Saturday, March 17, 2018

No es literatura, es otra cosa


PAZ MARTÍNEZ

Había quedado contigo en decirte algo del libro o silencio. Ha pasado un mes y has obtenido silencio, pudiera parecer que no me ha gustado. Bien, pues es todo lo contrario. Muchas veces, las cosas no son lo que parecen, están sujetas a millones de eventualidades, matices e imposibilidades. Igual crees, leyendo esto, que me estoy excusando. No o sí o yo qué sé. Comencé a leerte el día que llegó, me comí hasta la página 50 sin dejar de poder poner los ojos en otra cosa. El teléfono me paró. A partir de ahí, se encadenaron hechos, ridículos ahora, cuando la distancia y la resolución son una realidad, pero no dejé de leerte. Tan sólo ralenticé. Creí que merecías un recomienzo, la historia, la manera de escribir, el placer de leerte lo merecía y lo hice. Tres veces comencé y tres veces me paré. Las pastas están arrugadas, torcidas, les falta algún trozo ya que viene conmigo a todas partes. Te leo cuando mea el perro, cuando el guiso espera, cuando la cajera del súper se distrae con algún vecino coñazo. Es la primera vez que me ocurre. No me importa recomenzar, recrearme en: Se acomodó en el vano de la puerta. Ya me lo sé de memoria. Hoy voy por la página 166, comenzando el obelisco rojo y sé que terminará, que no llegará a meterse el sol cuando lo haga y me jode la vida porque no quiero, no quiero que se termine. Rapás, que diría mi abuela, si tienes esta mano con las letras y no tienes un nobel, es la constatación de que la factoría es gilipollas. Y tú me decías que era hora de escribir un libro. Já. Y una mierda. Si no se parece a esta tuya, ni de broma. Besos

Mira, con mis textos haz lo que te venga en gana. Con lo que te digo, con lo que te escribo, con lo que quieras. Cualquier cosa que decidas me parecerá bien. Es que me quedo corta con lo que quiero decirte, Claudio. Eres el amo de las letras, el inventor, el escritor de lo que es el mundo, la vida, la mierda Adoraré para siempre la mierda, tu mierda

Si algún día aburres, es que es hora de morirse porque ya nada merece la pena

No sólo enganchas. Emocionas, aceleras, transportas, llevas y traes nuestras cabezas a tus olores, a Glauca y Palmira (adoro a estas dos)

Vivo en Cochabamba

Pero yo soy muy anárquica
escribo durante una semana seguida y luego me aburro, me lio con un armario, con el aire de las ruedas del coche, con un puzzle de 20.000 piezas

Igual con relatos cortos podría hacer algo, pero no sé. Tal vez, igual. Yo quiero leerte a ti

¿Has visto la música de mi muro, últimamente? Eres tú

Es tu libro

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Carta del 17/03/2018 

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