Casi decir
después del infierno.
No necesito
retomar Tribus de la Inquisición,
terrible y estupenda crónica de Roberto Navia Gabriel, para saber que el
linchamiento se institucionalizó en el país luego de que este cobarde (Morales)
se posesionara de todo poder, y dicen que de toda falda y pantalón. Ese un
detalle entre la multitud de saqueos, violaciones, felación y demás asuntos a
los que se sometió al país, de nombre femenino, Bolivia, y con el mismo estigma
que ese género tiene en un imperio de “machos” (bien entrecomillado).
El panorama
entero está a disposición del curaca, se lo cree él y lo permite un paraíso de
ilotas, encorbatados y ojotallados. Hasta la magnificencia del Illimani, nevado
también condenado a perecer, no se salva de su ambición. Los “hermanos”
plurinacionales creen, en supina ignorancia, que lo que hay es para tomar y que
el expolio de los recursos naturales no tiene consecuencias. Lo único que alega
el gobierno, en boca de su asno predilecto, Álvaro García Linera, es que nadie
sabía nada, que ni dios-Evo lo escuchó, ni ningún otro jerarca. Quien tiene
culpa en este país es siempre el segundón, el terciario o el cuaternario, aquel
de no mayor interés a tiempo de juzgar. O, otra vez en labios del jumento
ensalzado a inteligente, para admitir que hay cambios, basta decir que “la
Pachamama otra clase está”. El maestro hablando a los pupilos, el patrón a los
pongos, el tuerto a los ciegos en un lenguaje que entienden. Y tanto pupilos
como pongos y ciegos “bien nomás se están”.
España perforó,
como gusano material que era, el Cerro Rico. La culpa es de los peninsulares,
entonces. Igual a Donald Trump, Evo Morales halla culpas en los demás y jamás
asume errores. No son posibles equivocaciones de los achachilas y menos de los
amautas aunque se dediquen al próspero y fatídico negocio de la cocaína. Es que
la cocaína es sagrada en tiempos del presidente. El alimento de hoy se lo
debemos a la madre coca en polvo, amén de a las mafias internacionales que
cuentan con el país como su propia meretriz descarnada y morena. El mayor
defensor de la madre tierra, el más egregio nacionalista, el non plus ultra no
pasa de monigote de los traficantes que lo ceban como a oca y le hacen la
permanente al cerdaje que florece en su cabeza. Bien nomás nos estamos ¿no
Alvarito? Se oye de fondo la manada mugir en el teatro.
Decíamos del
Illimani. Cosechan oro y bismuto allí, dicen, los chinos. Y el amo, el
lustrabotas de los chinos, continúa engordando. Será que llegará un día de
fiesta en que lo serviremos en bandeja made in China con manzana en la boca y
zanahoria en el culo. Quizá. Quizá. Mientras tanto “nos estaremos”, a usanza
del léxico linerista hasta que no quede nada que explotar, las mafias nos dejen
en la estacada a manera de novias no vírgenes, y listo. Un día en que los
alumnos se hagan maestros, los pongos gente y los ciegos tengan anteojos.
Antes habrá caído
el Madidi, secado el Tipnis, derretido el Ande. En ese momento, que va a llegar
antes de lo esperado, se tiene que estar atentos para no dejar escapar a
ninguno de los secuaces, y menos a los dirigentes. Nada retornará lo perdido
para siempre pero habrá que sacrificar en altares improvisados a miles de
bellacos para al menos dormir con conciencia que pueda, tal vez, eludir el
hambre.
Va a ser tiempo
de castigo para la población, hora de llanto y desespero. Que al menos los
comerciantes, los que dieron la tierra por treinta denarios, reciban su parte
del pago. ¿Ánimo de venganza? Un poco. ¿Fatalismo natural? Seguro.
Ora Pro Nobis.
21/11/16
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Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 22/11/2016
Imagen: Paul Nash/Battlefield, 1917
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Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 22/11/2016
Imagen: Paul Nash/Battlefield, 1917
“¿Qué le preocupa, presidente?” , le preguntó el canciller al jefazo al verlo tan ensimismado en el paseo que estaban efectuando, el domingo pasado, en una de las cabinas del teleférico paceño. A lo que el amo respondió que los campeones de fútbol de los juegos plurinacionales querían un cuadrangular con equipos de la liga profesional, y ese asunto “hay que ver” , remarcó como si fuera una instrucción a sus cortesanos. Todo eso se dijo en televisión abierta, en plena crisis del agua y con los paceños haciendo cola con sus tachos y bidones. Una muestra más de que al caudillo le importa más sus tardes futboleras que las reales necesidades de la gente. Y el colmo de la desfachatez fue escucharle días antes, que gracias a la prensa se había enterado de la escasez en la urbe paceña, pues parece que a él los ineptos encargados de Epsas no le racionaron en ningún momento, como aparentemente ocurrió con el compungido García Linera que confesó que no se había bañado durante tres días. La Pachamama agradece sus esfuerzos heroicos, seguramente. Dan ganas de aplaudir por esta nueva función del circo. Saludos.
ReplyDeleteImpresionante, José, de no creer. Yo ando algo distraido con lo nuestro porque el circo que se está montando en USA con Trump excede cualquier imaginación. Estamos ante el nacimiento de una nueva monarquía. Veremos cuán sólidos son los fundamentos de la constitución norteamericana para frenarla. Saludos.
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