Claudio
Ferrufino-Coqueugniot
Me divierto apostando cuánto tardarán los literatos en comentar un nuevo libro, un aniversario, una muerte. No me refiero a aquellos que lo hacen como trabajo: que a alguien se le encargue una reseña, que cubra la noticia de algún acontecimiento, etc., sino a los que se desviven por ser los primeros en anunciar las cosas, hecho que a simple vista podría implicar un amplio conocimiento del tema o del personaje por parte del escritor y que la cosa conlleva tal peso emocional en su espíritu -al menos en su mano- que lo impulsa a escribir de inmediato, antes que los demás.
Sé que no soy escritor de estrenos. Concedí espacio primicial en mi escritura a muy pocos asuntos; uno de ellos, el último, a la muerte del historiador Paul Avrich, llevado por el desconocimiento de la mayoría de este erudito, como un silente homenaje para que al menos no pasase desapercibido. Además no dispongo de tiempo suficiente para marcar en mi calendario los cuatrocientos años de Cervantes, el estreno de King Kong, el Premio Herralde. Si llega el momento escribiré aquello que sienta debo anotar... y lo hice por Cervantes, sin ánimo alguno -mucho menos explícito- de relacionar mi nombre con el del Manco. Prefiero el estilo de Rulfo, de caminar cansino al trabajo, sin urgencia de demostrarle a nadie su valía; el de Kafka, el de Gauguin.
Concuerdo en que hay que informar y dar a conocer, aparte de rememorar lo que deba recordarse, pero no consiento en que aquello sea una feria de vanidades, una carrera alocada "a ver quien gana". Tal vez se deba también a la globalización; los autores se consideran a sí mismos objetos de consumo y adoran exponerse como meretrices en la zona roja de Amsterdam, con la diferencia de que las putas son trabajadoras y los pavos reales simplemente pájaros.
Vuelvo a lo mismo. Me encanta que Salman Rushdie o Rodrigo Hasbún recuerden a Beckett, si siento que en su letra existe un deseo auténtico de acercarse a un hombre y su obra. No me gusta lo otro, la competencia por un ficticio instante de fama. Cuando murió Borowczyk, hace poco, le prometí un texto. Hay tiempo, ya está muerto.
18/04/06
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Publicado en
Lecturas (Los Tiempos/Cochabamba), abril 2006
Imagen: MC Mechanic, por Shane Willis
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