Claudio Ferrufino-Coqueugniot
a mi hermano Armando
Releer un buen
libro después de veinte años tiene el mismo encanto juvenil, la misma angurria,
mas se ha vuelto melancólico, acaso triste. Me ocurre con Cinq Mars, novela histórica de Alfred de Vigny. Escrita en 1826,
cuando el autor, miembro de la nobleza y militar en tiempos de la Restauración,
intenta explicarse la reciente historia de Francia mirando atrás.
Cinq Mars presume la grande y posterior novelística de
Alejandro Dumas padre, su contemporáneo. Al menos caminan juntos dentro de un
estilo que incluyera, aunque algo menor, también a Paul Feval.
Alfred de Vigny difiere
de los románticos, a pesar de que parte de su obra se asocia con ellos. Su
prosa es rica pero sin aspavientos. El decoro del verbo se hace innecesario en
su manejo narrativo. Hay en él, además de concisión, cierta solemnidad que
resume la muerte de la Francia altiva y caballeresca cuyas ramas cortara el
cardenal-duque, Richelieu, quien, ajeno al futuro y sólo por extrema ambición,
sienta, según discurre en las páginas del libro, las bases de la destrucción de
la monarquía. Richelieu dejará a Luis XIV la herencia del estado absolutista;
sin embargo poco durará, en los lapsos de la historia, la fanfarria y el
esplendor de la corte francesa. Ya su descendiente, Luis XVI, pierde la cabeza
en la máquina del doctor Guillotin, igual que la perdió Cinq Mars bajo el hacha
del verdugo.
Se hace visible
el pesimismo del autor a través de su obra. En Servidumbre y grandeza militares (1835) ahonda la pesadumbre. En él
se asientan, más quizá que en cualquiera de sus contemporáneos, el drama y el
conflicto de la revolución y el nuevo siglo. Dos escritores a quienes frecuentó
en los cenáculos, Víctor Hugo y Charles Nodier, no reflejan la misma desazón.
Nodier se convertirá en exquisito fantasista mientras Hugo será la institución
francesa por excelencia, sólido a la vez que sentimental. Escribía Alfredo de
Vigny: "Ma verité sur la vie, c'est le désespoir. Il est bon et salutaire
de n'avoir aucune espérance". Fatalismo que concede al señor de Cinq Mars
-en la novela- a lo largo de su conjura en contra de Richelieu y que brilla
sobre todo en los momentos que anteceden a su ejecución, la suya y la del
magistrado François de Thou, quien recibe la muerte como un don de buena
fortuna. Ambos rechazan cualquier posibilidad de auxilio, de soslayar el
destino, y suben al cadalso con la alegría del desesperanzado que al fin
descansa.
Henri Coiffier de
Ruzé, marqués de Cinq Mars, 1620-1642, fue presentado a Luis XIII por
Richelieu, viejo amigo de su fallecido padre. El débil Borbón, hijo del navarro
Enrique IV, lo eleva a la categoría de favorito y caballerizo mayor. En dos
años Cinq Mars conocerá la gloria, pero, consciente del peligro que el poderoso
prelado representa para la nobleza francesa, conspira siguiendo el sangriento
rastro de otras fracasadas rebeliones nobles.
De Vigny
(1797-1863) teje de manera admirable este corto drama. Lo enlaza en sus
connotaciones políticas, le da el toque de amor necesario para hacerlo humano.
Los personajes, muchos de los cuales divulgará Dumas por el mundo con su obra
ampliamente más extensa: Ana de Austria, Mazarino.., viven y se acomodan a la
sombra del "gran político", Richelieu. La descripción de los lugares
en Cinq Mars deja sello de
imperceptible ensueño, así en los pasos profundos de los Pirineos o en las
hórridas rocas a orillas del Saona que ocultan el camino de Pierre Encise,
lóbrega prisión donde aguardan Cinq Mars y Thou la inminente decapitación.
Lo que Dumas no
tiene y abunda en de Vigny es un sutil análisis de la historia de Francia. Cinq Mars se puede leer como una
magnífica obra de entretenimiento, plena de intriga, romance, aventura. Sin
embargo, entre líneas se encuentra el razonamiento de un pensador, aquel a
quien Sainte-Beuve llamó "el divino y casto cisne". Nada mejor para
explicarlo cuando al fin de la novela, en la noche parisina de festejo para el
cardenal y de penuria para los rebeldes, un joven Corneille se topa con un
joven John Milton. Milton pregunta a Corneille acerca de Armando Duplessis, y
en sus palabras se resumen las posteriores historias de Francia e Inglaterra:
"¿Y ese es el coloso, el hombre genial? De ninguna manera. Puesto que
Richelieu sólo ambiciona el poder, ¿por qué no se ha apoderado de él por
completo? Los que abandonan las altas regiones por una pasión humana, deben
entregarse a ella en absoluto. Yo voy ahora a ver a un hombre, que todavía no
es famoso, pero que es tan ambicioso como el tirano Richelieu, y puedo
aseguraros desde luego que irá más lejos que éste. Este hombre se llama
Cromwell". Fin.
13/12/2005
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Publicado en
ECLÉCTICA, Editorial 3600, La Paz-BOLIVIA, 2019
Imagen: Henri
Coiffier de Ruzé, Marquis de Cinq-Mars (1620 – 12 Septiembre 1642)
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