Claudio
Ferrufino-Coqueugniot
Este tema ha
tenido mucha mayor repercusión que la bofetada a Dilma -y su corte de falsos
comunistas- por parte del funcionario que ayudó a salir de Bolivia al senador
Roger Pinto. Será que aquel pueblo ya se ha cansado de las bravuconadas del
príncipe valiente, o simplemente no le interesan, sabiendo que lo que haga o
diga la vedette de Orinoca, poco cuenta.
Llegaron médicos
cubanos al Brasil. El objetivo: llevar atención médica a quienes no la tienen:
desheredados, olvidados, lejanos. De inmediato se suscitó airada discusión en
las redes sociales, con brasileros -entiéndaselos como nuevos ricos/futura
potencia en el panorama mundial- espantados de que los recién llegados parecían
más bien “empleadas domésticas” que doctores. Tiene que ver con la vestimenta,
con la obvia modestia cubana en comparación, pero también con la raza. Un
médico afro-brasilero, respondía a las invectivas racistas de algunos usuarios,
con ejemplos como que Barack Obama sin duda parecía más un mozo de restaurante
que lo que es, etc, etc.
Pero, fuera de
las opiniones superficiales de unos y otros, hay un debate interesante y
analítico sobre lo que esto significa. Por un lado se les da la bienvenida,
para suplir, o llenar, deficiencias y vacíos de un inmenso y rico país con
todavía amplias diferencias sociales, mientras que por otro se destaca la
manipulación mediática, política, a favor del gobierno “petista” para lograr
una reelección o el retorno del inefable Lula. Solo esto no lo decidiría,
claro, pero es tanta la marginalidad y la pobreza en el Brasil, que no son
desdeñables los votos de este sector popular.
Se dice que
muchas de las muertes entre los pobres se deben a falta de atención disponible,
a simple prevención como exámenes con estetoscopio o utilización de
antibióticos. Sin embargo, alegan que hay suficientes doctores en Brasil que
estarían dispuestos, en condiciones medianamente buenas, a penetrar el interior
y prestar servicios. Ahí llegamos a un tema que puede llegar a ser
espeluznante: el de los salarios de los cubanos y quién lucra con su trabajo.
Existe un código
de derechos y obligaciones. Y una cláusula específica acerca del trabajo
esclavo o semiesclavo. Discuten los columnistas acerca de si se está pagando a
estos servidores públicos, con diploma extranjero (otro cuestionamiento), un
precio justo. En apariencia reciben mucho menos de lo que un profesional local
lo haría. Además que el monto cobrado no iría a las manos de los
médicos-trabajadores sino al estado cubano que se quedaría con el trozo mayor.
En este caso se trata de explotación laboral, y el hecho, como relata un
columnista de la Folha de Sao Paulo, de que lleguen sonrientes y alegres, no
implica que la alegría provenga de su envidiable posición económica ¿tal vez de
la posibilidad de escapar a la miseria con la que conviven en Cuba? Cualquier
situación en Brasil superará con mucho la de su tierra de origen, donde, hoy
como en la oscura era batistiana, las mujeres deben prostituirse para alimentar
a los suyos.
Cierta estupidez que no puede conformarse con que gente de color haya logrado alcanzar títulos y más, solo empobrece la charla, que debe ser más profunda. Si de simple solidaridad se tratara, no habría problema ni riesgo, pero Brasil no es Sudán, aunque parezca en algunas regiones, y Cuba tampoco representa al ángel de la guarda.
No se puede
quitar el contexto ideológico, primario entre ambos gobiernos; así la
controversia es inevitable. Se crean falsas expectativas y existe un falso
dilema (como sugiere otro columnista). El problema es de fondo y no de
superficie. Si Brasil puede ser autónomo en cuanto al servicio médico para
todos, de primera, segunda, o tercera clase, tendrá que demostrarlo. La pena
radica en que las urnas están ya cercanas y cualquier movimiento, en falso o a
favor, puede ser decisivo. Los médicos cubanos, con toda su buena voluntad u
obligaciones impuestas, hacen de peones en un tablero mayor.
02/09/13
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Publicado en El
Día (Santa Cruz de la Sierra), 03/09/2013
Imagen: Mapa de
distribución de médicos en Brasil
El tema d los "solidarios" médicos cubanos es -por decir lo menos- escabroso, Claudio. Y a riesgo d pecar nuevamente d racista y discriminador, doy testimonio d la absoluta falta d pulcritud e higiene en éstos procaces y dudosos sujetos q regalan sus piadosos "servicios". Fingí, hace un par d años, necesidad d sus servicios, y con una cómplice vimos aterrados aquel repulsivo espectáculo: Diálogos vulgares a gritos(propios del peor ambiente doméstico; justo ese dia tb presenciamos una deshinbida gresca entre un empijamado amanerado -marica- y una mulata grotesca..)entre cubanos vestidos con mandiles y pijamas cuya pulcritud asustaría al mismo Kafka, ambientes viejos y sucios pasan como hospitales, y lo q es peor: pésima medicina, esa q regalan los nuestros amorosos "revolucionarios". Prescriben sus recetas en simples trozos d papel tijereteado en los q ni asoma membrete alguno ni sello profesional ni matrículas q ordena la ley del ejercicio profesional. "¿Eres médico, chico?", me preguntó la supuesta cardióloga al hacerle notar q esa su "receta" no indicaba la dosis del medicamento q ella había anotado genéricamente. No lo niego, me divertí al ridiculizarla. Nadie (excepto el amoroso Fidel y su faldero Elvito) sabe q demonios en realidad son todos aquellos vociferantes y sucios sujetos q regalan estridentes conciertos en esos precarios hospitales cubanos. Tema con mucha tela para cortar, y en la q no lo niego, también tenemos grande culpa todos -sin excepciones- los médicos colegiados y con ejercicio legal: hace mucho q olvidamos el carácter originalmente solidario del cargo, y ahora como en todo, prima nomás el lucro. La medicina hoy por hoy, está fríamente especulada por "famosos y respetables mercachifles doctorcitos" q hacen d empresarios y saben, cómo no, d grandes y jugosísimos negocios. Hemos dejado pues, un pestilente vacío bien aprovechado por la inmunda demagogia de los falsos redentores socialistas q regalan una medicina q más tiene d mito q de calidad. Es triste y pavoroso, todo ésto.
ReplyDeleteAbrazos, estimado Claudio.
Muchas verdades, Achille. Algunas que como médico sabrás mejor que nosotros. No puedo dejar, y siempre te lo digo, de reírme con tus descripciones del género humano. Podrán acusarse de racismo, etc, yo las veo desde el punto de vista de artistas como Callot, Goya, Daumier y Grosz que en pintura describían lo que tú en palabras. Vale.
DeleteLo de los papelitos, lo creo de inmediato. La primera vez que llegué a la isla, dos individuos, seguramente de la secreta, me separaron y dijeron que querían "entrevistarme". Nada extraño, supongo, de tomar a alguien al azar y auscultarlo. Las consabidas preguntas de qué iba a hacer, cuánto tenía, por cuántos días, a quién conocía, etc, etc. Lo que me sorprendió es que anotaban mis respuestas a lápiz, en un papel obviamente usado, escrito a máquina del otro lado; vamos, reciclado. Miseria, pobreza, seguro. Papeles que tal como estaban irían a terminar en el basurero o en gigantescas pilas de otros similares... inútiles.
Lo de los médicos en Bolivia, y Brasil también, que olvidaron la esencia de su profesión para convertirse en mercachifles, es una de las grandes culpas que permiten estos desmanes demagógicos de la "izquierda" latinoamericana, que hoy por hoy, en UNASUR, lleva como cabeza pro témpore a un asesino masacrador, narcotraficante, presidente de Surinam, que no tiene pisada en un paraíso social como es Holanda. Gracias y abrazos.
Estimado Claudio..gracias, y si, coincido y gusto mucho d todo lo grotesco, d la sorna, del macabro deleite y hasta del muy muy "demencial" (por el vivificante caos) q confían todas aquellas fantásticas imágenes d todos los magníficos artistas q citaste. Me place pues q bien puedan entenderse tb mis diatribas -aunque por unos pocos-, a pesar d los naturales riesgos d cosecharse tb comprensibles odios y maldiciones. Pero q va..!, si justamente allí la exquisitéz d lo burlonamente buscado, d lo estrictamente lúdico y hasta d lo peligrosamente cifrado. Porque, la sana locura, esa q da y provoca, es un placer -d la q ya no hay duda-, solo un loco disfruta. Saludos y abrazos!
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