Sunday, September 23, 2018

OKSANA


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Unos versos y un cuerpo. Poesía y sudor. En un principio no era el verbo ni flotaba sobre las aguas. En un principio era el cuerpo y era manantial. Génesis, por cierto, de todos los días, sin día de descanso. No somos Dios, no podemos darnos tal lujo. A trabajar o a amar, sin desdén ni pausa.

Vertiente. Rocío. Laguna y mar.

Tu perfil se recorta y detrás de ti solo sombras. El espacio y la geografía se reducen a ti. Concreta, nada etérea, y sin embargo flotando desnuda como novia de Kusturica. Tu vestido blanco fue de piel tostada, labios que en mi tierra tendrían nombre de fruta roja y sabor de acai.

Viktor Shklovski dice que los obuses rebotan sobre el empedado de Kiev. Los caballos pisan con la efusividad de los de los gitanos de Lorca. Y qué importa. La guerra termina siendo trivial cuando en un dormitorio hay beso. Los obuses rebotan y se asientan como perritos falderos en la pared externa. Las huestes blancas y las huestes rojas chocan y se desangran. Revolución de sables y de ametralladoras atornilladas a carros de heno. Fue 1921 y allí estábamos, dormida tú sobre tu traje de novia, tu piel contrastando con la alba luna. Miro por la ventana: ruido de sables. Adentro estertor de vertientes.
2018


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