Monday, January 3, 2011
Los antifaces del gobierno/MIRANDO DE ABAJO
Al fin el rey y su príncipe consorte dan abiertamente la cara, hermanándose con un sistema que dicen combatir, el neoliberal, dorándolo con retórica superficial e insulsa que el dedito del presidente Morales se empeña en "sabiamente" imponer.
Da vergüenza lo que sucede en Bolivia, no porque criterios racistas lleven a pensar en lo "desastroso" de tener un mandatario indígena, sino en que se hace inconcebible aceptar que un personaje ignorante, superficial, astuto, ambicioso, vanidoso, angurriento y glotón, sea quien ejerza el poder absoluto con aires de misticismo barato y parafernalia indigenista de última. Ello habla muy poco de la capacidad de Bolivia como país.
Y no es que, recordando a Bakunin, esperemos un gobierno de hombres brillantes y virtuosos, que por lo general llevan también al fracaso, pero si al menos existiera la posibilidad de discusión, de crítica, de patriotismo si se quiere aunque esa palabra no cabe bien en mi diccionario personal, las cosas podrían tomar otro matiz. Pero cómo hoy, con una diva a la que hicieron creer y cree ser el non plus ultra de la historia humana, y con su acompañante que no supera a una mediocre vedette desesperada de parecer única e inteligente. Ni qué decir del entorno de ministros que piensan que economía es contaduría, desarrollo venta al menudeo, y socialismo robo indiscriminado, corrupción y narcotráfico. Así no se puede.
Por un lado Evito, porque aún no ha madurado ni lo hará, quien se parece más a la niña mala de una novela de Vargas Llosa que a un estadista, desea destruir el espinazo de la agroindustria de oriente, para reemplazarla por una tétrica y confusa mescolanza de populismo, marxismo, fascismo, mientras por el otro -con el gasolinazo- se inclina como el lacayo que es ante la voracidad de las multinacionales, ofreciéndoles un panorama que parece decir "vengan, que ahora puede lucrar sin riesgo", sin temor a ofrendar a las naciones nativas selváticas y su modo de vida para extraer petróleo y cualquier otra cosa que le permita sobrevivir como el emperador del mundo.
Estamos ante un par cuyas actividades les aseguran pesados juicios futuros. Nadie, nunca, pudo mantenerse en la mentira y el poder eternamente. Tal vez se apoyan en la longevidad tiránica de Trujillo, de Papá Doc, de los Somoza, de los dinosaurios del Kremlin, del camarada Mao, pero si se hace un exhaustivo balance verán que la mayoría de los déspotas no duraron cuanto quisieron y que su fin no fue de dicha. Recuerdo a Saddam Hussein disparando un rifle, amedrentando a los suyos y creyéndose intocable. Sus hijos terminaron en pedazos, recogidos con pala, muy lejos de su violadora impunidad, y él, "el padre de todos los pueblos", no parecía ya imponente cuando el verdugo le ajustaba la cuerda.
30/12/2010
Publicado en El Día (Santa Cruz de la Sierra), 3/1/2011
Imagen: China Supay
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