Tuesday, May 13, 2014

La invención del caudillo/MIRANDO DE ABAJO


Claudio Ferrufino-Coqueugniot
  
Me comentó Aly, mi hija menor, que necesitaba datos sobre el deshielo de los glaciares bolivianos para un trabajo universitario, acerca de lo que se dice de Evo Morales y el medioambiente en la Red, en otras lenguas fuera del español. Extrañada, porque sabe de mi nula afición por el personaje, contaba que en muy raras ocasiones ha encontrado que se diga del presidente “indígena” algo que no lo muestre como adalid de las luchas ambientalistas. La Gran Mentira.

Hay un trabajo incansable, tal vez no brillante pero persistente -dado que los que supuestamente lo realizan carecen de las luces que los convirtiesen en estrellas rutilantes, a decir, el canciller amante de la papalisa y el bastante incoherente vice-, que resalta la imagen de Morales afuera, en un universo de intereses mayores y serios conflictos, donde poco importa lo que suceda en un pequeño país de nativos de tez marrón. A qué mentir, para embaucadores bastan y sobran los de arriba. Mientras en Bolivia todo parezca normal, no hay que preocuparse. Además el capitalista indio tiene a las multinacionales y a los grandes financistas contentos. Enmascarado que les hace el trabajo de maravilla, navegando con soltura entre las concesiones y la ilegalidad, que produce buen dinero. No tiene la osadía de Pablo Escobar, que en su delirio se creyó capaz de enfrentarse a todos. No, claro que no, este que se ufana de opulencia y absolutismo es otro triste lacayo de una ya muy larga historia. Le sobra soberbia y le faltan huevos.

Ya le crearon un cómic, que viene a ser la literatura del pueblo, o la mejor manera de interesar a la infancia en la lectura. Toda vida es aleccionadora y no dudo, viendo los resultados, que también existirá un ápice aleccionador en la suya. Lo que preocupa es la jugarreta estalinista, cristiana en su origen, de inventar un fundador, que en su tiempo fue Dios (cuyo prestigio cayó por los suelos), acorde con las circunstancias y la idiosincrasia del tumulto. Creo saber, luego de demasiadas lecturas acerca del zar rojo, que en esencia lo que le importaba a Josif Yugachvili era el poder en sí. Aparte de algunos vinos, comida, poesía y música georgiana, parecía un hombre modesto. Su dacha, escondida entre los palacetes del Kremlin, no impresionaba ni desconcertaba por lujo. Al contrario.

Stalin recitaba de memoria al gran poeta georgiano Shota Rustaveli, y en alguna ocasión sacó de la cárcel, tortura y segura muerte a un profesor de la materia, quien a pesar de las uñas arrancadas supo enfrascarse en apasionada discusión literaria con el dictador. No es el caso boliviano, donde Rustaveli u Homero Carvalho no son motivo de discusión entre jerarcas. Bolivia es un país comerciante, de comerciantes, donde todo se compra y se vende; pueblo quizá más hábil que judíos, armenios y azeris, sobre todo el aymara, en trueque que no da espacio a distracciones, ya que hay que sobrevivir. Pues bien, de allí salen presidente y vicepresidente, indígena y no indígena, que con patrañas indigenistas uno y marxistas el otro se han puesto a lucrar. La vida como negocio, cabe acotar que no les va mal, entre caterings, narcóticos, bienes raíces, aviones, quintas de recreo, contrabando, explotación ilegal de oro, avasallamiento de parques y tierras de origen, tala de bosques, envenenamiento de aguas, satélites, teleféricos y etcéteras. Negoción, suerte sin blanca.

Pero se sigue escuchándolos, invitándolos a conferencias magistrales en universidades, cuando mejor estarían en ferias populares, dando instrucciones de cómo aprovechar el mercado. Eso por decirlo suave, porque otras cosas se podrían destapar, con efluvios de cloaca. Caseritos, no políticos. Capangas, no caudillos.
11/05/14

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Publicado en El Día (santa Cruz de la Sierra), 13/05/2014

Imagen: Alfred Kubin


4 comments:

  1. Esto de la revolución verde y demás cuestiones ambientalistas, al que se prestan ingenuamente o tal vez no, diversos organismos como la ONU -que nombró “Héroe mundial de la Madre Tierra” al cacique para inflar su ego y tenerlo más o menos contento - no es más que una gran farsa, un cortina de humo millonaria, un envoltorio dorado para distraer la atención, para encubrir lo que todos sabemos en Bolivia (y que en Europa y otros lados no se dan por enterados): el gran negocio que supone el auge de las actividades ilegales: narcotráfico, contrabando, extorsión, minería cooperativista, etc. Y hablando de “jugarreta estalinista”, coincidentemente don Filemón Escobar no se cansa de decir en sus escasas apariciones en la tevé, que estamos viviendo un proceso de estalinización preocupante y que la gente no se da cuenta. Nada extraño, si consideramos que la sociedad está adormecida, subyugada y bien contenta con el circo masista: satélite, Dakar, conciertos, cortos animados y ahora lo último: “las aventuras de Evito”, otro intento peligroso para adoctrinar a los niños, similar al caso venezolano. Saludos.

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    1. Preocupante, José, porque incluso sabiéndol lo aceptan. La desidia del esclavo, conforme con bagatelas y cuentas de vidrio. "Estamos mejor que antes", afirman, sin darse cuenta que la idiocia del pasado, comparada con esto, no es sino juego de niños. Saludos.

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  2. Le Monde Diplomatique ha publicado varios articulos sobre Pachamama y Evo Morales en frances, aleman y otros idiomas; todos en admiración del presidente "indio" ( no comparto por nada estas alabanzas). En la edición de du 11.2.2011 Renaud Lambert escribe sobre la evolución de la Pachamama como deidad de los ecologistas, pero tambien menciona que la etnóloga Antoinette Molinié hace notar que la palabra "pacha" no es sinónimo de la tierra ni "mama" significa madre. Pachamama es a mi aviso un invento de la iglesia, ya que muchos aymaras no la conocían. Ellos ch'allan al "uraqe", la tierra cultivable....

    Mas realista es un analisis de Yann Kindo
    http://blogs.mediapart.fr/blog/yann-kindo/110211/misere-du-pachamamisme

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    1. Gracias por el aporte y el enlace. El asunto siempre se ha manejado a un nivel muy superficial, parte del espíritu colonialista de desinteresarse por las particularidades de cada etnia, su pensamiento, su historia, su entorno.

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