Sunday, October 24, 2010
Secesión o arreglo/MIRANDO DE ARRIBA
La portada del Wall Street Journal del 26/1/09 trae la foto de un campesino boliviano llevando en carretilla a su madre o su mujer, a votar. Ella porta en la mano su papeleta de votación. El texto reza: "Un hombre ayuda a una mujer en su camino a votar. Las proyecciones indican que los votantes pasaron una nueva constitución, un triunfo para el presidente populista Evo Morales en el país más pobre de América Latina". La foto es explícita: una nación miserable, abandonada, olvidada, donde la votante sin duda no sabe leer y vota lo que le indica su cacique local, o el sindicato al que pertenece. Democracia al estilo Bolivia, donde el gobernante gasta en ropas "originarias", pero de boutique, muy por arriba del salario de un obrero fabril.
Los porcentajes eran los esperados. Y la disyuntiva que se viene también. O se relajan las presiones o al país no le quedará otra que dividirse, lo que dejaría de ser un problema local para convertirse en uno continental. Morales tiene el apoyo de la lejana Venezuela, que incluso ha amenazado con tropas para "defender" a Morales. No es raro, ya que el ejército nacional es parte del montón de militantes al servicio del de arriba, el que paga; en práctica: no existe. Al otro lado, y ya considerando el asunto en su perspectiva global, el oriente no tendría más remedio que buscar el refugio del Brasil, a quien, económica y geopolíticamente, le convendría agenciarse un aliado con un extenso territorio, con potencial económico y con las mayores reservas. La "guerra" que Morales desea iniciar resultaría en la derrota de todos, el retorno a la neocolonización, y el retroceso del sector occidental de Bolivia hasta -como les gusta decir a los "halcones" de Washington- la edad de piedra.
Lejos no estamos, de todos modos. La presencia del individuo regente y de su séquito no deja lugar a dudas. Se trata de un país en estadio primario de civilización. Estoy de acuerdo que cada uno de los gobernantes relegó a la gran masa indígena. Le impidió participar de forma activa en el proceso de construcción del país, y se nutrió del aporte indígena, sobre todo desde el tirano Melgarejo. ¿Pero qué cambió con la elección de un individuo como Morales a la presidencia, que no habla ni una lengua ni otra, que el único idioma que comprende es el de la vanidad y el chisme, la mitomanía y la mitificación? ¿Qué cambió si sus asesores son los mismos de 150 años atrás? Cuál la perspectiva, cuál el futuro. Referendos, elecciones, plebiscitos, presidencia vitalicia, nada conmueve la corroida y triste base en la que nos asentamos. Nada mientras la educación sea en Bolivia lo que es. Nada mientras inventemos -y creamos las invenciones- realidades que no son. Morales, Tuto, Linera, Doria Medina. Da lo mismo. Sólo son nombres de un país que marcha en carretilla a votar (en el siglo XXI). Y no por "vergüenza" de la carretilla sino por su simbolismo.
26/1/09
Publicado en Opinión (Cocgabamba), enero 2009
Imagen: Edward Burra/John Deth (Hommage to Conrad Aiken), 1931
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