La profanación de
tumbas judías, amenaza de bombas, violentos graffitis, muestran que en el
círculo interior del presidente Donald Trump se han afincado, y afirmado,
corrientes ideológicas que recurren a la vieja retórica nazi de la conspiración
judía. En el área personal, resulta incongruente que el individuo más poderoso
del mundo tenga como yerno a un hebreo cuyo abuelo se salvó del exterminio
huyendo del ghetto de Novogroduk en la entonces Bielorrusia, el mismo que
ostenta una alta posición en el gobierno hoy y que se fotografía sonriente con
el notorio neonazi Bannon quien rige el pensamiento del casi discapacitado
hombre de negocios entronizado como supremo líder.
Por otro lado
está la aversión en contra de la inmigración mexicana, latina por extensión,
dejando de lado por ahora su también resaltante islamofobia. México es una cosa
y la amenaza judía otra; ambas se manejan a dos niveles muy distintos. Los
judíos no pueden ser catalogados y mostrados como sus pares mexicanos por diversas
razones: número, y la mimetización de los últimos en un crisol universal fuera
de pasaportes y nacionalidades. Los judíos representan el tejido muy fino,
financiero sobre todo, que supuestamente corrompe y se apodera de la sociedad
expuesta hasta hacerla dependiente de su propia agenda, algo que los
inmigrantes mexicanos están lejos de conseguir, y desear, como una unidad
dispuesta a protegerse dentro de un círculo cerrado. En esos términos, la
“conspiración judía” implica mayor riesgo y enfrentarla en un siglo que en
apariencia ha superado los ardores fascistas se hace complicado. Así lo
desearan Stephen Bannon y sus furibundos asociados, por el momento no habrá
hornos crematorios ni estrellas de David cosidas a los vestidos.
México, y lo que
viene de cola al sur de su territorio, es un virus invasivo que terminará, en
eso no se equivocan los “trumpistas”, rediseñando la imagen de los Estados
Unidos aunque no una idea primigenia de tierra abierta, pensada –claro- sin
imaginar la existencia de este rodillo mestizo e imparable que trae otra
cultura, otra lengua y que semeja interminable. Así como los pictos, escoceses
hoy y “mexicanos” del imperio romano ayer, atravesaron el muro de Adriano y
expulsaron al invasor, así la herencia india, juntada a la sangre traída por
España, reconquistará a decir de “la raza” algo que siempre fue suyo y
temporalmente arrebatado por pálidos y tenebrosos forasteros cuya afición al
dinero, tanto como la ibérica pero más organizada, era desconcertante.
La mácula hebrea
es muy difícil de señalarse y discriminar. Estados Unidos está plagado de esta
resistente raza (religión) que ha conquistado lugares prominentes en el
panorama nacional, incluso dentro de la administración Trump, lo que haría
inviable el ataque frontal. Queda la cuestión “filosófica”, la prosa demencial
de la ultraderecha que no ha de cesar en mostrarlos como el origen de toda y
cada desgracia. Se llega hasta la inimaginable situación en que los neonazis
norteamericanos toman postura dentro del drama palestino y votan por Israel,
negando los fundamentos hitlerianos de sus aspiraciones.
El pueblo
trabajador, otra cosa no es México en los EUA, resulta presa más fácil, a pesar
de que a la larga el asunto guarda peligro inminente y superior porque se trata
de la suplantación de la dominante población blanca por otra que ha venido a
recuperar lo suyo y apoderarse de lo propuesto y logrado por los otros. El
problema radica en que esta amenazante muchedumbre se ha vuelto imprescindible
para la supervivencia de los futuros damnificados: sin la mano de obra latina
simplemente Estados Unidos dejaría de existir. Desean inútilmente oponer su
propia gente: maleada, pervertida, viciosa, perezosa, mimada en su miseria, a
la pujante juventud que sube de la geografía abajo.
Dilemas de un
monstruoso ego; brazadas de moribundo.
06/03/17
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Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 07/03/2017
Imagen: Goebbels
The world is frozen still for a few moments each day as the White House TV cameras focus on the long seconds it takes for him to very deliberately sign each new hollow proclamation.
ReplyDeleteClaudio, you and Donald are at opposite ends of the spectrum of amount and quality of personal reading about history, culture and the arts.
Many people around the world gaze on your skillful and precise writing with horror at the emptiness of what is happening.
Muy triste lo que está pasando, John. Gobernados por la ignorancia y la ignominia.
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