Claudio
Ferrufino-Coqueugniot
¿Están
ciegos? ¿Qué pasa con intelectuales, pensadores y etcéteras respecto a Bolivia?
¿Por qué descalificar un alzamiento popular pacífico de millones? ¿Por qué
ponerse de lado de los pocos miles, pagados, o afectados en sus negocios
ilegales, que salieron a defender a Morales con muerte y amedrentamiento?
Adrede
afirman que fue un golpe militar. Sé bien lo que es un golpe militar, veinte
años de mi vida los pasé en ellos. Sé lo que es ver soldados patrullando por
las calles, oír de muertes y tortura. ¿Dónde se ve eso ahora, dónde? Los
muertos de Senkata no podían correr otra suerte. Si en los Estados Unidos un
grupo se lanza a querer dinamitar instalaciones de ese tipo, es eliminado de
inmediato. ¿Querían que se los recibiera con flores? Pena no me dio ver a un
delincuente común, masista, no recuerdo en qué lugar, sosteniendo con una mano
la otra destrozada por la dinamita que quiso hacer explotar contra los otros.
¿Por qué tendría que tenerle pena? Pena que no murió. No soy el pérfido papa
Francisco para hacerme el dulce. Semejante demonio.
Berrean
porque la derecha española quiere aprovechar el momento para descalificar a los
cagaleches de PODEMOS, esos fascistillos de mala entraña y mucho peligro. Yo no
solo los descalificaría. Esa laya ha causado ya mucho daño en la América
Latina. Es tiempo que se los pare. El tal Iglesias, perro negro de las muy
negras izquierdas, sueña con una España abierta al narcotráfico de manera
oficial, anhela un narcoestado en el que su fortuna personal crecerá al lado de
la de Diosdado Cabello y Vladimir Putin. Sin embargo creen los asnos que es el
adalid de los pobres, la luz inteligente que destruirá las sombras. Ateos de
religiosidad bien metida en el culo, añorantes de mesías y rateros. Si la
derecha de allí los destruye, pues a festejar, porque son peores que cualquier
derecha.
Contra
Bolivia hay una campaña internacional de desprestigio. El cerdo cebado que vive
ahora en Argentina, manipula los mecanismos que sus amos de los cárteles han
soltado para recuperar su negocio. Si le han puesto plazos no sabemos, y si lo
matan no importa. Ni a él ni a Suleimani los lloraremos nunca. Y muerte entre
narcos suena siempre como noticia buena. No intento ni me interesa ser
políticamente correcto. A este accionar violento, múltiple, pagado, hay que
responderle con la mayor fortaleza posible y sin remordimiento. O se vive o se
muere, y ante esa balanza, mejor que se incline al otro lado. Simple.
Va a ser
muy difícil extirpar los resabios del masismo en el país. Hay personajes que se
mimetizaron por el momento, diputadillos y otros que vieron esfumarse
posibilidades de lucrar cuando la rata escapó. No somos país que caiga en una
noche de cuchillos largos como la que implementó Hitler contra las SA. No sería
correcto, pero a las cabezas que se muestren en el ataque hay que
guillotinarlas. Esta hidra fomentada por el narco no da cuartel, libra guerra a
muerte, y a muerte hay que responder. Se lanza hacia el gobierno transitorio
porque no puede esperar: hay camiones y aviones prestos a ser llenados de droga
para reactivar el negocio. Hay Andrónicos, hijos de violadores y asesinos, que
esperan su turno. Ojalá que alguien esté anotando los nombres y los desmanes.
Todo tiempo llega y se tiene que estar preparado. No es una lucha política, es
el crimen oponiéndose a la ciudadanía, al derecho de un pueblo. Hablan tanto de
derecha los parlanchines que así esta llegará. Recuerdo cómo se recibió a
Videla en Argentina el 76, se lo hizo con alivio, pensando que los militares
terminarían con aquella orgía de sangre que inició el cornudo general en Ezeiza
y que continuó con su puta. Sigan, sigan, a ver cómo acaba.
05/01/20
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Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 07/01/2020
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