Claudio Ferrufino-Coqueugniot
Cuando Morales
arrecia con la perorata de quieren hablar mal del Evo, dañar la imagen del Evo,
el Evo aquí y el Evo allá, y su segundo en mando continúa con el presidente
Evo, Evo Cristo, Evo mesías, Evo virgen, se me ponen los pelos de punta.
Esa costumbre
amistosa de tratar a alguien por su nombre de pila es un error que en Bolivia
se debe eliminar, porque incluso la oposición cae en la cantaleta del “Evo”. Se
habla así a un amigo, no a un enemigo. Comprendo que las “travesuras” del
susodicho le dan un aura infantil que impulsa a la condescendencia y la
sonrisa, pero no nos engañemos, nada de infantil en los desmanes autoritarios y
tiránicos del señor Morales, a quien se debe llamar por su apellido o su
posición, aunque la ignominia cocalera ya lo nombró comandante ¿por qué oscuras
batallas será? Caprichos que pagamos en sociedad; no los pagan ellos, los
masistas. De fondo escucho acordes de músicas de antes: Caprichosita y Mentirosita…
El innombrable
acaba de decir, sobre la próxima visita del escritor Mario Vargas Llosa a
Bolivia, que viene a “hablar contra el Evo”. Esperado, previsible, histérico y
hormonal. Por supuesto añade las tonterías de rigor, escuchando su propia voz como
si fuese la de la historia que en su momento lo sepultará. Los celos son un
factor primario de la vida del personaje; no podría ser diferente si su
nacimiento y estrellato parecen de novelón, aunque el hijo se ha rebelado
contra los padres y ahora los expulsa de sus lares (hablo de las oenegés que lo
inventaron). Cómo no va a tener celos si el laureado peruano es alguien que se
ha hecho a sí mismo, cuyo talento no puede ser opacado por cualquier opinión
política que tenga, se esté de acuerdo con ella o no. La aparición del autor de
la inolvidable novela La tía Julia y el
escribidor le hace sombra a la Cenicienta. Pues la Cenicienta va a tener
que aceptarlo o cometer la locura, como el orate ya fallecido de Caracas, de
hacerlo detener. Cómo alguien que es falso, Frankenstein construido de piezas
múltiples y diversos progenitores, homúnculo, golem, no va a sentirse
avasallado por un ser humano original. Lógico, comprensible.
El megalómano
cada vez acepta menos. Las huestes inmundas e ignorantes lo alimentan, lo
adoran. Los intelectuales ofertan a sus mujeres, con la esperanza de que la
varita mágica del amo las posea y transforme el polvo en oro. Nos desenvolvemos
en un mundo entre carnavalero y hechizado, entre anales ancianos, muchos
supuestos y hechos a medida, y tecnología moderna que pone a ekekos en la luna,
máquinas violentando la pachamama en el salar y más. El nuevo trujillato, o el
neobarrientismo como acertadamente definió un político. Algo sin pies ni
cabeza, con un sol invertido que hace las veces de Inti, pero con un accionar
que tiende a destruir al Inti y el pasado, en angurria jamás vista antes, que
no cejará hasta que no le quepan más monedas en los bolsillos y bancos
extranjeros, y que del país haga escombros y de sus culturas originarias también.
Travieso, malévolo, maldito.
La gente comienza a preguntarse si Vargas Llosa responderá. No lo sé. Esa sonrisa que lo acompaña siempre sin duda ha de ampliarse. No es para menos. Si solo contemplar el dedito sentencioso del cacique, advirtiendo a la humanidad y a la historia con cualquier absurdo que le venga en gana, da para desternillarse de risa, a pesar de lo trágico de su significación. Parece sacado de las páginas de Grimmelshausen, de la picaresca española: medieval, esperpéntico. Desaforado.
06/01/14
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Publicado en El Día (Santa Cruz de la Sierra), 07/01/2014
Imagen: Página de cubierta del Simplicissimus (1669), de Hans Jakob Christoffel von Grimmelshausen, con la figura del Baldanders, bestia fabulosa que parece ser un híbrido entre un diablo y un pájaro-pez-sirena, o pájaro-pez-tritón.
Ni siquiera Vargas Llosa ha puesto un pie en el pais y ya se ha desatado una guerra mediática contra èl empezando por el pluriacademico vice que lo llamò fracasado político. Tanto chillan las cacatuas antes de que el peruano haya abierto la boca será porque temen sus opiniones. Si fuera inofensivo no le darìan tanta importancia. Buena recomendacion esa de no tratar al amo cocalero coloquialmente. Lo conocemos demasiado como para caer en el error de justificar humoristicamente sus tropelias. Un saludo.
ReplyDeleteMe parece algo que debemos todos hacer. Basta de darle palmaditas fraternas en el hombro. El tipo es un monstruo de vanidad. Acabo de verlo dando, mal leídos, sus Diez mandamientos en la ONU. Moisés andino. Diría pobre diablo, si todas sus patrañas no afectasen a tanta gente. Saludos, José. Respecto al otro, a ver si aprende a hablar escuchando al peruano.
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