Thursday, February 17, 2011
Saudades de Socorro/ECLÉCTICA
Claudio Ferrufino-Coqueugniot
Saudades de Socorro dice de pueblo chico, de banda que toca retreta los domingos por la mañana, después de que los devotos han oído misa y los herejes han despertado de sus vicios. Sol de junio, las plantas y el piso lucen recientemente lavados en lluvia. Aire fresco baja desde la Serra da Mantiqueira. Más allá, al otro lado, si se duerme en la historia, está Minas Gerais con sus alucinaciones de diamantes y bandeirantes, con gobernadoras negras y cruces afiladas como espadas. Socorro pertenece al estado de São Paulo, Brasil, y tiene veinte mil habitantes. Lleva su nombre por Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
Rio do Peixe: peces habrá en la placidez refulgente de su agua que ornamenta la tierra. Meandros e islotes cubiertos de vegetación. Juego de colinas como planos verdes superpuestos en un óleo de Cézanne.
Si se quiere encontrar el ruido del mundo moderno, un automóvil alcanza para acercar un monstruoso São Paulo, o las torres del centro de Bragança Paulista. En el interior se juntan, y se consuman, las diversas etnias de Brasil, los congo y los yoruba, Campania y Sicilia. Las fotos de los bisabuelos de unos muestran adustos italianos vestidos de negro, los bigotes trenzados a costado o hacia arriba; los otros, bisabuelos también, visten de negro aunque están desnudos; Dios los vistió con piel de ese color y les añadió cadenas en cuello para decorar su prosaica imagen salvaje. Hoy, ambos, supuestamente, viven en la armonía del orden y el progreso y, para no alterar las saudades, que no van con cuestiones raciales, creamos que es así.
Saudades de Socorro es obra del compositor y músico Pedro Ferragutti, padre de músico, abuelo de músicos. Un duende sonoro se apoderó de los genes calabreses de los Ferragutti y no hay objeto de madera o metal que no musique en sus manos. Su hijo Toninho toca ahora, a las diez de la mañana, el chorinho de su tía Cida. En la penumbra de este cuarto de persianas bajas, bailo descalzo un ritmo ajeno y difícil que me llena de tristeza por no tener en mis pies las cualidades bailarinas del Brasil. Choro y chorinho ¿lloro y llovizno? ¿Coro y corito? síntesis única de pena y felicidad. Si dicen que el tango es un sentimiento que se puede bailar, pues choro y chorinho son el llanto que danza. Don Pedro, ya de ochenta años en su Socorro natal, va por un vals, una serenata de noche. Lo que más me gusta, y me recuerda extrañamente España, porque Brasil en teoría es Portugal, son las composiciones de banda del autor, su himno de Socorro, sus "Hermanas Guimarães", la hermosa y marcial "Radio Nuestra Señora de Socorro" con aires de pasodoble y tonos de las marchas norteamericanas de Souza, con la misma emoción y pasión de sus choros, el alma de un hombre que se ha hecho solo, que en lugar de contar prefiere escribir -y tocar- notas musicales.
16/06/03
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Publicado en Los Tiempos (Cochabamba), junio 2003
Imagen: Jazz Pedrinho, Socorro, 1954, con los hermanos Danilo y Gilberto Ferragutti en los tambores
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