Thursday, June 9, 2016

La ville de La Baie/EJERCICIOS DE MEMORIA

Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Québec es la zona francesa del Canadá, quizá la más linda del país. Ya hablé de la ciudad de Québec, de sus multicolores efectos. Escribí también poemas sobre iglesias de roca negra o ennegrecida... Hoy quiero recordar La Baie, en el norte de la provincia mencionada.

Un octubre -alguna vez- mis hermanos me aguardaban en el aeropuerto de Montreal. La tarde vestía un pálido gris destinado a la alegría. De allí partimos en un viaje de cinco horas en auto hacia La Baie, villa de la región de Saguenay-Saint Jean. Atravesamos de noche el extenso Parque Nacional de Laurentides, patria de los alces. Bosque y bosque atrapaban la oscuridad entre sus ramas. El brillo otoñal de las lagunas iluminó en mí un sueño de tranquilidad.

La Baie era la punta de una larga lengua de agua. La bahía (baie es bahía en español), descansaba en medio de colinas arboladas como un invento infantil. El oleaje venía en placentera rutina hasta los rodados cantos de las orillas.

Las aves de la mañana desplegaban la sábana blanca de sus alas sobre el horizonte. De a poco caían tos maderos de una fábrica de papel y los barcos cargaban las páginas que serían repartidas por el mundo con su vacío vientre pleno de ilusiones.

Si ha existido la calma y si yo la he visto ha sido allá. Aquél es un pequeño deseo aguardando las anhelantes soledades del que busca algo. Allá, a las hojas las barre la brisa matutina.

La ville de La Baie es real, tan real como Lucie...

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Publicado en TEXTOS PARA NADA (Opinión/Cochabamba), 20/10/1987

Fotografía: El ferry Tadoussac-Baie-Sainte Catherine

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