Claudio Ferrufino-Coqueugniot
Bastan las atrocidades stalinistas, derivadas de las leninistas, bien documentadas, para descalificar a aquellos que decían -y dicen- hablar en nombre del pueblo. El poeta Mao, alguna vez lo llamé así luego de conocer sus versos, bañó en sangre su país con el mismo ímpetu -o peor- que lo hacía Chiang Kai-shek. ¿Dónde están las diferencias?
Bastan las atrocidades stalinistas, derivadas de las leninistas, bien documentadas, para descalificar a aquellos que decían -y dicen- hablar en nombre del pueblo. El poeta Mao, alguna vez lo llamé así luego de conocer sus versos, bañó en sangre su país con el mismo ímpetu -o peor- que lo hacía Chiang Kai-shek. ¿Dónde están las diferencias?
Lo contó
Margarete Buber-Neumann, desde las cárceles de Stalin y de Hitler. En las páginas
de su libro de memorias detalla como los soviéticos entregaban a los comunistas
alemanes a sus aliados nazis, amarrados para el sacrificio. Y a los otros, amén
de torturarlos, fusilarlos, desaparecerlos, hacer escarnio de ellos. En la
Guerra Civil Española los comisarios se ocupaban en cazar gente del POUM y
anarquistas, siguiendo las instructivas de Moscú. La revolución era lo que
menos interesaba. El objetivo está en el poder, y eso los hace casi
monárquicos, porque además apenas se encaraman en situaciones de mando preparan
con celeridad las futuras dinastías que preservarán su casta. Lo he mencionado
tantas veces que bien cabe una vez más: recordar a la madre de Brezhnev
preguntando al hijo qué harían cuando llegara el comunismo. Imagínense una
oleada en verdad revolucionaria, un tsunami repentino. Cómo escaparían Evos,
Lineras, Correas, el bufón del siglo XXI ya no puede correr, Cristinitas,
Amados Boudu y ladrones de menor estofa ante la inminencia de ser acorralados y
aprehendidos por usurpación. “El comunismo viene, vámonos”, y a la desbandada.
Un amigo sugiere
que leo en demasía noticias y comentarios de derecha, que de ahí nacen escritos
reaccionarios, contrarrevolucionarios. Para qué, si basta leer a los clásicos
del género y darse cuenta que aquí hay mentira, y mucha, y siempre la hubo.
Exceptuando los que murieron, benditos ellos, de quienes nunca sabremos cómo
habrían actuado dotados de poder. O el caso emblemático de Che que con errores
y sin ellos tuvo la decencia de intentar preservar un sueño apenas se dio cuenta
que las ilusiones se desvanecían donde las comenzó. A pesar del absurdo, de la
niñería espantosa de un foquismo descentrado que llevó a unos a deambular como
zombis por el monte y a otros a perecer de hambre. Mejor la muerte que
desenmascararse o aprender a utilizar los mismos males que se afirmaba
combatir.
Es tanta la farsa
que algún histrión que fungía como jefe de redacción de un diario cochabambino,
con aires de vate, peluquín, cornamenta cercenada como la de Hellboy para
esconder la vergüenza, rescataba a “Julio” (Cortázar) y en un galimatías
garabateaba un intento de manifiesto revolucionario con los bolsillos llenos,
venidos sabemos de dónde. ¿Defenderlos? ¿Esta es la izquierda? Mejor nos iría
con la derecha. Al menos así sabríamos de qué lado viene la cornada. El
histrión nunca lo supo…
19/02/13
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Publicado en El Deber (Santa Cruz de la Sierra), 24/02/2013
No hace tanto me gané la furia de la poetada izquierdista de mi país por exhibir simples antecedentes históricos. Poetas que incendiaron el mundo, como Radovan Karadzic, la mayoría de los jacobinos franceses y hasta el mismo Stalin, cuyos poemas (al menos lo que conozco, fueron publicados en 1901)
ReplyDeletePor supuesto, también hay muchos de los que podría hablar bien, como Martí, o Vaklas Havel.
Respecto a la historia, a los sucesos conocidos, las interpretaciones, pues difieren mucho en ambos lados de la antigua cortina de hierro. No me abanderizo por ninguno, pues entiendo a la disciplina histórica como una forma de narración profundamente subjetiva, donde campea la manipulación y la omisión. De la comparación, del hurgar con fineza en las fuentes no tradicionales (cartas, periódicos, literatura, memorias poco conocidas, canciones y todo el conjunto de expresiones de una época, puede alcanzarse cierta cercanía con un mapa más auténtico) Lo oficial, en cambio, siempre está podrido.
Me alargué. Muy bueno, estimado Claudio. Da para hablar mucho. Saludos cordiales.
He leído cosas tuyas sobre la izquierda, Jorge, y me imagino las furias que despertaste. Sin duda te acusaron de reaccionario, fascista, contra, etc, como a mí, esgrimimiendo argumentos fascistoides. Hay que tomarlo de quien viene: por lo general una recua que "profita" del status quo, igual que al otro lado. Que no importe, hay cosas que debemos refregar en el rostro de los parlanchines, los imbéciles que hablan porque creen que tienen que hablar, como este jefe de redacción cochabambino, y un incomprensible, por lo mal escrito, texto "contra mí". Cuando te encuentras con bazofia tal te das cuenta que ni siquiera es un alegato que se te opone, o que critica tus puntos de vista, sino simplemente un asno al que le han dado cierto espacio y cree que puede rumiar y dar alaridos de burro sin riesgo. Lastimosamente este tipo de protozoos son difíciles de alfabetizar. Son resultado natural de un mundo imperfecto. Abrazos como siempre. Y gracias.
ReplyDeleteComienzan siempre altruistas los paladines de 'izquierda' justiciera. Y el resultado siempre es el mismo: tomado el poder, los paladines justicieros se esfuman y aparecen nuevos remedos d dandis, trastornados mentales q no hacen sino confirmar las justas palabras d Lord Acton. Se envilecen hasta la podrida ansia d ser inmortales, y al no serlo, se auto-desprecian. Bazofia. Si, solo eso son. Izquierdismo d poses y d inmensa porqueria teórica q se resume en angurria. Cuento para pobres, pobres mentales q ven líderes y salvadores en ordinarios jumentos. Hay q repetirlo.
ReplyDeleteAlfabetizar, es palabra clave para dejar d hacer dioses d asnos. Tan simple como utópica: siempre habrán masas d ovejunos. Solo la inevitable muerte profesa comunismo verdadero, y hasta necesario equilibrio, como obligada y sabia apoptosis.
Saludos cordiales, estimado Claudio. Dejemos q las recuas se solazen, es su momento. Cada quien a lo suyo. Abrazos!
Cuando morimos, o dormimos quizá, todos iguales. Porque cuando nacemos ya somos diferentes. Morir no carga consigo nada (como en el caso del nacimiento) y ser pobre como rico da igual. Buena reflexión, Achille. Mañana pondré otra columna que acabo de escribir para El Día donde en parte se toca este tema que conversamos.
ReplyDeleteAbrazos.