Claudio
Ferrufino-Coqueugniot
Qué venida a menos está esta palabra. Ni hablar siquiera de los trabajos de Hércules, de la expedición de los Argonautas, de Teseo, de Eneas, de Héctor y Aquiles. El mito, sí, como representación de valores que se necesitaban para adquirir esa casi imposible condición.
En Bolivia, héroe
es cualquiera, y los plurinacionales tienen un prurito afrodisíaco por serlo;
basta dar un par de pasos en falso, decorarlos con discriminación, lacrimosa
historia del indio, y listo, ya está. Héroes los pobres soldados, que por vivos
o por cojudos de cuando en cuando cruzan las líneas fronterizas con Chile.
Luego los muestran, amilanados, decaídos, inválidos, hasta que vuelven a la
patria y se transforman en gallitos catalanes, bravucones. Típico.
Héroe el
presidente plurinacional, a su retorno, con la seguridad de su soporte moral y
“político”. Mientras tanto, en Viena, conejo asustadizo que tiembla, y es
comprensible, porque podía haberse quedado flotando en el vacío, sin
combustible, para entrar en el Nirvana aymara sin escalas. Cosa que no desea
porque acá se está óptimo.
La
malintencionada izquierda -entre comillas- goza y medra con los escandaletes.
La Kirchner echará aullidos de loba; Maduro, antológico como siempre en su
rebusque de un análisis que no se le presta. Si aparece Correa, fruncirá las
cejas y en falsete característico cantará sin el talento de Juan Gabriel pero
con aires de dramón. Caso aparte, este, el del ecuatoriano, que con el asunto
de Snowden chilló como primeriza y de pronto calló. ¿Qué tendrá la CIA en su
file para que hiciera chitón? Y es que estos gringos todo lo saben: quien
vende, quien traiciona, trafica o roba. Lo tienen guardado porque comerciantes
son. En el momento preciso ponen sus productos al aire y caen cabezas sin el
tenebroso chirrido de la guillotina.
El problema no
radica en cómo trató Europa al líder indigenal. Sabemos que la línea no va por
ahí. Al contrario, Morales debiese estar agradecido por cuanto la democracia
occidental europea hizo, y hace, en su beneficio. A través de las oenegés lo
levitaron hasta el cielo en que descansa, mullido y bien alimentado -sobran
imágenes- por la comida que le dieron los amos. Seamos claros, este, el
presidente, no es adalid de soberanía ni de nada. Colonialista disfrazado de
indio, fiel sirviente del capital internacional en sus dos versiones, blanca y
oscura, ha asumido el rol natural de idiosincrásico caudillo de un pueblo que
se arrastra, gatea, balbucea, y ruega. Lo abyecto jamás alcanzó los niveles que
tiene con la mentada, y falsa, plurinación.
Los intelectuales
de “izquierda”, cobardes como caracterización inequívoca, cantan loas al
supremo. De la farsa están comiendo muchos, y ahorrando. Total, y desnudan con
esto su faz colonial, a quién le importa la “indiada”. A ellos, por supuesto
que no. Es más, cuando se vayan lo harán con aire de humanistas, porque tiraron
migajas de perro, bonos de los que se secuestró la mayor parte, a los
miserables.
Cuesta creer que
gente inteligente cae en el embrollo y agita una tonta indignación ante un
hecho cuya única consecuencia importante es haber indicado al mandarín
boliviano que se lo observa, que pasó el tiempo del delirio culposo que tienen
los europeos por los siglos de explotación en América.
El mejor ejemplo
de soberanía está en crecer y formar generaciones de pensadores y trabajadores,
que por lo que creen o hagan obtengan su dignificado espacio en un mundo
competitivo. Pero no, vade retro progreso, lo que hace falta es circo, amautas
de alasitas soplando en caracoles. Con ello, la permanente del caudillo no se
desarreglará y tendremos fiesta para rato.
Solo para
decirlo, a pesar del enclenque estatus del vocablo: héroes son los indígenas
del TIPNIS, y los que trabajan para comer. Y ahora, la quimba y la segunda.
¡Adentro!
04/07/13
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Publicado en
Puntos de vista (Los Tiempos/Cochabamba), 05/07/2013
Imagen: Yue
Minjun/Hero here, 2004
Brillantes verdades, Claudio. "Nirvana aymara..!"..ja! Es lo justo pa su condiciòn d pachakuti. Puro circo los cómicos de Alba.
ReplyDeleteAbrazos, estimado Claudio!
Me imagino Cochabamba, con tanto iluminado. ¡Un abrazo!
ReplyDeleteClaro, breve y contundente, como siempre. Es terrible el autoritarismo que estamos viviendo, a un asambleísta regional que tuvo la osadía de afirmar que “el presidente se estaba victimizando y que él no era Bolivia” casi lo pegan dos colegas masistas en pleno hemiciclo departamental. El circo que montaron en la Llajta sobrepasa cualquier imaginación por sus aires de solemnidad lindando lo grotesco (¿Vio el cartel cabecera de la reunión?: …Ocaso de los imperios” ja ja). Lo tuvimos que sufrir los cochalas, como siempre, mientras nos cerraban calles y puentes a su antojo, provocando trancaderas en horario pico de esa noche, por si fuera poco declararon horario continuo para que los “servidores públicos vayan al acto de desagravio del hermano Evo” en la Coronilla. Verdadero hormiguero humano era el hotel y sus alrededores para la fiesta-piñata infantil del caudillo, donde fue restituido su ego herido por los hermanos mayores de Unasur. Los incordiosos bajo el Cristo de la Concordia, entre arreglos florales, furiosa Declaración firmaron para perpetua memoria, jeje. Lejos de cabrearme por este desfachatado despilfarro, por una vez pude sacudirme el aburrimiento de nuestro bucólico valle. Saludos.
ReplyDeleteJa, ja, José, bien por distraerte. Eres testigo de un circo ya inesoerado en el siglo XXI. Africa en América, qué lujo.
DeleteGracias por los detalles de primera mano. Una amiga me había contado del cierre y desvío de calles, etc. El monarca se paseaba por su feudo y haciendo lo que le viniese en gana. Saludos.