Claudio
Ferrufino-Coqueugniot
No recuerdo dónde
leí a un columnista afirmando que nadie había hecho, en Venezuela, tanto para
“derechizar” el país como Hugo Chávez. Arriesgada opinión sobre un fenómeno que
se reclama a sí mismo como el cenit de la revolución, y a su ya finado líder
como arcángel.
Amén, hay que
decirlo, de la invención, dadas las circunstancias adversas al régimen, de
calificarse como vanguardia del amor y de la paz, con un énfasis tan frenético
que no se vio entre los hippies de San Francisco. ¿Cómo conciliar una máquina
asesina, tanto militar como paramilitar, con un discurso de calma, interrumpido
por vejámenes verbales a los opositores y por bravatas como candelita que se enciende, candelita que se
apaga (que se silencia, mata, detiene, tortura, desaparece es la
traducción)?
Observo lo que se
llama empate técnico en las elecciones presidenciales de El Salvador entre el
Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), la antigua guerrilla que
aglutinaba a cinco grupos de izquierda, con sus respectivos subgrupos según
extracto de Joan Didion en su reportaje “Salvador”, y la Alianza Republicana
Nacionalista (ARENA) del felizmente extinto mayor Roberto D’Aubuisson, cuyo
hijo homónimo lidera como diputado. La tragedia de la guerra civil salvadoreña
y la saña que se ejercitó allí descalificarían a ARENA, sobre todo, de
cualquier posibilidad futura de mando.
D’Aubuisson padre
fue la encarnación del mal. Célebre y patológica su relación con la tortura y
la muerte, tanto que un periodista de SPIN, revista que competía con Rolling
Stone en su tiempo, escribiría de su deseo de matarlo mientras hacía un
reportaje sobre el país. Extraña entonces que ARENA casi ganara esta elección.
No hablamos de olvido histórico o de frágil memoria (aunque también) sino del
desastre de las izquierdas en los gobiernos de América Latina, llámense El Salvador,
Venezuela, Bolivia, Argentina, y los consabidos etcéteras de dinosaurios
dispuestos a eternidad. Resulta que unos habían sido tan malos como los otros,
y que no necesitaban formar parte de oligarquías nacionales para expoliar, robar
y apropiarse hasta del futuro; simplemente fundaban otras con la salvedad de
mugir que su actuación iba en bien de los pobres, o, peor, pedida por los
pobres.
Qué pensar del
panorama. Cuando se escucha a Mujica, del Uruguay, defender el derecho a la
protesta, pero, y ahí la paradoja, que no atente contra el Estado; igual
Bachelet, pronto presidente de Chile, con similar retórica. O el silencio de
Brasil, la abierta defensa de Argentina y la esperada repetición del último en
la cola: Bolivia. ¿En qué estamos? Las dictaduras militares podrían alegar lo
mismo que Maduro, o la interesada opinión de Bachelet y Mujica, que el Estado
tiene el deber de defenderse contra movimientos atentatorios a su estabilidad.
Entonces, siguiendo esta lógica vomitiva, en esta vida no hay culpables y se
debiera reivindicar la memoria de Videla, Massera y Pinochet. Estamos ante un
juego perverso donde dinero y poder, como siempre ha sido, manipulan todo a su
antojo. La violencia desatada en el “país del amor”, el de la “revolución
bonita” (Venezuela), se justifica y se aplaude.
Nadie quiere
reunirse a condenar el abuso policial y el crimen paramilitar del amo de
Caracas. Pero cuando Evo Morales & Compañía lloriqueaban por supuestamente
habérseles impedido sobrevolar espacios aéreos, los jerarcas se desvivían en
mueras al imperio y lamentos post-nupciales. Bueno, las cartas están dadas; nada
puede ser más claro. No importa lo que se haga; se exime de culpa a todos por
igual. Por supuesto que a los de abajo no se les consulta, se les aplica la
ley, el decreto, la orden, o el cañonazo de pesos para callarlos. No hay mucho
que analizar, es una tómbola y cuando se gana hay que exprimirla hasta donde se
pueda. Tal aberración exime de culpa a quien se rebela, a quien se defiende del
ataque estatal. Derecho a defensa y ley del Talión. A por eso vamos. Y, si es
el caso, a pertrecharse ¿o no?
10/03/14
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Publicado en El Día (Santa Cruz de la Sierra), 11/03/2014
Fotografía: Tina Modotti
Más alucinado estoy yo con la convocatoria que han hecho los movimientos sociales y demás parásitos para salir en defensa del “gobierno democrático del hermano Maduro”. Democrático será también mandar a los pistoleros a disparar contra estudiantes y demás gente desarmada. Retorcida concepción de la democracia tienen los nuevos socialistas. Justamente hoy, miércoles, han salido a las calles cochabambinas y de paso se han puesto a masticar su sagrada hoja de coca para seguir alucinando con la patria grande que dicen defender. Pero más perplejo(de risa) me quedé cuando alguna bartolina dijo enérgicamente que “no iban a permitir que la derecha y el imperialismo tumben al gobierno venezolano”. Supongo que acudirán a los yatiris para echar maldiciones, porque de invadir con sus guerreros del arcoíris ni en sueños. Saludos.
ReplyDeleteHisteria colectiva azuzada por bien pagados "deregentes", perros solícitos de la nueva oligarquía. Venezuela es sin duda el ejemplo a seguir, por eso la defienden, porque en quince años ha formado más millonarios sin mérito que en el resto de la historia republicana. Ese dinero fácil es el espejismo "socialista" que persiguen, mientras van tirando migas a los hambrientos y marcando la senda para no perderse, como en una historia de niños perversos. Saludos.
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