Tuesday, October 25, 2016

Venezuela y el abismo/MIRANDO DE ABAJO

Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Leo a diario, en Argentina, Brasil, Paraguay y otros, las críticas a los nuevos gobiernos. “Derechistas”, “neoliberales”, etc. Pero nada acerca de quién ha traído a esta gente, fuese cierto o no lo que se dice de ellos, de vuelta al poder. No aparecen por arte de magia; que estuviesen o no agazapados aguardando su oportunidad, tal vez, pero si existe alguna culpa es aquella de los llamados gobernantes “progresistas” cuyo inmenso y desvergonzado robo (en nombre del pueblo) ha obligado el retorno de quienes no son mejores, pero tampoco peores que ellos. Al menos la derecha es franca y se sabe por dónde irá. La mal llamada izquierda, expoliando América Latina por dos décadas ya, excepto Cuba donde se hizo eterna, continúa con su enfermante retórica incluso encima de los despojos causados por su mandato. No se puede concebir que se describa a Evo Morales como puntal de una revolución inexistente. El individuo no pasa de ser un sindicalista cocalero, mañoso y de lleno o de costado narcotraficante, y nunca podría llenar las suelas de tanto sacrificado, o del discurso del sacrificio en este largo genocidio por las causas sociales.

Ayer escuchaba a Capriles, visible cabeza de la oposición venezolana, pedir al ejército que interviniera, que no permitiese el aplastamiento de la constitución. Parece una mala broma que, otra vez, aunque de facto es quien gobierna, demandar  la aparición de la fuerza armada como solución, única, al problema venezolano. La cosa es simple: derrocar a Maduro pasa por las armas, o, si esperamos, pasará por la muerte de muchísimos civiles que posiblemente, debido al número, puedan tirar al piso al régimen tiránico, narco, del “chavismo”, nombre este que desaparecerá de la historia como ya ha desaparecido la bufona figura del comandantico que le dio nombre.

Francisco, papa, no creo que sea interlocutor fiable. El populista de la iglesia (por necesidad institucional) juega inequívoco rol a tiempo de juntarse a la mersa ladrona de la izquierda, no en vano anda en caricias vaticanas con Cristina y con Evo. A su juego los llamaron. Lo digo porque se ha pedido a la no muy santa sede intervenir en conversaciones maduristas y opositoras en Caracas. ¿Discutir, conversar qué? Es claro quién debe salir y quién morir. El chavismo se aferra con uñas y dientes porque las cabezas como Diosdado Cabello saben que de la puerta de palacio irán a dar a las blancas, impolutas y solitarias prisiones federales gringas. Tienen que jugársela. Piden al Vaticano mediar para ganar un tiempo que ya no tienen. Hay que ver si dentro del ejército existen oficiales que no están en la nómina de pago de Nicolás Maduro que se decidan a voltearlo. Hemos retornado a la página en blanco, luego de tanto vano martirio.

Por todo lado se tiran salvavidas para colaborar en el auxilio de la zozobrante izquierda. Santos, de Colombia, los ha tomado como hijos pródigos a cambio quizá de fortuna y, ahora, de un título cuyo peso se perdió hace mucho. Todos pegan el grito ante la presencia de Uribe. Otra vez cabe la pregunta de a quién culpar por el retorno de este personaje sombrío.

Leo un interesante artículo argentino sobre los derechos de la mujer. Avanzo aprobatorio hasta que la periodista muestra las garras, cuando habla de Milagro Sala pidiendo su liberación. Ahí lo dejo, porque de pronto encuentro una voz sesgada y ciega. Esta izquierda que alguna vez fue esnobista e ilusa se ha convertido en pútrida mácula de una inteligencia vendida a cambio de oro. Se fue la gran ilusión, hoy cuenta la plata. ¿De dónde viene la derecha futura? De esta izquierda, de ella; de Kirchner, Chávez, Castro y Morales. De la hez.
24/10/16


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Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 25/10/2016

Imagen: Caricatura de THE ECONOMIST

2 comments:

  1. Tal como bien ilustra el gráfico, Venezuela se va inevitablemente para el despeñadero, solo que a medida que pasa el tiempo parece un precipicio sin fondo, un cuento-con tintes de pesadilla- de nunca acabar. ¿Cómo pueden los venezolanos aguantar tanta ignominia y, además, prolongada? “En las noches lloro, pensando en qué les voy a dar de comer a mis hijos al día siguiente” creo que decía el testimonio de una madre desesperada. Una situación parecida sería impensable en nuestro país, tal vez lo único rescatable de nuestro pueblo es que tiene una rebeldía latente que ante circunstancias extremas es capaz de estallar sin control. Venezuela, al contrario, semeja la tierra de Job. Saludos.

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    1. Tienes razón, José. No podría, a pesar de todo, pasar en Bolivia. Pasó en Cuba y ahí apunta Maduro, a convertir Venezuela en un calco de la isla, sin darse cuenta de las cosas, internas y otras, que permitieron la aberración que se vive en Cuba hace mucho. Que logros, sí, cómo no, en 50 años, pero esa persistente humillación de tener que mendigar tiene que ser insoportable. Saludos.

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