Monday, January 10, 2011
El Santo (trinitario)/MIRANDO DE ARRIBA
Trinidad es una ciudad que me encantó. El placer de sus calles, de sus árboles, de sus mujeres, de los pasadizos techados, del chivé, de los "pichi e' boli" (choricitos deliciosos, dicen que de capibara), de la excelente carne, de la cordialidad y de la falta de ofuscación ante el extraño, produjeron un texto que se publicó en tres ciudades y que no critico porque es mío.
Resulta que un alucinado individuo, cuya nacionalidad desconozco, aunque dice ser mojeño ¿quizá jujeño?, apellidado Echevarría y nombrado Carlos, se lanza en las páginas de El Deber a despotricar contra el autor, el mismo -yo. Me acusa de burdo copista, de plagiador, de mente calenturienta ¿afiebrada?, de insultativo, despectivo, estilista pueril y etcéteras sin importancia pero sí sabor.
Le agradezco a Echevarría Durán el haberse preocupado de leerme. Nuestro drama como autores nacionales es no tener lectores. Se lo agradezco de todo corazón, no con "los sentimientos a flor de piel" como dice en su alegato-diatriba, porque, a decir verdad, nunca los he visto a flor de piel ni debajo. ¿Serán de colores vivos, primarios? ¿Quizá secundarios? ¿Semejarán un escozor, un acné, una piel de gallina? Me interesa el tema. Tal vez pueda Echevarría desarrollarlo y presentarlo ante la Academia sueca para algún premio.
A García Márquez le plagié una cosa: el nombre de Macondo. De ahí nada más. No es que no disfrute de su estilo. Y mucho de sus primeras novelas. Pero, modestia aparte, estoy satisfecho con el mío: escaso, andino, lo que deseen, y sobre todo lo que desee Echevarría, que parece encontró motivo para hacerse un nombre, entre sus deudos, correligionarios, paisanos, a costa de Gabo en primer lugar y luego a mi costa. No me cae mal, cada cual busca según lo que puede. No hay reglas contra ello.
En uno de sus párrafos, porque la mayoría son los míos, (¿será que desea plagiarme?), habla de interculturalidad refiriéndose a Brasil y el Beni. Cuando menciona la música lo hace anotando mis apreciaciones en cuanto a la vestimenta carnavalera de las reinas allí. Y la mención de las canciones brasileras no tenían ninguna doble intención por mi parte. Es música que amo y que escucharla después de tanto tiempo me llenó de saudades (para que vea que también soy "intercultural").
Parece que aquel calor que menciona me ofuscó la mente, también se la ofuscó a Echevarría. ¿Dónde menciono pereza o incapacidad de los benianos en mi artículo? Más que calor se me hace que a Echevarría lo atacó el dengue. Si así sucedió, lo siento. En mi recuerdo quedan hermosos días en Trinidad, gente amiga, senos dadivosos, la adhesión de Homero Carvalho, paisaje, lluvia y sol. Felicitaciones a Echevarría escritor; es un buen comienzo y si bien no tiene estilo, no carece de garra.
26/3/07
Publicado en Opinión (Cochabamba), marzo 2007
Imagen: Goya/Asta su Abuelo
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