Wednesday, March 30, 2016

Propiedad de Jesús/MIRANDO DE ARRIBA

Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Esta mañana llevaba a mis hijas a la escuela, como siempre lo hago, y, como siempre también, para eludir el denso tráfico de las siete y media me desvío por una iglesia bautista cercana. Las iglesias norteamericanas tienen afuera de los edificios una especie de cartelera donde además de poner las horas y el nombre del sermoneador cuelgan mensajes diversos, desde su apoyo a las tropas -pobrecitas- norteamericanas que se refocilan en sangre en el Oriente Medio, hasta juegos de palabras con intentos de inteligencia, amén de gigantescos letreros pintados que rezan "bienvenidos los pecadores", lo que da lugar a la suposición de que más que de lugar bendito esos centros espirituales tienen ansia de pecado.

Retomo el relato. Hasta ayer no había problema en pasar por allí; los mensajes no me iban ni me venían; finalmente, el tiempo que dispongan los pastores o sus ayudantes para estos ejercicios seudoliterarios al aire libre son de su exclusivo arbitrio, no del mío. Sin embargo, hoy, las letras llevaban un sentido más concreto, que aquel suelo que hollaba mi automóvil se había convertido en tierra de Dios. Decía, textual: "usted ha entrado en propiedad del Señor", lo cual me pareció ofensivo y altanero, con incluso un dejo de amenaza. De pronto esas líneas de parqueo de carros, un par de flechas direccionales y etcéteras, perdían su ocupación práctica para convertirse en un campo minado donde el menor susurro contrario a la opinión de los dueños podría causar explosión.

Si algún respeto he tenido por Jesús, el Cristo, ha sido por su pobreza, mas de pronto en la opulenta América, hacen comprar al lóbrego e indigente nazareno bienes raíces y lo convierten en burgués, que pregona encima de ello la cantidad y la extensión de lo que posee.

Me pregunté, no me lo dijeron, si siendo yo como era sería permitido para mí el pase por aquel espacio ahora sacralizado, como santos serán los Cadillacs que se paran allí, y las viejas con bibliecitas negritas y los viejos con recuerdos de los buenos años en que con libertad se podía ahorcar unos negros.

Este siglo veintiuno aparenta dureza; nos quieren colocar entre espada y pared, demarcando tierras los protestantes y los católicos erigiendo un papa de la Luftwaffe. Hacemos el quite a la línea de demarcación, como sano que evita el contagio, y seguimos camino por en medio de un grupo de apartamentos.

La niña mayor escucha Achtung Baby, de U2; la otra Pink Floyd, y el chofer que conduce y escribe al mismo tiempo, al lloronostalgioso eterno Favio.

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Publicado en OPINIÓN (Cochabamba), 26/04/2005

Tuesday, March 29, 2016

Este oficio sí me agrada, mandandirundirundán/MIRANDO DE ABAJO

Claudio Ferrufino-Coqueugniot

El pobre chico venido de los amores anormales de un tipo ya maduro y una menor de edad, hijo del dicho presidente, ha pasado de un estado más o menos normal al de brucolaco, que en la tradición griega es un ser que vaga entre la vida y la muerte, amén de otras características, a cuál más dramática, incluyendo el vampirismo. No sabemos detalles, solo que a costa de él, muy seguro a su pesar, se han tejido historias de zombies, de muertos vivos, Made in Bolivia, donde el hozar de Evo Morales entre el hembraje local, junto a una enrevesada tramoya de millones, nos ha convertido en los hazmerreíres del siglo XXI.

Alrededor de las partes pudendas –y nefandas- del líder supremo, se agolparon en forma de falda, según retrataba un hábil caricaturista, una horda de alcahuetes con ánimo de fiscales, ministros, diputados, o, ya que se caracteriza el régimen plurinacional por su “respeto” a las mujeres: fiscalas, ministras, diputadas, mariscalas, generalas y etcéteras… también etcéteros, seamos justos. En el bodrio carnavalero no caben ya géneros porque de acuerdo a las malas lenguas existe en la Bolivia “socialista” un coito ininterrumpido y, llamémoslo, ambiguo, que haría envidiar a las suecas y a Calígula, tanto que -otra vez, se dice- los moteles se han transformado en aviones y las curules (porque es la silla curul, femenino) en culules, valga el neologismo en su acepción directa.

Pues utilitaria ha sido la aparición de la señorita Zapata y sus dotes de amante, quizá con lamento de víctima, para ocultar el robo en el Fondo Indígena por citar ejemplo. Aparte, a manera de confundir más y continuar echando humo, el tonto de García Linera profiere tales sandeces que ya ni sabemos si es burla, retraso mental, masturbación, abuso, estupro, violación, sentina, chiquero o qué. El drama ha alcanzado condiciones bíblicas. La Sodoma plurinacional, la Gomorra masista, evista, crece con hambre cernícala y envuelve al todo de la sociedad. Cuando pesa sobre la multitud un espectro maloliente y enfermo se pierde no solo la confianza, también la dignidad. El resultado de diez años de Evo Morales se reduce a un simple y burdo excremento de elefante.

Apenas parece agotarse el amañado y oscuro recurso filial (¡qué tremendo tener un padre cobarde!) regresan a la cantaleta chilena, al Silala, ahora, y la Corte de La Haya. Se ha tildado de todo en las redes al individuo presidente, desde pedófilo y pederasta hasta cosas de tono rayano en lo innombrable. Pero el tipo sigue aferrado al trono, no quiere dejar por nada la mamadera del poder que le ha dado acceso al erario colectivo y a asuntos carnales. Es porque manda, no manda porque es, y de ahí nuestro drama: condenados al arbitrio del zángano vanidoso de las mil y quinientas noches.

Se quiso distraer a la gente, que al fin se dio cuenta que nada de lo que se decía era cierto, y que ninguno de los cabecillas se asomaba a un esbozo de lo que juraban ser. La embarraron en parte a propósito y en parte porque poco se puede esperar del coeficiente intelectual de la oclocracia reinante. Interminable galería de payasos, y payasas, con o sin sombrero, opinaron. Nunca se vio mayor malgasto de palabras.

Creo que alguna vez Evito Morales invitó a Bolivia al cineasta James Cameron, que no vino. Cameron debiera venir, tendría inmejorable material con esto del niño que nace, crece y muere, que muere, crece y nace, que no nace pero muere, que crece sin nacer y muere sin crecer. No es trabalenguas sino vudú del presidente Morales utilizando carne y sangre propias, o tal vez el brucolaco tampoco tenga volumen ni líquido. Charada sin resolución, orbe del matemático vicepresidente que afirma, con dedos y gestos que observa con cuidado en el espejo, que dos y dos son tres. Este oficio si me agrada, mandandirundirundán.
28/03/16


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Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 29/03/2016

Imagen: Francis Bacon, 1972

Tuesday, March 22, 2016

Réquiem por La Habana/MIRANDO DE ABAJO

Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Pedí autorización del Departamento del Tesoro para viajar a Cuba. Presenté los documentos relacionados con la cultura que supuestamente me lo permitirían y nada: la negaron. No me iba a quedar así y, con Ligia, tomamos un avión hasta el D.F. mexicano y luego a Cancún. Una visa en papel, que costó diez dólares, nos permitió viajar sin rastro hasta La Habana.

Antes de llegar comenzaron a fumigar el avión, debajo de los asientos, arriba, los baños. Era la primera vez que nos fumigaban adrede con alguna substancia química perfumada. El altavoz decía que no nos preocupáramos, que era protocolo para Cuba.

De entrada se notaban las carencias, Luego del idílico mar verde del Caribe mexicano, se nos ofrecía lo descascarado de una sociedad angustiosa, dramática veinte años atrás. Pasada la aduana de rutina, dos personajes me señalaron y dijeron que querían entrevistarme. La “entrevista” consistió en qué venía a hacer, dónde me hospedaría, cuántos dólares tenía conmigo, en qué trabajaba en los Estados Unidos. “Servicio secreto”, pensé, y recordé el mito de la eficiencia del espionaje cubano, pero… aquellos agentes anotaban todo con un medio lápiz mal tajado y en papel usado de oficina; sería un esbozo de rutina también. Luego me dejaron ir y se cebaron sobre un noruego con patas de rana que obviamente venía a bucear.

Llegamos al hotel en El Vedado. “Aquí se alojaron Juan Ramón Jiménez y Gabriela Mistral” rezaba un cartel con fechas. Me alegró. Por la ventana se miraba un elefante blanco soviético, antiguo y altísimo edificio. Parecía un esqueleto devorado por la roña. En el aire flotaba el encanto del poeta favorito de mi madre.

Llueve sobre la cabeza de la suegra de Barack Obama mientras rememoro y veo en el noticiero pormenores de la visita del presidente negro. La Habana, se lo decía a mi madre que amaba Buenos Aires, es una de las más hermosas ciudades del mundo. Piedra monumental en forma de catedrales y fortalezas. La ceiba del principio de España. “El mejor capuccino que he tomado en mi vida”, afirma mi mujer paulista… poco saben de café los brasileros… En la Plaza de Armas rebuscamos entre chucherías la herencia de la conquista y la colonia. Compramos una cabecita de esclavo en plomo, de un par de centenas de años, una biografía de Eisenstein por Viktor Shklovski y otras cosas. Nos muestran una escultura de John Lennon pero no vinimos a ver al beatle. Mejor, años ha, retratarme al lado del bronce de Benny Moré.

A la suegra de Obama le regalan flores rojas; rosas blancas a su mujer. Raúl Castro no lo espera. Es un típico desaire latinoamericano que todavía hace efecto entre las jaurías izquierdosas. Masturbación, porque nadie con el ansia de los Castro por este momento; en serio.

Lo que tenía que decir de Cuba lo dije en su momento. Fue un tiempo de inmensa alegría. Oculté cosas por vergüenza, porque me pareció traicionar a una gente que había sido magnífica en su recepción y cariño. Lo sigo creyendo. Los males del régimen no tocan lo fraterno.

Hay un dejo satisfactorio y triste al pensar que se estuvo en cierto lugar condenado a desaparecer. No hablo de revolución sino de la suma de factores que moldearon la Cuba contemporánea, ruidosa, feliz, engañada y orgullosa. No la volveré a ver como fue, ambivalente, colgando de un hilo, pedigüeña e largamente dadivosa. Va con su música, con la imborrable imagen de un vetusto bar de Cienfuegos donde negros viejos bailaban danzón, danzaban bailón.

Ahora, y según lo previó con genio Alen Lauzán, artista cubano en Chile, el Hombre Araña se ha encaramado sobre los brazos de José Martí y comienza otra historia. Mejor y peor, de acuerdo a la costumbre de cualesquier matrimonio.
21/03/16


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Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 22/03/2016

Imagen: Alen Lauzán/El hombre nuevo araña

Wednesday, March 16, 2016

Kronstadt, 1921/EJERCICIOS DE MEMORIA

Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Marzo de 1921, la guarnición de Kronstadt se rebela contra el régimen comunista.

La guerra civil ha terminado: Koltchak y Denikin han sido derrotados. El barón Wrangel también. El hambre y la miseria posados sobre Rusia le dan al país un aspecto sombrío.

A pesar de todo hay alivio. Se espera con ansias la reconstrucción y la gente quiere cooperar. De igual manera se aguarda el fin de las restricciones de tiempo de guerra. No sucede así. El gobierno de Moscú se endurece más y son los obreros de Petrogrado los primeros en protestar. La represión que caracterizó a los años 18, 19 y 20 se acentúa. Finalmente la flor de la revolución, los “mimados” de Lenin, los marinos de Kronstadt, se levantan en contra del bolchevismo. Sus peticiones son justas y en absoluto contrarrevolucionarias como lo quieren hacer creer el odiado Zinoviev y Trotski. La demanda de soviets libres es uno de los puntos esenciales.

Un honesto y humilde marino de la Flota del Báltico, Petrichenko, es elegido Presidente del Comité Revolucionario Provisional de los “rebeldes”. Trotski será el encargado de reprimir el “motín”. Alexander Berkman, anarquista ruso, cita que Lev Davidovich Bronstein (Trotski) amenazó con “matar como a faisanes” a los insurrectos. Cumplió su promesa y exterminó, con celo de carcelero, el último y auténtico brote revolucionario que le quedaba a Rusia. Desde allí se afianzó más el autoritarismo bolchevique.

Kronstadt fue borrado de los manuales de historia soviéticos. Petrichenko desapareció. Volin escribió “La Revolución Desconocida” para hablar del hecho, entre otros. Todo se olvidó.

Alexander Skirda y el profesor Paul Avrich han escrito obras muy interesantes acerca del tema.

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Publicado en TEXTOS PARA NADA (Opinión/Cochabamba), 05/11/1987

Publicado en PRESENCIA LITERARIA (Presencia/La Paz), 27/12/1987

Imagen: Stepan Maximovich Petrichenko, líder de la Comuna de Kronstadt

Tuesday, March 15, 2016

Banquillo de acusados/MIRANDO DE ABAJO

Claudio Ferrufino-Coqueugniot

¡Líbrenos la suerte de izquierdistas llorosos! Le toca a Lula, ahora, que como el magdaleno Hugo Chávez antes de su muerte anunciada se pone a lagrimear, en su caso para suavizar el enojo de la población ante los robos, mientras el difunto lo hacía para burlar al diablo que le quemaba los talones. Qué distinto ¿no? ser respetado magnate y que de pronto la ley investigue el origen de oro y olvido.

Si sucede, será glorioso para un posible futuro latinoamericano. Enviará ondas de advertencia a todo lado, incluso a los “blindados” bolivianos que son los más duchos en latrocinio. Pero ahí cabe la pregunta de si nosotros, en Bolivia, tenemos la capacidad de fundar una judicatura autónoma e imparcial. La historia no nos ayuda, peor hoy en que gracias a deficiencias educativas, a la permanencia del espíritu colonial, al síndrome del pongo azuzado desde arriba y que incluye abarcas y corbatas por igual, marchamos como borregos al unísono del cacique iletrado, dueño –literalmente- de culos y haciendas.

¿Podremos sacar a un Cromwell de la horda? ¿Reunir una asamblea nacional que vote por la muerte del rey como en Francia? Cuando se reinstauró la monarquía inglesa desenterraron al parlamentario y dejaron su esqueleto colgado por años en un portal, pero lo que Cromwell había hecho ya era irreversible, y la Inglaterra de hoy le debe todo a ese pingajo colgante que sin embargo sonreía. Pero no soñemos, algo así es imposible para nosotros. Habrá que aceptar esta discapacidad y creer que algún día se formarán generaciones libres de las lacras que nos consumen: racismo, pongueaje mental, pedigüeños y lambiscones. La muchacha esta, Zapata, sería para Bolivia lo que la Marianne fue para los franceses. Y eso causa gran pena, que como icono nuestro tengamos una miserable arribista y como presidente un monigote violento y vanidoso.

No lo veremos en vida, el cambio hasta ese nivel, digo, pero lo que sí podremos con limitaciones históricas será sentar en el banquillo de los acusados a los causantes del negro porvenir, porque bajados ya de su pedestal los masistas dejarán tierra arrasada, territorios enteros expuestos y dominados por el narco, violencia creciente, la mexicanización del país. Entonces, cuando suceda, y a pesar de que los fiscales no serán ni probos ni imparciales porque vendrán del otro lado a aprovechar el turno como siempre, habrá que castigar y mientras más dura la mano, mejor. Incluso debiera llegarse a cambiar las leyes y a imponer la pena de muerte en casos de corrupción. Si se fusiló hace años a un violador por qué no podrá fusilarse a quienes violaron la patria. En el caso boliviano la muerte es la única garantía de no impunidad, porque con los vaivenes alcoholizados que nos caracterizan jamás se estará seguros de que los que fueron no vuelvan a ser. Volviendo a la historia, las cabezas de Carlos I y de Luis XVI no rodaron en vano. Ya que tanto se habla de China, y que Evo Morales regaló por oro Bolivia a la China, que se haga justicia china. Observen cómo se trata a los corruptos allí…

Esperemos que Brasil llegue al fondo y que el delincuente “trabajador” Lula da Silva cumpla sentencia. Estos nuevos ricos del ala “izquierda” demostraron ser peores que los antecesores de derecha. El indígena presidente es quien más ha hecho para preservar el status quo. Ha tomado no solo el hábito del patrón sino también su látigo. Su discurso explica que hay un amo y un esclavo, y que a veces el patrón suele ser dadivoso. Con Evo Morales, el indio no puede ni votar ni pensar libremente. Hay cabecillas locales, dirigentes, que digitan todo de acuerdo al mandamás. La disidencia en los pueblos es penada con la muerte, el exilio, el desarraigo. Mucho para juzgar, demasiado como para castigar con lenidad.
14/03/16

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Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 15/03/2016

Friday, March 11, 2016

Una entrevista/AÑOS SOVIÉTICOS

Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Máximo Gorki es el mayor escritor de la Rusia soviética.

1927. Tres escritores se reúnen: Gorki, Panaït Istrati y Niko Kazantzakis. Los dos últimos van juntos a ver al ruso, a quien admiran. Istrati lleva vino, dispuesto a una velada de pasión. Se desilusionará: Gorki, como siempre, está serio, triste. Sus hermosos ojos no reparan en el vino. Tal vez están con Malva, a orillas del mar-lago, o envueltos en la sombra del frío, entre vagabundos.

Moscú, en 1927, es el eje del futuro soviético. El georgiano se ha aposentado sobre el muerto Lenin y comienza a forjar su imperio. Gorki es ajeno a ello, aunque lo ve.

No importa el vino no bebido. Hay pocos días en que los hombres que importan se reúnen a compartir, así sea tristeza, como hoy.

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Publicado en HOY (La Paz), 24/05/1992

Fotografía: Máximo Gorki


Tuesday, March 8, 2016

Donald Trump y la retórica de los vencidos/MIRANDO DE ABAJO

Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Tomo de partida la imagen de un muchacho norteamericano de incierto y blanco origen. Podría ser escocés, irlandés, inglés, escandinavo, germano, hasta lituano o polaco. Cabello rubio con tintes rojizos, pecas que se pueden entrever entre múltiples tatuajes que incluyen el nombre de un hijo, amado pero abandonado, el águila patriótica y quién sabe qué. Trashuma por el warehouse con un maletín de mano. Carece de vivienda. Hasta hace poco vivía con su madre en un sucio apartamento de donde fueron expulsados por falta de pago. Pobreza, mugre, alcoholismo, drogas, lista que bien podría incluir incesto y abuso sexual. La madre duerme en el auto en algún descampado. A salto de mata porque la vagancia, a pesar de su número, sigue siendo delito. El hijo refugiándose en un ambiente de trabajadores, veinte o treinta horas despierto, ocultándose en los urinarios para poder dormir, ajeno a todo, indiferente ante el aire viciado de los lavabos, ganándose un dólar ayudando a uno, a otro, comiendo las galletas que encuentra, los helados en forma de emparedados que no le pertenecen, la infaltable soda.

Odia a Obama. Quizá odia el éxito, y el de un negro, peor. Esperanza futura, ninguna. De hecho está discapacitado por una pobre educación. El peso indescriptible y fatal, tan común entre lo que denominan entre ellos rednecks y white trash (cuellos rojos y basura blanca), de la enajenación en todo campo. Distantes de Wall Street y de Hollywood, pero olvidados de la gran tradición sindical y trabajadora que creó el país; amodorrados por una retórica chauvinista que recuerda la grandeza alguna vez real y hoy ilusoria de un país construido con esfuerzo pero también con hurto cuando tocamos el tema de su política internacional.

Trump apunta a ellos, los que se consideran engañados por la patria, quienes a partir de la lucha por los derechos civiles de los 60 se sienten relegados y discriminados en relación a las minorías defendidas por leyes tan cruelmente ganadas. Es un asunto económico emboscado tras maquillaje racial. Trump resalta el maquillaje y luego discursea acerca del resultado económico de esta recuperación de raza, nacional, blanca, “americana”. Primero está recuperar el campo perdido, a la fuerza, con brutalidad, con un supuesto espíritu característico de la América ideal; ello incluye la expulsión del Otro, que a la larga resulta el único culpable. La misma cháchara nazi contra el judío, la fascista en contra del pensamiento liberal. Ya libres de invasores, la situación se aclararía y los Estados Unidos retornarían al Nirvana de los años 50, cuando el auge de la victoria en la guerra mundial trajo una bonanza sin par. Lo que Trump no dice es que esta presencia inmigrante se debe a aquello, al crecimiento del país que necesitó mayor mano de obra para encarar sus inmensas posibilidades. No menciona que la diversidad es característica de los imperios, que sin ese flujo de los otros, se calcificaría la sociedad. Miente, entonces, porque sabe que su grey está muy por debajo del nivel educativo medio, y que a pesar de ofrecérsele un ambiente de trabajo en una supuesta victoria, estaría condenada al fracaso. Sin la presencia ajena, estaríamos ante una monumental labor que sus seguidores por sí solos no podrían controlar.

El muchacho norteamericano del principio se ha aferrado a una falsa ancla salvadora. Trump promete pero no podrá cumplir. Fuera de escaramuzas raciales que semejen algo mayor, el panorama no sería tan diferente al de hoy. O la sociedad norteamericana se adecúa y acepta las nuevas propuestas para sobrevivir o se pierde. El hombre se me acerca y me sugiere que él, blanco, americano, cada vez tiene menores opciones porque no habla español. Es una gran mentira y una gran verdad al mismo tiempo. A digerirla, pues.

07/03/16

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Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 08/03/2016

Imagen: Caricatura por Pinilla

Saturday, March 5, 2016

Joe Hill (1879-1915)/CUADERNOS DE NORTEAMÉRICA

Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Fusilan a Joe Hill (Joel Emmanuel Hägglung) el 19 de noviembre de 1915, en Utah. Dicen los jueces que por robo y asesinato. Parodias. Joe Hill muere porque es un radical.

Llega en 1902 a Estados Unidos. Hace de todo. Se asocia a la asociación de Trabajadores Industriales del Mundo (IWW) y se convierte en dirigente.

Escribe canciones revolucionarias. Critica la falsedad de los curas. En El pastor y el esclavo, canción suya, anuncia las "bondades" del paraíso: "Tendrás pastel en el cielo cuando mueras". Significa que los pesares terrenos, el hambre de los niños, son pasajeros. El banquete celestial, con un robusto anfitrión, Dios, espera.

La noche antes de morir envía un telegrama a Big Bill Haywood, líder de la IWW: "Adiós, Bill. Muero como un verdadero rebelde. No pierdas tiempo en lamentaciones. Organiza".

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Publicado en Opinión (Cochabamba), 07/01/1992

Imagen: Afiche sobre Joe Hill