Claudio
Ferrufino-Coqueugniot
Hemos vuelto al
medioevo. El eclipse solar total que acaba de pasar trae presagios, malos como
en los tiempos antiguos. Las topadoras del autócrata Evo Morales están en
Isinuta, en las puertas del TIPNIS. Esta noche su sosías gringo, Donald Trump,
decidirá la política militar de los Estados Unidos en cuanto a Afganistán.
Quiere, se ha comentado en prensa, que aparte del contingente de soldados que
ya está allí, el gobierno contrate a una fuerza mercenaria cuyo dueño es el
hermano de su secretaria de Educación, la menos calificada de la historia
última, multimillonaria y con planes firmes de destruir las escuelas públicas,
reemplazarlas por privadas, elitistas, clasistas y el resto. Estados Unidos ya
perdió hace mucho en Kabul, igual que Rusia; sin embargo, sigue siendo tremendo
negocio para la venta de armas y, ahora, para posibles contratistas que
cobrarán arriba de 10.000 dólares mensuales para matar, con comisión al
presidente, seguro. Ha vuelto Butch Cassidy, el delincuente, a cobrar dólar por
cabeza de indio en la Patagonia.
El año 1647 un
eclipse similar se vio en Polonia. Los ciudadanos espantados miraron hacia el
este, los llamados Campos Salvajes, tierra oficialmente de la República polaca
pero en lo real de nadie. Polonia poseía un vasto territorio y solo diez
millones de habitantes. Era lucha imposible de ganar. Los augurios se
cumplieron, en 1648 la guerra vino de oriente, brutal como no la habían visto
y, en cien años, Polonia dejaba de existir. Destruido el parque nacional
Isiboro Sécure, Bolivia todavía tendrá unas décadas antes de declararse
desierto, pero es certeza de futuro. Bien sabemos que el TIPNIS significa la
punta de lanza de los criminales comerciantes que se hacen pasar como
abanderados de la revolución. Vencido este escollo no han de detenerse hasta
haber vendido todo, lucrado para diez generaciones y después huido, con
amautas, ñustas, putas, eunucos, milicos y lameculos de cola. Dejarán a los
escribientes, los adláteres de la nada, mangueros y limosneros, rectores de
universidad y curacas con inservibles chicotes. Porque luego de la destrucción
del agua viene la sequía, y con la sequía el hambre, con el hambre las batallas
y la muerte. ¿Lo quieren así? Sea. Bienvenidos Somalia y Sudán.
En cuanto a la
tierra del magnate Trump… le queda aire todavía. Ha de perder, y bastante
rápido, hegemonía mundial. A tiempo de ganar dinero personal y para su familia,
el presidente de los Estados Unidos va renunciando a favor de otros un lugar
preeminente; eso no implica como en el caso nuestro la debacle. En el norte va
a tardar, tal vez un siglo. EUA es demasiado rico aún y puede darse espacio hasta
entonces. En su caso, la pérdida es de estatus más que de riqueza, a no ser que
el energúmeno de la Casa Blanca ajuste el botón nuclear y todo, hasta el poder
y el oro, se vayan al abismo.
El eclipse, que
en Colorado llegó a cubrir un 90 por ciento del sol, pasó sin pena ni gloria.
Estábamos en un barrio obrero y poco interés hubo, aparte de unos manchones de
observadores, entre la gente por verlo. Y eso que corrió brisa fría y el
mediodía estuvo casi crepúsculo. Una mujer que se acercó a prestarse los lentes
especiales que llevábamos dijo estar asustada. El medioevo, otra vez, los
presagios. No se vio una cruz ígnea en el cielo, lo que hubiese causado
desbandada, pero igual se sintió como que algo fallaba, hasta los ojos. El
hombre ya no los levantó al cielo porque la luz quemaría sus pupilas. Se
agachó.
Recuerdo un
cometa, hace mucho. Después vinieron las torres gemelas de Nueva York. Lo que
nos aguarda está incierto o no tanto. Porque estamos seguros que Morales
entrará al TIPNIS y la coca lo cubrirá de gloria. Por aquí sabemos que míster
Trump hará lo que le venga en gana porque otros maleantes como los nuestros
quieren igual lucrar por siempre. Pretextos no les faltan, que ISIS, que las
comunicaciones, que la libertad y el progreso. El sol se cubrió de sombra. Tiempo
de sacrificio.
21/08/17
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Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 22/08/2017
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