochabamba), 13/09/1991
Publicado en PRESENCIA LITERARIA (Presencia/La Paz), 22/09/1991
Friday, March 31, 2017
Thursday, March 30, 2017
La Hiena
¿Es ético,
políticamente correcto, nombrar directamente a las personas en un texto que a
pesar de informativo puede considerarse difamatorio? No me interesa, o no en
todos los casos. Si me refiero a que las palabras pueden ser una daga apuntada
al corazón de los rateros en posición de gobierno ¿por qué no?
He estado leyendo
que tal vez en un cercano futuro, cuando el emperador Evo I esté chequeándose
la próstata en Cuba, o la laringe, o el culo, qué más da, Gabriela Montaño
podría aspirar a la presidencia. Todo puede ser en la tierra de Nunca Jamás,
Bolivia, hasta que esta histérica defensora del latrocinio sea coronada como
miss Bolivia con especiales prerrogativas. Cierto que la reina actual, el
incansable de Orinoca, y el eunuco que lo secunda, prefieren guardar las cosas
para sí, pero quién sabe.
Abro la Wikipedia
para informarme de un personaje detestable, ex senadora y actual siempre bien
parada, no con ánimo de arrimar información a una vida por cierto indeseada,
corrupta y servil, sino para tener datos. Pues nada especial, un ser regular,
mediocre, profesional como condiciona la vida, y listo. Lo que yo he visto a lo
largo de los años ha sido un animalejo gritón, lambiscón hasta donde las
posibilidades alcancen; por poco no terminó diciendo que se hiciesen estampitas
con la imagen del pelucón Morales, detentes para portar en el pecho, idolillos
de yeso compitiendo con san Expedito.
Le dicen
vehemencia, pero lo que la Montaño hace es gritar en el estrado y en las
manifestaciones de júbilo por la paternidad, no paternidad, hombría, no
hombría, del Supremo. Ahí, en primera línea, aullando con una boca que dista de
ser pequeña. Ni hablar de las malas lenguas y afirmaciones que no me competen,
sean ciertas o no.
Soy un pésimo
dibujante, caso contrario podría retratarla -y a la larga galería que espero
desnudar en el Olimpo plurinacional- tal como es para mí, con el trotecito
enloquecido de los sirvientes, la cola menuda, peluda y enroscada, y risita de
hiena pronta a devorar carroña.
26/03/17
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Publicado en ADELANTE BOLIVIA, periódico digital, 28/03/2017
Tuesday, March 28, 2017
El código nuclear/MIRANDO DE ABAJO
Hace unos días el
Wall Street Journal, que no es diario liberal, escribía un editorial acerca del
presidente y su tozudez en seguir afirmando que Barack Obama ordenó que lo
espiaran. El texto fue contundente: que cómo podría creerse a Donald Trump
cuando dijera, o diga, que Corea del Norte envió un misil con cabeza nuclear
contra los Estados Unidos y que habría que responder. Ya en programas de
televisión hablan de él como de un “mentiroso patológico”, reafirmando lo que
en su momento sugirió Obama, retratándolo como un embaucador. El Wall Street
culminó su alegato casi advirtiendo, que cuidado no se llegase a pensar, en
medio de tanta falsedad, que el presidente formaba parte de ella.
A pesar de la
sociedad de prensa libre que han sido los Estados Unidos, todavía se guardaba,
desde tiempos de Nixon, una especie de respeto hacia el primer mandatario. No
existe más, tanto periodistas como opinadores ríen abiertamente ante cámaras
con las estupideces a las que el empresario ha acostumbrado al público, y que
son paradójicamente su fuerte entre sus fervorosos seguidores, norteamericanos
semianalfabetos, campesinos, ignorantes, alcohólicos y tarados, aquella masa
que culpa a los inmigrantes de haberles arrebatado el trabajo, cuando la
realidad es que ellos representan una pésima masa laboral incapaz de alcanzar
ninguna meta que implicara esfuerzo y dedicación. Pues bien, ahora el líder
está arriba y el maná habrá de caer desde el cielo para alimentar gandules.
Trump miente a
izquierda y derecha; sus crías lo mismo. La afamada Ivanka que quiere dar a su
burdo rostro de labrador checo aires de aristocracia, está envuelta en oscuras
transacciones en Azerbaiján, por dar un ejemplo. Compra ropa china en
cantidades industriales. Allí no pesa el slogan de “contratar y comprar
americano”. Los amos no se sujetan a normas colectivas, incluso si ellos las
proponen y autorizan.
Es tanta la
incoherencia de esta administración, que tonta y brutalmente intenta ocultar
los conflictos de interés que la pueblan, que cuesta poco comparar a los
Estados Unidos con sus pares venezolano, boliviano, nicaragüense. El imperio
familiar y el negocio, mientras engorde las arcas personales, bienvenido.
Sorprende que un pueblo que parecía en esencia tan patriótico no tenga hoy
ningún reparo en venderse a Rusia si es necesario, o a China o a quien ofrezca
más al Donald que pone luces de color roja sobre la Casa Blanca transformada en
casa de putas para atrapar clientes.
Sin embargo, y
vale en descargo de lo mejor que tiene este país, hay una oposición
inteligente, investigadora, liberal, que cuelga en constante vigilia sobre el
riesgo de convertirse en otra república bananera. Se sabe que existe un dossier
compilado por un ex espía británico que explica con detalle las fuentes del
chantaje ruso hacia Trump, aparte de los negocios petroleros cerrados en
paraísos fiscales a medianoche, y que incluyen videos del depredador sexual hoy
presidente en hoteles de Moscú. O sigues mis instrucciones, dice Vladimir
Putin, o muestro tu culo pelado. Amenaza que debe ser tan escabrosa que excede
la simple exposición de unas nalgas de treinta kilos cada una.
Dossier
mencionado por un representante demócrata de Texas o California el día que
declaró el jefe del FBI en público. De eso no se habla, o no por ahora…
Se está
acorralando a The Donald. El inmenso y real peligro es que para escapar a un
panorama que se perfila duro para él y que quizá le asegure un impeachment y
tal vez la cárcel, Trump apueste por la guerra: Corea del Norte, Irán… con
abiertas posibilidades nucleares. Tendría que pensarlo dos veces: los Estados
Unidos y su tremendo poder militar y tecnológico hasta ahora no han podido
derrotar a grupos tribales afganos o a la insurgencia iraquí. En Vietnam los
arrearon hasta el mar. Pueda que suceda de nuevo.
27/03/17
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Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 28/03/2017
Imagen 1: Caricatura del Columbia Daily Tribune
Imagen 2: Caricatura eslovaca
Monday, March 27, 2017
Muñeca Lewandoski, entre Madrid y Cochabamba
Leí
“Madrid — Cochabamba (cartografía del desastre)” de Claudio Ferrufino
Coqueugniot y Pablo Cerezal en septiembre de 2015. Lectura impactante, que me
hizo escribir unas líneas en Facebook (pobre elección, dirán algunos, aunque me
consuela saber que esta red propició el primer contacto entre los autores) en
las que les agradecía por haberme hecho sentir que conocía una ciudad en la que
nunca estuve y por recordarme en sitios que nunca visité de otra.
Hace algunas
semanas, leí en un matutino local una columna de Claudio Ferrufino en la que
mencionaba que José Ramón da Cruz había realizado un video documental del libro
(https://vimeo.com/202046569), de una manera libérrima (como el mismo cineasta
manifiesta al inicio de su obra), y como confirma CFC, que sostiene que da Cruz
puede apropiarse y moldear el contenido del libro a su gusto.
Afortunadamente
el video, pese a su tan libre interpretación del libro, parece seguir sus
pasos, y al hacerlo lo reinventa, complementándolo con imágenes de las
ciudades, con la voz de sus autores, a través de los ojos de la muñeca
Lewandoski, que en irrefrenable frenesí recorre las letras del libro y las
calles de las ciudades en él retratadas, acaso intentando volverlas una sola,
una ciudad literaria.
CFC se refiere a
ella como a una figura bifronte, lo cual tendría mucho sentido considerando que
son dos ciudades, y dos autores. El bifrontismo se asocia por lo general al
dios romano Jano, e ilustra su capacidad de ver pasado y futuro, de encarnar el
bien y el mal. Símil también válido para el texto.
Sin embargo,
viendo el video, la muñeca Lewandoski parece ser trifronte, y eso
inevitablemente me trae a la memoria a la imagen de Jesús del Gran Poder,
figura divina de gran importancia para la cultura paceña, que en el lienzo
original tenía tres caras que según la iglesia católica representaban la
santísima trinidad, aunque la gente que acudía al templo decía que el rostro de
la derecha representaba lo malo; el de la izquierda, lo bueno; y el del medio,
nuestro propio rostro (siempre una mezcla de los otros dos, supongo).
Finalmente, la iglesia, sintiéndose incómoda por las interpretaciones
“erróneas” sobre la imagen, ordenó pintar sobre ella un solo rostro. Hay
quienes cuentan que varios pintores fueron incapaces de terminar el encargo de
la iglesia, y que más de uno incluso perdió la cordura en el intento.
Como sea, se sabe
que el lienzo original fue traído desde España para finalmente quedarse en
Bolivia, como anticipo del viaje bi/trifronte (ida, vuelta y nueva ida entre
las ciudades) que mucho después mostraría/fundiría a Madrid y Cochabamba ya sea
en papel o en imágenes.
El video no se
aparta de la línea narrativa del texto, tomando como guía fragmentos del libro
para llevarnos a través de la muerte, el sexo, la(s) ciudad(es), las letras y
la ebriedad, mezclando y retomando estas líneas de la mano y el movimiento
frenético de la muñeca, que va recorriendo los refugios feos del
hombre, y apenas se la ve moverse, y sin embargo, se mueve (PC).
Y al moverse nos
muestra la extraña cobardía de PC, ésa que le impulsa al valeroso acto de
cambiar de vida eligiendo para ello su exilio (voluntario, como un título
anterior de su ahora coautor) en Cochabamba, donde encuentra gente que
no es feliz, pues está acostumbrada a sufrir, debido a su carencia de
horizontes, y por eso no es amable. Y nos grita en el movimiento siguiente
que un cementerio no es nada más (ni nada menos) que una ciudad de muertos.
Y a este lado del
Atlántico, CFC nos recuerda que la certeza de la muerte es lo que nos
hace vivir, y tomando la voz de quienes ya pisamos el medio siglo, se
refiere a una vida con más pasado que presente, en la que cabe la
pregunta de cuánto futuro.
Y logra que me
remuerda la conciencia cuando recordando a quien vendía libros (sí, confieso mi
culpa, pues aunque me gusta Sabina, no puedo negarlo todo, mas esgrimo en mi
defensa la extrema juventud de entonces) y lo acusa de ser la estupidez
devorando la memoria.
Y así, Lewandoski
nos invita a escuchar (y en mi caso, recordar, e iniciar la búsqueda de) música
con acento canadiense en las voces de Cohen y Young, nos muestra Madrid desde
el ojo de un ave, y muestra gente cabeza abajo recorriendo sus calles mientras
escucho hablar de migrantes, y pienso en sudacas. Y nos dice que la literatura
es un oficio y una necesidad, y me pienso escribiendo estas líneas en lugar de
trabajar.
La edición
boliviana de Madrid-Cochabamba, tiene en la contratapa un comentario que afirma
que el libro es un ameno puente entre dos realidades vinculadas por el amor a
la palabra.
El video adorna y
enriquece de imágenes y voces ese puente.
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De ENTRE LETRAS (BLOG DEL AUTOR), 26/03/2017
Friday, March 24, 2017
La guerra civil/BAZAAR
Siberia: bosque,
tundra, estepa. Guerra civil; los trenes del almirante Kolchak vuelan con carga
de muerte. En ellos se acaban los prisioneros bolcheviques, lamiendo la negra
nieve del piso de los vagones.
Noche. Leo el
texto de un escritor kasajo acerca de aquel tiempo. Nieve blanca y profunda,
como mis botas hundidas en el invierno de Denver. Antes era la historia de la
guerra en el oeste y el sur: Denikin y Wrangel. Páginas de Isaak Babel y de
Alexei Tolstoi. Ahora la vida se ha movido a oriente, al otro extremo del mundo
ruso, un paisaje que observé en documentales, leyendas, en las imágenes de Derzu Uzala, de Kurosawa. Siberia solo
era un crepúsculo cochabambino, trece años atrás, de calientes sombras. Entonces
fue delirio intelectual y amor. Ha pasado mucho y no interesa más contarle a
mujer alguna historia soviética.
Estábamos en
Kolchak, Dios no lo tenga en su gloria, y en su guerra del fin del mundo. Su
sueño de zar negro se terminó. No importa quienes lo siguieron, solo captar la
agonía de la batalla en el espacio sin límites. Pelear con referencias
geográficas puede aceptarse, la visión de una montaña, de un montículo
siquiera, pero en Siberia no.
Tierra infinita.
Vivir allí, peor morirse, debe ser castigo eterno. Imaginar las horas, días,
los muertos en medio del extenso hielo… La guerra es horrible de por sí, pero
esta noche he tenido la sensación de que si fuese soldado rojo, en la Rusia
posterior al 17, si me diesen a escoger, preferiría morirme en Polonia,
corromperme al abrigo de los monasterios, bajo la observancia de los rezantes
judíos, que acabar en la estepa siberiana, preludio de nada.
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Publicado en
OPINIÓN (Cochabamba), 19/07/1996
Imagen: Soldados
campesinos de Kolchak
Tuesday, March 21, 2017
El fin de nunca acabar/MIRANDO DE ABAJO
Claudio
Ferrufino-Coqueugniot
Años van en que
se esperaba la entonces “inminente” caída de los regímenes populistas en Sudamérica. Mucho ha ocurrido y en
realidad poco. Dilma fue expulsada pero Lula, que debiera estar preso con un
par de décadas de cárcel encima, sigue libre y disfrutando los frutos del
latrocinio.
Ni hablar de
Venezuela, donde Nicolás Maduro baila en la cuerda floja, se supone, y sin
embargo, con sus asociados, se da vida de sultán y que bien nos vaya al resto.
¿De dónde la máquina oxigenadora que les permite seguir vivos? La falta de
institucionalidad es la respuesta. En países como Brasil y Argentina aquello
pareció pintar mejor y sin embargo el lodo que golpea como péndulo entre
izquierda y derecha moja a todos, o casi. Resulta que al no haber decencia a
simple vista lo más inteligente es remover la sopa solo para que no se queme y
no para servirla. Pecaríamos de ilusos al creer que gente como Macri o Temer
habría inclinado la balanza. Eso diferencia al sur del norte, Estados Unidos,
donde un patán de feria intenta socavar lo poco o mucho de sólido que tiene la
democracia norteamericana. A diferencia de aquellos detrás del río Bravo existe
allí una larga serie de notables de quienes se puede asegurar honestidad, al
menos.
El caso boliviano
va por ahí. Cuando las cosas semejan acorralar al régimen este escapa del
abrazo como pez gato, de esos que se alimentan de desperdicios en el fondo.
Algo sin aparente fin, término. Cualquier cosa puede salir en prensa para
desprestigiar al líder y no solo se mantiene este incólume sino afianzado por
la masa estupidizada. La crítica urbana, así la creyésemos mayoritaria, no
tiene el peso necesario para siquiera investigar los flagrantes actos de
corrupción; mucho menos para cuestionar la permanencia de los amos en el poder.
Ausencia total de una oposición seria, ausencia, otra vez, de líderes probos y
valientes, da largas al asunto, y no será extraño ver al dúo dinámico,
Morales-García, abriendo los festejos del bicentenario.
Horas ya en que
una comisión de representantes del congreso norteamericano hace preguntas al
director del FBI y de la NAS, respecto al “espionaje” de Obama sobre Trump y de
las relaciones del presidente actual y sus asociados con Vladimir Putin y
Rusia. Cierto que el interrogatorio es ferozmente partidista y que los
republicanos quieren centrarse en cosas adyacentes al tema principal (que puede
incluir traición a la patria y negocios ilícitos de míster Trump con los
oligarcas rusos), pero al menos se airea el conflicto para el público. Es obvio
que la chusma “trumpiana”, de escasísima educación y que lleva Biblia y pistola
en los calzones como única fuente de conocimiento sacará conclusiones de pobre
análisis, pero hay gente, mucha, en el país que podrá definir con claridad de
lo que se trata. Es indudable, diré aunque no sea políticamente correcto sin
pruebas aún definitivas, que la mafia familiar Trump y Compañía ha tomado la
elección como un negocio particular y lo está haciendo de maravilla. Mientras
el asno mayor distrae a la opinión pública con ñoñerías y estulticia festiva
para las masas, el dinero fluye en inundación a su bolsillo.
En la América
“abajo” de vez en cuando hay voces que se levantan, desde hace no mucho debo
decir en el caso boliviano, porque antes, pocos años atrás, esa tertulia
vociferante -hoy opositora- que incluye políticos, opinadores y periodistas
tomaban como pecado cuestionar al señor Morales y al “proceso” en nombre de una
parodia de democracia. Está bien, supongo que existe alguna capacidad de
aprendizaje en ellos que los llevó a convertirse; eso espero. Sin embargo,
duele pensar que se está tejiendo una caída para levantar otra trama igual de
corrupta del otro lado. Quizá, retomo a la pérfida China comunista para ello,
se necesitará pasar por las armas unos miles de corruptos para aliviar en algo
la alcantarilla. Habría que considerarlo.
20/03/17
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Publicado en EL
DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 21/03/2017
Imagen: La Avaricia/Jacques Callot
Monday, March 20, 2017
Puerta que se bate de noche/VIRGINIANOS
Claudio
Ferrufino-Coqueugniot
Estoy despierto
ya tres horas. Me levantó un golpeteo, leve y continuado, en el primer piso.
Era una puerta entreabierta y había intenso viento en el invierno exterior.
Salí del dormitorio para cerrarla, pero me detuve antes de bajar las gradas.
Oscuridad completa y el sonido y el viento siseando. Me paré al pie de la boca
que descendía. Quieto, imaginaba las horrísonas formas de los árboles en el
jardín. Imaginé los gatos que caminan las casas, sus ojos brillando. No bajé.
Aquella puerta seguía. La oía sentarse en las sillas, acariciar los cubiertos
sobre la mesa, tocar las campanillas afuera. Vi su boca de angustioso hielo y
preferí echarme en cama, pensar en otras cosas.
Toc, toc, toc...
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Publicado en OPINIÓN (Cochabamba), 20/03/1990
Publicado en VIRGINIANOS (Los amigos del Libro, Cochabamba, 1991)
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Publicado en OPINIÓN (Cochabamba), 20/03/1990
Publicado en VIRGINIANOS (Los amigos del Libro, Cochabamba, 1991)
Thursday, March 16, 2017
Regalo de cumpleaños con trampa para ratones
Y ahora viene mi
problema ¿dónde le dejo el regalo? porque en la rotonda, no, que hay mucho
"shoriso", que diría mi moreno. Aunque igual no venía mal, porque es
una trampa para ratones.
¡Ya he fastidiado la sorpresa! Cagontó, que esta boca mía no puede mantenerse cerrada ni para ésto.
Bueno, pues ya desvelado el secreto, se lo envío por las ondas, que son grandes y muchas y chulas, a veces, sobre todo las que vienen de esa, su dirección. Además, me ahorro el papel de regalo, que la vida está muy achuchada y no estamos para despilfarros.
Oiga, me asalta una pregunta ¿57 años no son demasiados?, ¿no se habrá equivocado el calendario y pasado más de la cuenta con su persona? porque yo suponía unos cuantos menos para usted. Aunque, bien pensado, mejor así, que los años sólo sean un mero paso de tiempo, absurdo y ridículo y que nosotros vayamos a nuestro ritmo.
Ahora, que escribo todo esto, la trampa para ratones me parece cutre y nada recomendable, pero no me la cambian porque está usada. El queso me lo he comido, ya que sólo tenía un pequeño mordisquito y el ratón ya había muerto, además, era del caro (el queso, no el ratón, sino también me lo hubiese comido). Ya le dije que la vida aprieta, a veces, por eso no puedo regalarle un barco de vela, cruzando la bahía. Tampoco un ramillete de violetas, porque llegarían mustias y chuchurrías, ni una afeitadora, que usted lleva bigote y estas máquinas del infierno se pueden volver locas y afeitar todo lo que encuentren a su paso, digo yo.
Bueno, ahora ya sé cuándo nació. Veré lo que puedo ahorrar, de aquí en un año y a ver qué pasa en el próximo cumple. Llévese, también, un abrazo y un beso de la vieja, vieja, vieja máquina de coser, que parezco hoy. Feliz día, caballero.
P.D. Ahora traduzca todo el localismo de esta felicitación. ;)
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Paz Martínez en mi cumpleaños, 13/03/2017
¡Ya he fastidiado la sorpresa! Cagontó, que esta boca mía no puede mantenerse cerrada ni para ésto.
Bueno, pues ya desvelado el secreto, se lo envío por las ondas, que son grandes y muchas y chulas, a veces, sobre todo las que vienen de esa, su dirección. Además, me ahorro el papel de regalo, que la vida está muy achuchada y no estamos para despilfarros.
Oiga, me asalta una pregunta ¿57 años no son demasiados?, ¿no se habrá equivocado el calendario y pasado más de la cuenta con su persona? porque yo suponía unos cuantos menos para usted. Aunque, bien pensado, mejor así, que los años sólo sean un mero paso de tiempo, absurdo y ridículo y que nosotros vayamos a nuestro ritmo.
Ahora, que escribo todo esto, la trampa para ratones me parece cutre y nada recomendable, pero no me la cambian porque está usada. El queso me lo he comido, ya que sólo tenía un pequeño mordisquito y el ratón ya había muerto, además, era del caro (el queso, no el ratón, sino también me lo hubiese comido). Ya le dije que la vida aprieta, a veces, por eso no puedo regalarle un barco de vela, cruzando la bahía. Tampoco un ramillete de violetas, porque llegarían mustias y chuchurrías, ni una afeitadora, que usted lleva bigote y estas máquinas del infierno se pueden volver locas y afeitar todo lo que encuentren a su paso, digo yo.
Bueno, ahora ya sé cuándo nació. Veré lo que puedo ahorrar, de aquí en un año y a ver qué pasa en el próximo cumple. Llévese, también, un abrazo y un beso de la vieja, vieja, vieja máquina de coser, que parezco hoy. Feliz día, caballero.
P.D. Ahora traduzca todo el localismo de esta felicitación. ;)
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Paz Martínez en mi cumpleaños, 13/03/2017
Tuesday, March 14, 2017
Vicepresidentes poetas y microondas espías/MIRANDO DE ABAJO
Claudio
Ferrufino-Coqueugniot
Fantasy Land, la
tierra de la fantasía, ese es el mundo donde viven los populistas, quienes
inspiran alucinaciones en los que los siguen y que son muy prácticos a tiempo
de hacer dinero... y esconderlo.
Lo de los
microondas espías viene de una entrevista esta mañana a Kellyanne Conway,
asesora senior de míster Trump. Como resultado de todo el revuelo que causó la
imbecilidad del presidente acusando a su antecesor de espionaje, denigrándolo
con adjetivos, se instaló una comisión investigativa que hoy lunes debe
reportar lo ya sabido: que no existió tal cosa. Resulta ahora que Trump tendría
que disculparse pero no lo hará, su notoria relación con Wikileaks y los rusos
hizo aparecer un reportaje en el sitio este donde se anunciaba que habían sido
hackeadas un gran número de páginas de la CIA relacionadas con pesquisas. Era
obvio que algo así tendría que suceder, dado que la afirmación de Trump acerca
de Obama era falsa. Entonces se presenta Wikileaks y dice que la CIA suele
utilizar cualquier aparato cercano a las personas para espiarlas. Con ello se
aseguró una plataforma que le impedirá la disculpa; siempre podrá decir que
“cree” que lo fisgoneaban incluso desde sus toallas íntimas. Hecho. Borrón y
cuenta nueva y a por la próxima mentira.
Pues la señora
Conway dijo que hoy hasta los microondas se convierten en cámaras, afirmación
que amplía la sospecha, suya, de Trump y del resto del mundo, hasta niveles
inimaginables, casi hasta donde sería imposible investigar. Pronto incluso el
perro de casa, dormido o pidiendo tímidamente comida, será un peligroso agente
provocador. La Ojrana, refiriéndome a la Rusia zarista, con exponencial
infinito. A Conway, áspid ducho en mendacidades, ni se le movió la cara ante el
embate periodístico.
Los populistas
suelen nutrirse primero del miedo y luego de la estupidez.
Yendo hacia un
lado más gentil del populismo, al sur esta vez, me envían un abominable escrito
del vicepresidente de Bolivia acerca de la Belleza, con mayúscula. Tira como se
tiran los dados del cacho, al azar, el nombre de Kant. Creo que no de otros
porque quizá temió extralimitarse si ponía al quisquilloso alemán junto al
ríspido Verlaine. Podía haber tratado con Bécquer para pisar terreno más firme,
pero ni así hubiese tenido la aprobación literaria de un muchacho de doce años.
Comprendo que quiera ser amable con la mujer que carga su hijo, y que él la ve
con ojos con que otros no la verían; es su derecho. Pero el estar en una alta
posición de gobierno no da carta blanca a la vanidad, porque no otra cosa es el
mamarracho aquel, no un verso de amor sino la expresión “magistral” de quien se
siente por encima de los otros, de los mortales que lo idolatran (otros no) a
los que no tocó el genio. Trató de matar dos pájaros de un tiro: su mujer y
refregar en el rostro del pueblo que reclama como suyo la corona de laurel
impuesta por sí sobre sí en nuestro Olimpo de sequía y mugre.
El maestro Isaak
Bábel reclamaba por el derecho a escribir mal. Esto es otra cosa, un insulto al
buen gusto, un desaire a la probidad, disminuir al ya disminuido ciudadano obligándolo
a digerir sandeces. Claro que lee quien quiera leer; incluso así, de todos
modos.
¿Cómo salimos de
la fantasía, del universo que hace creer a los gobernantes que por vestir
cualquier inmunda medalla disponen del tiempo y el beneplácito de los otros?
¿Cómo escapar de los microondas con ojos (ya tiré el mío al basurero y ahora no
sé cómo calentar esta tortilla) y de las cervezas que al beberlas me leen
labios y pensamiento? Carajo, este mundo no es el que era y el único que puede
protegerme es el líder; mejor me acojo a él.
Así estamos, con
patrones que nos castigan con maquinarias de cocina o con versos similares, con
perdón de cocineros, gastrónomos, sibaritas y borrachos.
13/03/17
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Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 14/03/2017
Dibujo: Kant-inflas por José María Carro López
Thursday, March 9, 2017
Claudio Ferrufino-Coqueugniot, un escritor cosmopolita
Claudio Ferrufino es un escritor desprejuiciado en sus Diarios
Virginianos. Se explica ello porque su anhelo fue ser marinero y absorbe
influencias exóticas a nivel de piel. Salir de una sociedad hostil y
provinciana para permearse de Nueva York a Singapur, no solo con las corrientes
marinas sino también con las pictóricas. Por algo la belleza está en las
mujeres y el mar.
Realizó su libro en Arlington, Virginia, le agradó la literatura, gente y
pintura rusas. Desde Gogol a Malevich y su ejército ruso, buscó no solo ser
ciudadano del mundo, sino también llevó sus hermosas montañas consigo y una
pasión mística, buscando el modelo y compendio del universo en la literatura,
para desafiar las convenciones como Diógenes y su linterna mágica. Son las
visiones tragicómicas donde él ve la forma de las cosas. “De qué reímos…
aquello que mortifica no es más que miseria. Se habita el caos”. Dolor de
lejos, dolor de amar, los sin Dios, frases que elegimos al azar nos dan una
idea del escritor. Ahora veamos su libro, sin dejar de lado el magistral
prólogo de su hermana donde nos habla del artesano de la imagen, de que todo
secreto radica en estar solo y el mundo hay que tomarlo con soda porque de por
sí es veleidoso, como las palabras o las velas de un barco ilusorio donde iban
Joseph Conrad u Horacio Quiroga.
En este mundo remendado reparamos en Tamerlán y su inconstante fortuna,
en las serpientes venenosas del Paraná, en los “avatares hebreos” del Disraeli
asiático, en el dolor de tren o barco, en la blonda Carol, la de “uno de esos
días me extrañarás”, en las prostitutas sagradas de Bataille, las aureolas del
castillo de Baltimore, en el conjunto del zoológico londinense, las piedras
sagradas de Australia, el tango para la tía que se quería tanto, en la desacralización
del rock and roll.
Desde Praga a Cochabamba sentimos el fervor de los gitanos que no
demandan coherencia cuando una isla no está en el mapa de la jungla olvidada
camino a la tierra prometida, en tanto que en Washington “el arte es ya menos
que un zapato. Edward Munch ha muerto”. Seguimos adelante y nos toca vivir la
pesadilla de Kurosawa como si fuese cotidiana. El poder ya no tiene misterios
para los abatidos literatos, ha dejado de ser sagrado y se ha vuelto profano
como el ejército ruso y lo ha hecho a través del lenguaje. Pero el aquelarre
continúa en los medios de masas, donde la Pachamama convive con lo novelesco.
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Publicado en CORREO-LOS TIEMPOS, jueves 17 de octubre de 1991
Tuesday, March 7, 2017
Trump, mexicanos y judíos/MIRANDO DE ABAJO
La profanación de
tumbas judías, amenaza de bombas, violentos graffitis, muestran que en el
círculo interior del presidente Donald Trump se han afincado, y afirmado,
corrientes ideológicas que recurren a la vieja retórica nazi de la conspiración
judía. En el área personal, resulta incongruente que el individuo más poderoso
del mundo tenga como yerno a un hebreo cuyo abuelo se salvó del exterminio
huyendo del ghetto de Novogroduk en la entonces Bielorrusia, el mismo que
ostenta una alta posición en el gobierno hoy y que se fotografía sonriente con
el notorio neonazi Bannon quien rige el pensamiento del casi discapacitado
hombre de negocios entronizado como supremo líder.
Por otro lado
está la aversión en contra de la inmigración mexicana, latina por extensión,
dejando de lado por ahora su también resaltante islamofobia. México es una cosa
y la amenaza judía otra; ambas se manejan a dos niveles muy distintos. Los
judíos no pueden ser catalogados y mostrados como sus pares mexicanos por diversas
razones: número, y la mimetización de los últimos en un crisol universal fuera
de pasaportes y nacionalidades. Los judíos representan el tejido muy fino,
financiero sobre todo, que supuestamente corrompe y se apodera de la sociedad
expuesta hasta hacerla dependiente de su propia agenda, algo que los
inmigrantes mexicanos están lejos de conseguir, y desear, como una unidad
dispuesta a protegerse dentro de un círculo cerrado. En esos términos, la
“conspiración judía” implica mayor riesgo y enfrentarla en un siglo que en
apariencia ha superado los ardores fascistas se hace complicado. Así lo
desearan Stephen Bannon y sus furibundos asociados, por el momento no habrá
hornos crematorios ni estrellas de David cosidas a los vestidos.
México, y lo que
viene de cola al sur de su territorio, es un virus invasivo que terminará, en
eso no se equivocan los “trumpistas”, rediseñando la imagen de los Estados
Unidos aunque no una idea primigenia de tierra abierta, pensada –claro- sin
imaginar la existencia de este rodillo mestizo e imparable que trae otra
cultura, otra lengua y que semeja interminable. Así como los pictos, escoceses
hoy y “mexicanos” del imperio romano ayer, atravesaron el muro de Adriano y
expulsaron al invasor, así la herencia india, juntada a la sangre traída por
España, reconquistará a decir de “la raza” algo que siempre fue suyo y
temporalmente arrebatado por pálidos y tenebrosos forasteros cuya afición al
dinero, tanto como la ibérica pero más organizada, era desconcertante.
La mácula hebrea
es muy difícil de señalarse y discriminar. Estados Unidos está plagado de esta
resistente raza (religión) que ha conquistado lugares prominentes en el
panorama nacional, incluso dentro de la administración Trump, lo que haría
inviable el ataque frontal. Queda la cuestión “filosófica”, la prosa demencial
de la ultraderecha que no ha de cesar en mostrarlos como el origen de toda y
cada desgracia. Se llega hasta la inimaginable situación en que los neonazis
norteamericanos toman postura dentro del drama palestino y votan por Israel,
negando los fundamentos hitlerianos de sus aspiraciones.
El pueblo
trabajador, otra cosa no es México en los EUA, resulta presa más fácil, a pesar
de que a la larga el asunto guarda peligro inminente y superior porque se trata
de la suplantación de la dominante población blanca por otra que ha venido a
recuperar lo suyo y apoderarse de lo propuesto y logrado por los otros. El
problema radica en que esta amenazante muchedumbre se ha vuelto imprescindible
para la supervivencia de los futuros damnificados: sin la mano de obra latina
simplemente Estados Unidos dejaría de existir. Desean inútilmente oponer su
propia gente: maleada, pervertida, viciosa, perezosa, mimada en su miseria, a
la pujante juventud que sube de la geografía abajo.
Dilemas de un
monstruoso ego; brazadas de moribundo.
06/03/17
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Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 07/03/2017
Imagen: Goebbels
Wednesday, March 1, 2017
Carnaval: el agua de la violencia y la nostalgia/MIRANDO DE ABAJO
Aunque no se crea
hubo agua en Cochabamba, mucha. Cala Cala, en donde manaban vertientes que
corrían abajo y se canalizaban en acequias por donde los niños dejaban correr
ramas como armadas invisibles, era exuberante. Cala Cala, mala fama tenía el
barrio, de violadores y puñeteadores. Sería porque la ciudad apenas descubría
el velo de su pasado provincial, de pequeñas vendettas y largas siestas.
Verde de musgo,
roja de sangre. Cala Cala, palabra aymara que me dijeron qué significaba y lo
he olvidado.
Y Carnaval, la
letanía de esperar los carros cargados de gente para aporrearla con globos
infernales. La delicia de meter uno por un vidrio roto del colectivo de la
línea 3, y escuchar los gritos aterrorizados de los pasajeros. Casi un coche
bomba de Bagdad. Locura no era sino placer, el mismo de corretear estudiantes
de delantales blancos y mochilas hechas por los talabarteros de la calle
Esteban Arce y arruinarles el día, los cuadernos, el cuero, el cabello:
humillación total.
Nosotros éramos
modestos, un grupo de muchachos “bien” de la hoyada, del pujru que todavía
podía considerarse parte de la zona. Subíamos con bolsas de plástico llenas de
coloridos globos, feos, grandes y de formas espantosas los de producción
nacional, y los Bombucha, argentinos, que brillaban y eran redondos, uniformes,
precisos para entrar en la palma de la mano y arrojarlos lejos, lejos, al
rostro de una señora vieja que tuvo la desdicha de asomarse por la ventanilla.
¡Cuidado, que están mojando!
Las dosis de
violencia, y de placer (habrá que aceptarlo), variaban. Nunca llegamos los de
la Obispo Anaya abajo a la malévola sofisticación de poner los globos en el
refrigerador para casi congelarlos. Pero lo vi. Piedras ya, como de diamante,
que abollaban los costados de las camionetas huyendo. Si te daban en la cabeza,
pues, podía ser tu pasaje carnavalero hacia la muerte.
De las barriadas
salían los jóvenes, casi privadamente hombres, y se alineaban en ambos costados
de la avenida Libertador Bolívar, desde la plaza de Cala Cala, que era palabra
mayor, de peligroso acceso, hasta el puente sobre el Rocha, la placita del
general José María Córdova, colombiano de la independencia, con baldes, globos,
chisguetes, y lanzachorros hechizos que los artesanos de la pobreza fabricaban
para quien no podía comprar uno chino en el mercado. Así, por horas, de la
mañana a la tarde, atormentando a quienes querían vivir normalmente y
disfrutando de las comparsas que adrede pasaban en carros para ser atacadas y
hacer de la fiesta un jolgorio.
Volvemos al agua,
especie ya extinta en Cochabamba. Cuando se acababa la provisión de globos los
vecinos con gusto abrían sus patios y dejaban inflar otros en inolvidables
pilas de bronce en medio del pasto. Eso sería imposible hoy; se restringe la
ducha y un miembro de la familia orina encima del desecho del otro para
ahorrar.
La ciudad es
famosa por la “guerra del agua”, cuando el líquido comenzó a convertirse en
trágico. Estas, las de antes, eran también guerras del agua, con agua, y han
quedado como pinceladas de Jorge Manrique que antes fue mejor, verde al menos,
húmedo, cuando había musgo creciendo en las paredes de concreto del canal
calacaleño. Heredamos polvo.
He pasado en
posteriores carnavales por allí, por cada una de las cuadras y nada. Silencio.
La plazuela de Cala Cala no es ya la de El Dumbo, maleante cuya hazaña de
meterle un plátano en el trasero a su novia lo convirtió en mito; ahora (y
entonces) venden jugosas salteñas sin par. Los peleadores callejeros pueblan
asilos y tumbas. Hay una iglesia por encima de donde debieron estar las
vertientes. Automóviles coreanos y taiwaneses pelean por espacios ridículos. Sé
que ayer no es hoy, pero cuesta digerirlo, y peor delinear los límites entre el
gozo y la maldad con tantas horas entremedio.
28/02/17
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Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 03/02/2017