Claudio Ferrufino-Coqueugniot
Día de pálido reflejo crepuscular.
Tendido en el gigantesco y curvado espejo de las aguas las contemplo. El corazón descansa como piedra hundida en el cieno. Rodeado de vegetación pienso que si no existe este lugar, lo invento. Mi crisol alquimista recibe pino y musgo y trozos de cielo mezclados con lunas. La vida fluye de un manojo de cabellos rubios, ventosos. Invento el lago de Constanza en cuatro minutos, sudo un quinto y creo un sexto para dormir.
Levanto en las orillas una casa grande como pulgar. La pueblo y observo crecer los pétalos. Un amarillo se posesiona del mundo con esperanza y aflicción. Un hechizo te recuerda.
Los escalones descienden tras tus pasos. Eres dueña del número. Si tocas el último caes, desnuda y frágil, en la espuma de mis brazos.
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De ACRACIA (Nispa-Ninku), 15/05/1986
Foto: Lago de Constanza
Thursday, September 4, 2014
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Brevitud narrativa, le llamé alguna vez. Es más que un poema, pero también lo es.
ReplyDeleteHermoso.
Un abrazo, querido amigo.
Gracias, Jorge. Textos de una época no diré experimental pero que se caracterizan por ser breves a la manera en que lo hicieron Baudelaire y otros. Epoca de mucha lectura, por cierto. Abrazos.
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