Monday, January 18, 2010
Damon Winter, el arte del desastre/MIRANDO DE ARRIBA
Claudio Ferrufino-Coqueugniot
El Premio Pulitzer de fotografía del año 2009 fue para el
fotógrafo del New York Times Damon Winter, por su serie de
la campaña presidencial de Barack Obama. Winter, como se
puede ver en su portafolio de la Red es aparte de versátil,
ubícuo. Su trabajo va de retratos de famosos, muchas veces
desde inusuales perspectivas, como queriendo aprehender el
tal vez último resquicio humano que se pierde con la fama,
hasta portentosos paisajes que presentan por lo general un
ambiente sobrecogedor de austero silencio, el mismo silencio
que emana en el rostro de un huérfano condenado en el
orfanato de Tzimbalin, Rusia, o en un niño haitiano
escapando de algo, con la pierna levantada, en carrera,
detenido en el espacio y el tiempo.
Damon Winter está ahora en Port-au Prince, la devastada
capital de Haití, país de sino trágico, del esclavismo sin
límites, de la violencia de la rebelión negra, de la
temprana independencia, la parodia de imperio, la magia, los
rastros de Africa, los Duvalier, Krik-Krak y el horror, del
marchar patético y brutal de los ton-ton macutes. Haití
donde los crímenes de otras dictaduras en comparación
parecen cuentos de niños.
Haití después del terremoto y el clímax de la tragedia no
parece lugar para la belleza. Sin embargo, así cueste
decirlo, las fotografías que cada día publica Winter en la
edición del Times son impresionantes y hermosas. Incluso
cuando toma un cadáver cubierto de polvo, en tono azul
penumbra, transmite la sensación de estar creando, haciendo
arte, terrible pero arte, básico en lo humano, por tanto
solidario y triste, pero majestuoso en hallar aun en la
muerte toques mágicos, pinceladas, que le dan un aura de
estar por encima de la realidad que describe, tal vez la
esencia del hombre, en apariencia superior a lo que es, en
ese jirón de grandeza que todavía hace creer a algunos que
tiene herencia divina.
Damon Winter sin duda alguna será contendiente para los Pulitzer del 2010, con esta otra serie muy distinta a la que le confirió el premio anteriormente, pero con un mensaje de esperanza quizá mayor. Barack Obama y su campaña representaron lo mejor de un país que intenta superar a toda costa sus errores; Haití representa la inquebrantable razón de vivir, así sea en las peores condiciones. No otra cosa son aquellos infantes y sus padres trashumando el infierno en busca de agua. No otra los muertos por sobre cuyos desechos caminan los vivos, algo que va más allá de simple inercia...
18/01/10
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Publicado en Opinión (Cochabamba). 19/01/10
Publicado en Brújula (El Deber/Santa Cruz de la Sierra), 30/01/2010
Imagen: Damon Winter/Cadáver cubierto de polvo, Port-au-Prince, Haití, 2009
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