Claudio
Ferrufino-Coqueugniot
Evito ser
vanidoso y hablar de algo que no hago. Mi reclusión es, y siempre ha sido,
personal. Algo ermitaño, huraño, como quieran llamarlo. Es decir, ahora que se
comienza en Colorado a obligar a la gente a quedarse en casa, no sería para
nada diferente de mi vida habitual. Pero el tipo de trabajo que realizo me
permite, en caso de que lleguemos a extremo tal, tener un pase, salvoconducto
para moverme con bastante libertad. No me encerrarán, significa, de todos
modos.
La
creatividad humana está fabricando memes antológicos acerca de esta extraña
situación, nunca vista en USA, ni en tiempos del ataque a las Torres Gemelas.
La risa es un buen antídoto contra cualquier virus, gobierno autoritario o
pandemias como hoy. Acabo de recibir uno, que seguramente será tildado de
racista, donde el mensaje reza que todo ha retornado a la normalidad en China,
que en el McDonalds local se sirve un Big Mac con un sapo vivo en lugar de la
hamburguesa. Referido a un asunto muy conocido que es la destrucción por parte
de China de las especies animales salvajes, en todo el mundo, para que la élite
comunista china consuma estos alimentos “gourmet”, y para que los chinos en
general puedan tener una erección. Así de tremendo y simple. Se sugiere que el
origen del COVID-19 está en los llamados mercados “mojados” de la China donde
se juntan y sacrifican especies animales exóticas con otras de consumo común,
en deplorables condiciones higiénicas y “mojadas” por los fluidos corporales de
los animales sacrificados que caen y se meten por todo lado. Se incluye a
murciélagos, delicia de la comida de la Nomenklatura, y posible inicio del
corona virus.
Leía esta
mañana que Donald Trump quiere “que todos vuelvan a trabajar” para el 12 de
abril. Todavía no estoy muy claro en qué está pasando, pero que está no hay
duda, y que va a transformar el mundo querrámoslo o no, incluso tumbar gobiernos
como el de España, el de los comunistas “marqueses”. Manejo por Denver y los
negocios están cerrados. Mucha gente se ha quedado sin trabajo. Los
profesionales no porque pueden hacerlo en línea desde casa. El embate está
sobre los que viven de prestar servicios y labores “menores”. De esos, una
buena parte continuará trabajando porque su labor es considerada esencial. Los
llamados ilegales la pasarán peor porque estarán completamente expuestos. Pandemia
social, sin duda, aparte de la de salud. Hasta dónde y cómo es una incógnita.
Las calles
están vacías. Los etíopes de las estaciones de gasolina, enguantados y
enmascarados teclean la registradora y dan dos pasos atrás aterrados de
cualquier cliente. Nadie se acerca al otro; ni abrazos ni apretones de manos.
En el otro extremo, en el televisor, el retardado y gangoso López Obrador
convoca a la fiesta, con sus grandes lapsos en el discurso y molestosos
silencios hasta que la irrigación le llegue al escaso cerebro.
Los
supermercados ven desaparecer a las siete de la mañana sus stocks de papel
higiénico, servilletas, papel toalla, latas de atún y de sardina, arroz,
fideos, carne y etcéteras. Los supermercados mexicanos tienen carne a rebalsar,
atunes y peces enlatados, algo de fideo, otro poco de arroz, frijoles,
tortillas y nada de papeles esenciales
ni para el mundo de arriba y menos para el de abajo.
EUA es un
país de por sí paranoico. El COVID-19 ha solo resaltado esa condición
idiosincrática del norteamericano. Sospecha, desconfianza, miedo. Acá no hay
masistas que aúllan que porque comen chuño y pito están vacunados contra este y
cualquier virus. Los anticuerpos del boliviano vienen de su eterna pobreza, de
exponerse desde niños a la muerte: si no mueres al año pues no mueres ya. No sé
de las cualidades curativas del delicioso pito ni del chuño. Lo sabrá el
Sabelotodo… El norteamericano tiene el miedo como el mejor coordinador social
para que no se rebele.
Hay cierta
belleza en este silencio. No hay patanes furibundos detrás del volante. Aire
tranquilo de cementerio. Aire menos denso y cielo claro. Contradicciones y
paradojas. Los días siguen, los muertos a cuentagotas. Un invisible flautista
de Hamelin arrastra no solo a los niños por sendas aún desconocidas.
25/03/20
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Publicado en PUÑO Y LETRA (CORREO DEL SUR/Sucre), 29/03/2020
Imagen: Rembrandt
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