Así se refiere
Wilson García Mérida, hoy director de Sol
de Pando y viejo valiente y cascarrabias de la prensa boliviana, a ciertos
“colegas” que al parecer tratan de inducirlo a tomar un camino específico que
él rechaza. La “pija de Tarzán”, o la soberbia, no es ajena al periodismo
nacional ni a la “patria” toda. Peor, como en el caso que el desterrado de Río
Branco menciona, cuando se escuda en los vericuetos del jesuitismo y sus
instituciones de comunicación.
La posición de
Wilson es singular: ataca a Quintana y defiende a Morales. Ese hecho (el
último) no debiera ser razón suficiente para negar colaboración y apoyo a un
comunicador que si tiene errores o no (él lo decidirá) parten de su voluntad de
creer en algo sin necesidad que ello satisfaga a unos o a otros. Al menos
García Mérida ha demostrado a lo largo de décadas que tiene coraje para
escribir lo que piensa; en una sociedad cobarde eso habla bien de él. Que
personalmente discrepe con Wilson respecto al papel de Evo Morales en la
historia nuestra, no implica, en relación a cierto juicio de valores,
desacreditarlo o privarlo de solidaridad. En este momento es un periodista que
huye a un destino ya decidido por el poder, a uno de sus brazos, y necesita el
esfuerzo conjunto de todos para aliviarlo por una acción que jamás debiera ser
penalizada: publicar lo que cree correcto, investigar lo que supone lleva a la
verdad.
Esa colaboración
ofrecida por algunos políticos, hay que aclarar, no puede subordinarse a la
sumisión del individuo a sus benefactores. La coima, incluso si en apariencia
es razonable y apunta a un fin positivo, tiene que ser extirpada de raíz, más
en casos como este en que lo que se pone en juego es la libertad a secas.
Denuncia el
periodista manipulaciones de Doria Medina; es crítico de Carlos Valderde,
tozudo en su empeño de defender un proceso que parece considerar todavía
válido. Carajo, es su derecho. No por eso se lo debe mantener en el ostracismo
o considerarlo traidor o peligroso para una causa de la que no he visto una
silueta definida. Defenderlo, hoy, es defender a otros mañana. Pero, si vemos
(de acuerdo a las publicaciones de WGM) que uno de sus ardorosos críticos no es
otro que el falso Savonarola, Raúl Peñaranda, sabemos por dónde va la jugada. Peñaranda
es un cobarde que dadas las circunstancias desea jugar como valiente adalid del
futuro. Dispongo de anotaciones, cartas, documentos de hace unos años que un
día sacaré para desenmascararlo junto a otros galgos que de lambiscones pasaron
a opositores.
El cargo de
sedición es grave. En lo privado no creo que ser sedicioso sea de por sí malo
si el momento lo acredita. No es el caso de García Mérida a quien siguiendo en
sus escritos no he visto incitar a la rebelión ni mucho menos. Ha sido
coherente en su apoyo a Morales y sumamente punzante en cuanto al entorno que
rodea al mandatario. Incluso si fuera así, si él hiciese sonar las trompetas
para destruir Jericó, no tendría por qué la prensa borrarlo. Se trata de la
opinión de un hombre del ramo de la comunicación que no puede ser nunca
perseguido por ella. No por los colegas que tendrían que pararse solidarios a
su lado. Pero en este mercadillo boliviano de papas y cebollas no existe (o no
es común) la grandeza de espíritu que permite obviar las diferencias y
centrarse en lo que importa.
Valgan estas
líneas para expresar mi apoyo. Y si a los curas no les gusta, a los de sotana y
a los de combinación, que me excomulguen, que el cielo ya lo perdí.
13/06/16
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Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 14/06/2016
Fotografía: García Mérida en oficinas de SEDJUH, Río Branco/SOL DE PANDO
Fotografía: García Mérida en oficinas de SEDJUH, Río Branco/SOL DE PANDO
Somos los sin cielo. Desde Chile todo nuestro apoyo a Wilson García Mérida. Labor desarrollada con tanta valentía acá no se conoce, por eso la admiración es doble.
ReplyDeleteUn fuerte abrazo para ambos.
WGM, usualmente me ha parecido coherente -y hasta corajudo- en sus artículos que siempre buscaban incomodar a los gobiernos de turno y otros poderosos (bien recuerdo que un sicario lo apuñaló por investigar en los noventa a la mafia de las inmobiliarias). Aunque es incomprensible su ceguera infantil con respecto al amo cocalero (demasiados hechos que no se pueden endilgar sólo a su entorno), el resto es muy ponderable. Es preferible periodistas como él, que un millar de apoltronados y tibios opinadores que prefieren mirar para otro lado. Saludos.
ReplyDeleteYa sabes que me consta que a ti también andaban detrás de armarte un procedimiento de sedición...
ReplyDeleteMe acuerdo, Miguel. Lo comentaste entonces.
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