Claudio
Ferrufino-Coqueugniot
Muy simple:
Evo Morales nunca dejará la mamadera. Puede perder elecciones, que Jesucristo
se le aparezca desnudo regañándolo, no importa. En este último caso tendrá la
santificación del papa delincuente, Bergoglio, lambiscón de tiranos. El
individuo no va a dejar la silla que usurpa. Si tiene que matar a uno, diez, o
un millón, lo hará. Se ha pegado al trono con cera bruta, y sus esbirros se
encargarán de que no se seque y el sultán caiga de ella. Lo mismo su eunuco.
Claro que este, si cae la cabeza, será descuartizado por el mismo populacho que
dice defender, su “nación plebeya”.
No cuenta Morales
con que un país tiene límites físicos, que no se lo puede desangrar
eternamente. Que va a llegar el día que esté exhausto y no dé más. Ahí tendrá
que irse. Claro, siendo cien veces más rico que Donald Trump, avalado e
idolatrado por la puta izquierda europea que además de miopía tiene mierda en
la cabeza. Ellos lo elevaron a donde está y ellos lo acogerán con las piernas abiertas
para disfrutar del ullu morado como si fuese el Espíritu Santo. Allá ellos, que
lo pongan de presidente en sus países, veremos cuánto aguantan. Ya estoy
cansado de su inconsecuencia, su traición a los pueblos del mundo, kurdos y
etcéteras. Mejores que la derecha no son, peor siendo que consideran de
izquierda al usurpador boliviano, oligarca y lameculo de oligarcas y
multinacionales. Los pobres quedarán pobres con él. Y los cocaleros podrán
seguir con el negocio de la droga con cualquier otro cacique.
Simple
ecuación, que es la suya: o ellos o yo. Pues, a meterle nomás que no queda
otra. El país del todo vale. Tierra de ladrones porque se les permite. Otro
gallo cantaría si existiera castigo.
A no
confiar en nadie, menos en el Papa Francisco, Almagro, el santón Mujica ni
ningún otro. Solo en la razón popular y la fuerza popular. El aguante tiene
límites. Si se los alarga, pues qué más. Y, otra cosa, a no olvidar. Es tiempo
de que se desmovilicen las fuerzas armadas. Son mayor peligro que Chile. No
deben existir. Trabajos forzados, de coronel para arriba, o la pared. Denles un
poquito de alcohol, como decía Juan Rulfo, para que no les duelan las balitas.
Y a proceder.
2019
_____
Imagen: Alfred Kubin
con la hiel quemante, con la rabia humeante, llenas páginas de asco ante tanta desvergüenza y descarado fraude
ReplyDeleteYa llega su fin.
Delete