Sunday, October 31, 2010
Un Vietnam para Obama/NADA QUE DECIR
Hace unos días Pakistán cedió al Talibán el valle de Swat, a cambio de dudosa tregua. Con ello las regiones tribales que son frontera de este país con Afganistán corren el riesgo de caer una a una en manos de los fundamentalistas.
A sólo 120 kilómetros de Islamabad, dicho santuario representa el mayor riesgo latente contra la estabilidad de este poder nuclear. El ejército pakistaní parece haber levantado las manos, además que se sabe que altos funcionarios de la institución simpatizan con los mullahs afganos y sueñan con imponer una nación islámica fundamental allí.
George Bush, artífice del desastre norteamericano de hoy, legó el drama afgano a su sucesor. El gobierno de Hamid Karzai se ahoga en corrupción y se duda que Obama decida mantenerlo. Existe la opción de colaborar más con varios poderosos caudillos tribales, hecho que quizá pudiera evitar el retorno del mesiánico y medieval Talibán, con aberraciones tales como la prohibición de educar a las mujeres.
El riesgo para Estados Unidos, que no tiene un interés estratégico en esta región sin la guerra fría, es que se desangre como lo hizo ya en Irak, como en Vietnam. Obama autorizó el aumento de tropas estadounidenses, mientras sus aliados europeos, salvo Holanda, se frotan las manos porque otro hace el trabajo que debiera ser suyo. Más interés tiene Europa por lo que pasa allí que Norteamérica.
¿Qué implicaría ceder Afganistán a su suerte? La pérdida de fachada del superpoder americano. Mantener esa pretensión podría resultar dramático: los Estados Unidos se agitan en una recesión de la que aún no se sabe el resultado. La guerra política que se ha instaurado en Washington augura momentos difíciles para el presidente, con decisiones unilaterales (se puede olvidar del bipartidismo). Los republicanos, egoístas, desleales e hipócritas, han decidido oponer obstáculos al normal desarrollo de este gobierno. Obama tendrá que pelear en dos frentes y lo mejor sería que rechazara uno para concentrarse en el esencial, la salvaguarda, por no decir salvación de los Estados Unidos.
Debiera permitir a China, Rusia y la India, que serán los afectados con lo que ocurra en Asia Central, lidiar con el problema. Si se extiende, como parece hacerlo, dejará todos sus flancos al descubierto. Cuando decida encargarse de los asuntos hemisféricos, aquellos relacionados con Latinoamérica quizá sea tarde; Irak seguirá una senda ya trazada que tarde o temprano parirá otro Saddam Hussein; debe alejarse del lobby judío que exige decisiones bélicas en el Oriente medio, sobre todo Irán, y concentrarse en la reestructuración del país. O se piensa con visión de largo plazo o se toma el camino de la no muy lejana derrota tratando de abarcar un mundo que ya es demasiado grande para cualquiera.
El pretexto del terror es una ficción. Aunque aún necesita, por dependencia económica, permanecer en Arabia Saudita, su jugada maestra sería alejarse de allí, retirarse por completo desde las mesetas centrales hasta el Mediterráneo y dejar que aquellos que hoy socavan sus cimientos de nación poderosa, utilicen sus recursos humanos y materiales en contener la oleada fundamentalista que no hará más que crecer.
Si no, Barack Obama se enfrenta al espectro de otro Vietnam. Tantos años de guerra no han causado mejoría; por el contrario todo semeja estar peor, excepto los bolsillos de Cheney y asociados. No hay que atravesar el Paso Khyber. No.
20/2/09
Publicado en Puntos de vista (Los Tiempos/Cochabamba), febrero 2009
Imagen: El Paso Khyber
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