Claudio Ferrufino-Coqueugniot
La noche comenzó
a las 11.43 y terminó a las 5:12. Por ahí cantaban los Blind Boys of Alabama: “Jesus
is coming soon”. No estaré para esperarlo. Hice un alto debajo de un foco de
alumbrado público para ver un precioso dibujo de mi amigo Lander Zurutuza, en
Lezo, Gipuzkoa, tierra de bibliotecarios y piratas. Dos (dibujos), en realidad:
uno conmemorativo del millón de lecturas en mis blogs y el otro sobre Muerta ciudad viva recién publicado en
España.
Todo (el blog, y
luego los blogs), comenzó a fines del 2009, a instancias de mi primo hermano Pablo
Soriano Ferrufino, quien cree en mí más que yo mismo (me ahorra el trabajo,
gracias primo). Aprendí, con dificultad, trucos técnicos, sobrellevar
estruendos cuando la página salía tozudamente blanca. Poco a poco. Muy modesto.
Leían textos míos, una, dos personas; llegando a 8 el clima se mostraba
favorable. A pesar de amar el arte, el diseño gráfico, la fotografía, costaba
ilustrar los textos. He aprendido con el tiempo en que la calidad de la
ilustración puede pescar incautos afines a la cultura y atraparlos. Listos para
ser devorados. Comida gourmet. Cuando “posteé” (lindo anglicismo este) una
crónica del chileno Juan Cristóbal Peña sobre la biblioteca de Pinochet, el
número subió a doscientos. Ya era asombro. Se lo dije a Peña, quien pensaría con
tristeza el ostracismo y el retardo alrededor mío que definían semejante
alegría. No importó.
De la Mac salté a
la PC. Sin arrepentimiento. Se me hizo más fácil trabajar los sitios allí.
Se sumaron lectores. LECOQENFER (El gallo de
hierro), mi blog personal, comenzó a hacerse nombre. Abrí otro: SUGIERO LEER,
porque me gusta admirar, gozar y compartir el arte de los demás. Creo que en la
escritura no cabe espacio para la envidia. Me da tanto placer que lean un
artículo de Miguel Sánchez-Ostiz con mayor éxito que uno propio. Y me esmero tanto o más en “decorarlo” con
imágenes que resalten su belleza y/o interés. Cuando Roberto Navia Gabriel me
permitió publicar su estupenda La
prostitución de pollera, los visitantes sobrepasaron los miles. De pronto
era usual que entre los dos espacios llegaran entre 300 y 1000 visitantes
diarios. Al publicar una talentosa diatriba hacia el gobierno boliviano de mi
amigo Huáscar Sandóval sobrepasaron las diez mil personas leyéndola. Supe que
un límite había sido superado y que esto tenía vida en sí mismo. Requería, por
supuesto, mucho trabajo y para eso estaba yo, acostumbrado a no dormir y a
batirme entre nieve y hielo, con hambre o hastiado. Terco soy; eso ayuda.
Imaginarán que
entre tanto escrito sería muy difícil cernir todos los nombres y consignarlos.
La gente que me conoce sabe que aprecio la colaboración de tantos, incluso el
cariño que algunos profesan a lo que escribo y hago. Al no poder nombrarlos,
que son más que los de la Vida de santos, no es que sea desagradecido,
olvidadizo, discriminador o imbécil. Va para ellos mi saludo, mi salud, afecto
y admiración. Claro que unos se escurren por los resquicios del tiempo, por su
extensa estadía, que tengo que anotarlos: Pablo Mendieta Paz, Jorge Muzam,
Claudio Rodríguez Morales, Daniel Averanga, José Crespo Arteaga, Pablo Cingolani, Chellis
Glendinning, Miguel (ya arriba), el solidario –este sí santo en serio- Pablo
Cerezal. Nombres nuevos: Paz Martínez,
Maurizio Bagatin, poetas y cronistas, ensayistas y conversadores. Si olvidé a
alguien, es solo pasajero y temporal. No se enojen, no os enojéis, Emilio
Losada y mi hermana Elena.
¿Qué decir de los
invariables, los adictos, los queridos, entre ellas y ellos, los que nos leen,
critican y comparten? No hay brazos tan largos como para sostenerlos cercanos.
Valgan palabras, más fuertes y pesadas de lo que creemos, para agradecerles.
Ocho años.
Recuerdo cuando a Alicia y Joaquín, mis padres, les decía que bordeaba las cien
mil visitas y no lo creíamos. No están para alegrarse de este millón que es
suyo porque de ellos tengo el valor y la fuerza.
A Ligia, siempre
hermosa, por el papel de víctima obligada a leer necedades, pensamientos
sombríos, penas y también bellas cosas a cualquier hora o día sin respetar los
domingos.
A mis hermanos.
Amigos. Parientes.
Que lo que más se
lee es lo político, lo sarcástico, lo erótico o sexual, ni dudas. Las tetas de
Laura Antonelli no pueden compararse a Proust. Pierde, desde luego, el francés.
Hay que poder alternar, mezclar, juntar y dividir; es uno de los secretos para
atraer lectores. Un mazazo a la cabezota de los tiranos me trae mayor cantidad
de flores que esa gris neblina que abruma las páginas de Herta Müller. Se tiene
que aceptar lo que es y trashumar con pericia en medio de difíciles pasadizos.
Debemos, como
sugiere Lander exactamente a la 1:11 del amanecer, ahora, ir por el otro
millón. Quizá ampliar a un tercer blog donde se incluya ficción. El SUGIERO
LEER de hoy no la incluye, con una pequeña excepción. Lo personal, lo de
Ferrufino-Coqueugniot, trae el conjunto, hasta unos burdos poemas de juventud
que lloraban piernas idas.
Pasó. Pasaron un
millón de lecturas. A la próxima etapa. Sin sobresaltos; con tesón. Me place,
hablando de Bolivia, que estos blogs se hayan convertido en referente de
autores jóvenes, de lectores interesados y voraces. En un espacio de gran
público donde publicar con absoluta libertad, donde la censura está muerta.
Gracias.
15/02/2018
_____
La ilustración conmemorativa es de Lander Zurutuza, amigo querido.
Enhorabuena por ya ser un "millonario" aunque sea de lecturas, querido Claudio.Siempre será un placer el seguir leyéndote desde cualquier parte y, en mi caso, una referencia para el aprendizaje. Muchas gracias por incluirme en tu grupo de colaboradores. Un abrazo a la distancia.
ReplyDeleteAbrazos, José. Agradecido además por los exquisitos textos que has compartido aquí. Y que seguirás, espero.
ReplyDelete