Ni voy a hablar
del tema marítimo. Otra vez el gobierno ha fracasado en reavivar la llama de
novedad y esperanza que alguna vez lució ante el mundo. Valga decir que los
extranjeros se ven fácilmente impactados por los quehaceres de quienes siempre
ocuparon emblema y posición de salvajes: nosotros. Tan pesada viene la carga
del pasado colonial que en tiempos contemporáneos los viejos amos optaron por
no solo escuchar a los nunca oídos, sino idolatrarlos de una forma insana y
cómplice, otro tipo de paternalismo.
Hoy se ataca a
las oenegés, desde el poder, cuando la mayoría de sus miembros proviene de
ellas, ha sido creada, educada por ellas, en el intento de estos organismos
“voluntarios” de fundar países a imagen y semejanza de sus ambiciones intelectuales,
insatisfechos deseos y aliviando tremendas culpas. Así diseñaron Bolivia, con
elites bien pagas y verborrea revolucionaria. La nueva aristocracia se llamó, y
fuera de que alguna surtiese al país con logros palpables, la mayoría se dedicó
a entrenar a los que tendrían que ser los rectores del futuro. La deducción es
lógica: solos no podíamos, tenían que enseñarnos. Ya ven el resultado.
Tiquipaya II
amenazaba ser la apoteosis del masismo. A pesar de que los factores de
deterioro brillan de claros, cabía la duda de que los nativos, nosotros,
daríamos tal show que los visitantes saldrían bailando disfrazados de chunchos
como los diplomáticos europeos en el Gran Poder. El encanto de lo oculto; la magia
de los pueblos antiguos; la pureza de las naciones aborígenes. El énfasis
estaba en ello, dar al cansado Occidente un hálito nuevo, una esperanza. No
hubo –ni hay- tal. A despecho de los colores y las vestimentas se ve que la
avidez del despilfarro y la fiebre de la angurria han desde ha mucho alejado la
ficción. Como cualquiera, igual a cualquier otra, la Bolivia gobernante ya no
puede engañar a nadie, ni siquiera a sus correligionarios –hablo del montón que
no goza de favores- que siguen marchando arreados por multas y castigos,
manifestando por obligación.
Hay más. Se
suponía que siendo el anfitrión, poniendo la mascarada, el presidente nuestro
ocupase el sitial protagonista. En los noticieros extranjeros no se nombraba a
Evo Morales para nada, o como elemento adjunto a lo sumo. Rafael Correa, de
Ecuador, arrasó con el rating. Se lo vio, escuchó, leyó, planteando el formato
que tendría que seguir la reunión. ¿Cuestión de jerarquías? Es posible. Pero la
pirámide del ALBA no tiene por qué ser acatada y menos seguida por el conjunto
de la población. Se acepta que con el inesperado retiro de su creador, Hugo
Chávez, la sociedad necesita nueva testa. Se hace evidente que el nombramiento
recayó sobre el insufrible individuo que lidera aquel pequeño país. Nombrado a
dedo por el cantor de boleros o avasallando como el chico malo que aparenta ser
por sus dotes de bravucón, no lo sabemos y poco importa, lo cierto es que fue
la figura y que su voz determinaba los patrones del resto, incluido Morales y
Bolivia. Gran menoscabo, diría.
Pero Correa se excedió. Vilipendió a los indígenas bolivianos. Los llamó “lobos con piel de corderos”, y etcétera. Quisiera contemplar su reacción y la del Ecuador, si Morales va y lanza exabruptos en contra de los ecuatorianos. Discretamente, o a patadas, lo obligarían a salir. Pero nosotros agachamos la cabeza, siempre firmes en eso, y lo llenamos de elogios y palmaditas fraternas. ¿Dónde queda el discurso, presidente? Porque no importa que hablara de los marchistas del TIPNIS, sus insultos caen sobre toda la nación india, sobre todos nosotros. Y la vergüenza que compartimos debiese ser sobre todo suya. ¿O es Rafael Correa el nuevo mandatario de Bolivia y no lo sabemos? Quizá se instauró una tómbola “bolivariana” a espaldas nuestras y nos cambiaron de dueño.
Pésimo
precedente. Falta de orgullo que no salvan sahumerios ni yatiris.
6/6/12
Publicado en Puntos de vista (Los Tiempos/Cochabamba), 08/06/2012
Imagen: Bufón de corte
Suscribo plenamente lo que dice señor Ferrufino, y comparto el mismo malestar por el comportamiento irrespetuoso y a la vez bufonesco del presidente Correa. Afortunado usted que vive lejos para no aguantar tanta impertinencia y monumental circo que significó la reciente asamblea. Coincidiendo en muchos puntos, escribí algo al respecto en mi blog. Siempre es aleccionador seguir sus artículos. Un saludo desde la Llajta.
ReplyDeletehttp://perropuka.blogspot.com/2012/06/bolivia-la-oea-y-los-turistas-de.html
Le agradezco, José. Visitaré su blog para leerlo. Es que esto ya llegó al colmo. Tanto hablar de injerencia y vienen a insultarnos en casa. Un abrazo.
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