Claudio Ferrufino-Coqueugniot
Hace varias décadas mi padre me contó que vio a un individuo golpeando a una mujer en la calle. Intervino, furioso, dispuesto a destrozar al agresor. Estaba en ello cuando sintió un agudo dolor en la nuca: la mujer le había clavado el tacón de su zapato alegando que el tipo era su marido y que tenía derecho a pegarla. Problema no al margen del abuso, sino parte dramática de él: aceptarlo como derecho.
Hace varias décadas mi padre me contó que vio a un individuo golpeando a una mujer en la calle. Intervino, furioso, dispuesto a destrozar al agresor. Estaba en ello cuando sintió un agudo dolor en la nuca: la mujer le había clavado el tacón de su zapato alegando que el tipo era su marido y que tenía derecho a pegarla. Problema no al margen del abuso, sino parte dramática de él: aceptarlo como derecho.
Lo triste, en
Bolivia, es que en el despropósito y mentira vil del plurinacionalismo se ha
azuzado desde los más altos cargos en favor del abuso, opresión, utilización de
la mujer como objeto. Al menos en tres ocasiones el presidente hizo
declaraciones no solo ofensivas sino atentatorias. Cuando en el caso del
Isiboro-Sécure instó a los cocaleros a ir al monte a “seducir” a las indígenas
para hacerles cambiar de opinión respecto de la carretera. Eso tiene un
tremendo y simple nombre: violación. En otra oportunidad, abrió las puertas de
los cuarteles a todos los inocentes muchachitos que embarazaban a sus parejas,
el cómo sin siquiera consultarse, y acogerse al amparo de la fuerza armada para
evitar la justicia, resarcimiento, responsabilidad y etcéteras. Qué mejor que
allí, que en la historia nacional ha sido siempre centro de tortura y
discriminación, donde se ha ejercitado represión al pueblo y jamás se ha ganado
una guerra. Cómo ganarlas si desde arriba se invita al recinto a cualquier cobarde.
Lógica irracional, como todo aquí.
Luego, se perora,
discursea de cuánto ha avanzado la mujer en su acceso a cargos públicos en
nuestro paraíso social. Cierto que hay ministros de sexo femenino, directoras,
y más, pero todo ello se borra con unas cuantas coplas imbéciles que sin
embargo apuntan concretamente a cómo se piensa en el país, desde el mandamás al
resto. Y que en él, como ha sido siempre, el género femenino se reduce a lo que
podríamos bien llamar carne de colchón.
Volvemos al tema
de las coplas, que no se han reeditado este año porque alguien tendrá algo de
cordura en esta sopa infecta. Allí se dijo, claro, que a las “ministras” Evo
Morales les bajaba el calzón. Broma o no broma, el tiempo lo dirá. Nos refiere
de inmediato al dictador Rafael Leónidas Trujillo, acostumbrado a obligar a las
esposas de sus subordinados a acostarse con él, so pena de inenarrables
castigos. Tácita la idea de asociar al tirano con el supermacho, la de hacer
saber que si no se manejan las bridas del poder y del estado con la cabeza se
lo hace con la verga. La misma idea, calcada, de impunidad, omnipotencia,
desdén por los derechos y libertades de los otros, incluidos los maridos que en
ambos lugares agacharon la cabeza, en uno ante los actos, en otro ante las
palabras, y sonrieron con la beatitud de tristes e indefensos cornudos. Las
ministros no callaron, defendieron al amo, lo que nos hace retomar la historia
inicial, la de aceptar el abuso como derecho del que detenta el poder.
En un país sin
leyes, profesionalismo, decencia en la judicatura, y sin autonomía, poco se
puede hacer. Lo ha demostrado el caso de la asamblea de Sucre, donde se hubiese
o no consumado el acto de penetración, asistimos a una expresión de atropello,
despotismo, arbitrariedad, elementos característicos de una nación en ciernes
de desaparecer, engullida por el flagelo del narcotráfico, que si bien sostiene
un status quo temporal terminará destruyendo hasta las raíces de un suelo ya
corrupto y canalla.
Ser mujer en Bolivia,
sobre todo en esta Bolivia, es un desafío, aparte de calvario, viendo que hasta
las que están mejor ubicadas ceden con beneplácito sus prendas íntimas para
preservar un imperio de anacronismos, de antiguallas mestizas, indias, criollas
y españolas que pesan como castigo y sustentan tronos crecidos en la
ignorancia.
18/02/13
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Publicado en El Día (Santa Cruz de la Sierra), 19/02/2013
Foto: Afiche contra la violencia de género en Estados Unidos
Tan cierto q duele. Bolivia es Sodoma y Gomorra, a donde se mire nada hay para alegrarse. Su gente y sus costumbres, su gobierno d peculiares ignaros y malhechores, todo recuerda la horrible alegoría católica. Estamos viendo y malviviendo un país defecado.
ReplyDeleteMerece la pena recordar también el agravio del cocalero a dos mujeres 'petroleras' en algún campo o refineria boliviana..¿Perforadoras o perforadas?? preguntó henchido el homínido, para júbilo de su recua circundante, y sus risas asnales q sonaban como nunca a coro d rebuznos infames. Nadie, ni mujer ni hombre, puso en su merecido sitio al jumento creído sin par Casanova.
Los muchos lo idolatran y sometidos se le postran genuflexos, otros le temen o ambas cosas. Pocos lo ven y describen tal cual es. Pero todos olvidan el simple empleado público e inepto q es, y q como tal, bien se merece colocarlo d rodillas para recibir su fálico castigo, su 'Rubirosa'. Quizá así comprenda lo atróz d su bocota y d la caca en su cabeza. O quizá hasta termina contento con el suplicio, como su delicada jacobina, quien sabe..
Lamento lo extendido d las injurias, estimado Claudio, pero hoy tocó un tema q es d los más indignantes en este reino de los bárbaros. Orgía y 'Fiesta del ChEvo'..(así habrá leído con su insufrible español el insigne mono, el título del libro, y tal vez por eso se propuso emular las aventuras de un canalla tan parecido..Ojalá termine d leer el libro.) Saludos cordiales y abrazos, estiamdo Claudio!
No conocía esa historia de las mujeres petroleras. ya habrá tiempo para emplearla.
ReplyDeleteTambién me acusan de injuriar y nada más. No importa, les queda el derecho de hacerlo. Creo en el sarcasmo y hasta en el insulto. No estamos en un foro en el que podamos discutir en cumbres intelectuales. hay que decir las cosas como son y como puedan entenderse. Ya habrea tiempo -otra vez- para poder conversar en otros campos. Por ahora, a cada golpe, se les devuelve dos. Y alguien se pondrá a pensar si el que escribe estea loco o se dedicará a observar el entorno, mucho peor de como lo describo.
Siempre me divierto con las agudas, certeras, dramáticas y jocosas líneas de tu pluma. Abrazos.
A veces parece haberse olvidado de su condición de presidente y ha cometido torpezas inexcusables.
ReplyDeleteBuen artículo, estimado Claudio.
Mejor ser tildado d injurioso q ser un cordero más q ni balar puede. Su coraje es carísimo y digno ejemplo a seguir, Claudio. Adjunto un link d la vergonzosa evidencia del rey d la coca, la quinua y d los jumentos. Es deleznable.
ReplyDeletehttp://www.youtube.com/watch?v=VBYXZLxV0Us
Abrazos, estimado Claudio.