Claudio Ferrufino-Coqueugniot
En la tiendita de la avenida Colfax el letrero reza: tamales, chiles, chapulines. He visto en documental comerse tacos de chapulín, los bichos caminando por los carrillos bañados de saliva, huyéndole a la muerte devoradora, saltando y escondiéndose en las grietas de concreto. Quizá ni eran chapulines sino otro insecto, pero que se comen, se comen, y su destino poco tiene que ver con el personaje popular de la tevé mexicana, porque estos son condenados a ser machacados por los molares, y el otro, por el contrario, parece inmortal. O la paradoja es adrede: fortaleza del a quien menos se teme.
En la tiendita de la avenida Colfax el letrero reza: tamales, chiles, chapulines. He visto en documental comerse tacos de chapulín, los bichos caminando por los carrillos bañados de saliva, huyéndole a la muerte devoradora, saltando y escondiéndose en las grietas de concreto. Quizá ni eran chapulines sino otro insecto, pero que se comen, se comen, y su destino poco tiene que ver con el personaje popular de la tevé mexicana, porque estos son condenados a ser machacados por los molares, y el otro, por el contrario, parece inmortal. O la paradoja es adrede: fortaleza del a quien menos se teme.
Ayer, domingo,
atenazado por la nieve en mi refugio, miraba en filme la pasión de Bobby Sands
y los irlandeses en el fatídico 1981. Detuve la cinta un momento, porque quería
bucear un poco sobre los noticieros del mundo. Supe que a Messi lo decoraría
Evo, favores que se hace a sí mismo el presidente (dicen que las divas no
pueden vivir sin asegurarse día a día lo bellas que son), porque a la Pulga,
como llaman al fabuloso número 10 argentino, poco bien le hará una lata colgada
del pecho. Ni imaginar cuando llegue el Dakar, el “turista” (más anda de viaje
que de gobernante) andará instruyendo a gil y mil sobre las delicias del
socialismo plurimillonario y dopando a los concursantes que accedan con bolos
de coca con los que dejarán de ser corredores de autos y se convertirán en
físicos nucleares. Dice ¿quién dice? que la hoja sagrada ilumina el cerebro.
Por eso andamos a oscuras.
De algo serio,
dramático, se esté o no de acuerdo, como la lucha de los nacionalistas
irlandeses al circo, a los payasos que se apoderaron de la revolución por todos
lados. Ya ni Mujica, el uruguayo, se salva, desde el momento en que se humilló
haciendo guardia ante el féretro del bufón de Caracas, que ahora ni se sabe si
estaba lleno o andaba de parranda, con el rostro compungido, hermanado con la
viuda de la Rosada y la decepcionante Dilma que sigue recibiendo instrucciones
del potentado que un día fue tornero.
De ahí pasaron al
mar, en un sueño que imagina las costas no cubiertas de bañistas sino de
camiones cargados de coca. Piénsenlo: el fervor de la revolución convertido en
oro, para al fin poder ser lo que se dice odiar: asquerosos capitalistas,
ricos, perfumados, “blancos”, burgueses, odiando en el fondo el destino que los
hizo aymaras, porque la cháchara de la cultura ancestral y etcéteras no se la
cree ni el Chapulín; menos él que nadie.
Volvemos a él,
vestido de rojo y con antenas, con un corazón en el pecho parodiando al
supermán gringo, su versión mexicana y popular. Bueno, resulta que Maduro… el
candidato de la derecha, perdón izquierda, venezolana, mirando a un
correligionario disfrazado como el personaje, y con bigotones que emularían
supuestamente al chofer, vociferaba por los micrófonos la respuesta ante el
famoso ¿Y ahora, quién podrá defendernos? “Nicolás, Nicolás”, aullaba,
transformándose en héroe, superhéroe al que solo le faltó volar por sobre la
multitud y tirar regalitos como Evita.
Aparte, y
siguiendo el discurso, cerré los ojos y escuché al bocón redivivo, el recién, o
no tan recién fallecido Chávez, en la boca de su sucedido, heredero, Nicolás
Maduro. Algo dice de sus capacidades dramáticas, y de que el teatro es también
como un bus y quizá resultase. Buen imitador, pésimo político. Futuro
presidente, qué burla, qué burla al destino de tanta gente que se hizo matar
por esta farsa.
Cuando cambio de
canal, y veo a los irlandeses agonizando, en imágenes repetidas de Gólgotas en
suelo ocupado, no puedo dejar de pensar que siempre son los facinerosos los que
recolectan la ganancia, que incluso después de muertos sobreviven, haciendo
tintinear las maquinitas de dinero como en Las Vegas. No todo chapulín que
camina va a parar al asador.
25/03/13
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Publicado en El Día
(Santa Cruz de la Sierra), 26/03/2013
Foto: Arte
popular mexicano
Digno d respeto es el hilarante personaje d Chespirito, por encarnar una excelente parodia d superhéroe. Pero Maduro, el individuo es solo una burda y asnal parodia del adorable (por callado y tieso) extinto orangután colorinche q a su vez fue mediocre parodia de otra parodia q fué parodia d otra parodia d algún dictadorcillo inmundo. Heredó del mentor y con muy mal arte, las poses de teatro, las lloriqueadas magdalénicas, la bocota mierdosa q repite hasta tonalidades y disparates q sorprendentemente todavía encandilan a monos, asnos andinos y otros primates d diversa maña y calaña. La náusea se enciende cada vez q se oye hablar a cualquier caribeño. Estos gritones sujetos no hablan, defecan palabras, y despiden d sus bocas pestilentes interminables afrentas acústicas y linguisticas. La "Cucaracha salvadora"...merecido epíteto para el chofer lacayo y carroñero.Ja!
ReplyDeleteRica lectura de siempre, gracias a tu brillante y comiquísimo texto, estimado Claudio. Abrazos!
ja, ja, ahí estás de nuevo, Achille, con obuses que destrozan casamatas, con una prosa que me supera en vehemencia y sarcasmo. Y estoy de acuerdo, no es tiempo de flores y discursos conciliadores sino de atacar despiadadamente hasta destruir. Hay imbéciles como Fortún, Stefanoni, etc, acostumbrados a la suavidad de las nalgas ajenas que lamen con fruición, que chillaron, y sin duda chillan, cuando hablo. Esta es gente de a salario, acostumbrados al pago o a la caricia, incapaces de pensar por sí mismos y ávidos de escuchar qué desean escuchar los jerarcas de turno. A esos también hay que darles con todo, con maza de hierro en la cabezota que para poco les sirve. Abrazos.
ReplyDeleteNo, Claudio. Por favor, inmerecidos me son tus elogios. Injurias, simples injurias, nada más. Soy solo un travieso malandrín q se divierte como niño lanzando furtivos k'urpazos escritos como bolas d nieve a monigotes d mi selección. Un mal entretenido piojo endemoniado, dañino desde su clandestinidad. Prosa si, solo por la demasía, pero definitivamente nada q pueda superar ni siquiera igualar tu exquisita como corajuda palabra. Abrazos!
ReplyDeleteSoberbia injuria, entonces. Te gustaría Oskar Panizza. Búscalo. Abrazos.
ReplyDeleteWow..No termino d digerir mi desconcierto. Nunca había sabido de Oskar..Ha sido una especie d terrible epifanía, Claudio. Medicina, psiquiatría, blasfemia, rebeldía feróz, injurias, muchas injurias..Mucho muy familiar d lo'anormal' bien conocido. Soy yo ahora, una especie d mala parodia d una muy mala parodia d un excepcional caso de genio y locura. Pero q es la locura, sino evidente transgresión rebelde por excepcional y antagónico, a una mera conveniencia numérica, dicha "lo normal"?? Locos alucinantes son los excepcionales, los q contravienen preceptos o imperativos brutales, como Panizza. Epectacular, sublime ejemplo nos dejó Oskar. Muchas gracias por la invaluable pista, estimado Claudio. Abrazos!
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