Monday, July 11, 2011
The Prodigal Son/MIRANDO DE ARRIBA
El hijo pródigo.
George W. Bush declaró meses atrás la muerte en vida de las Naciones Unidas. Amenazó que la negativa de ir como cola de la brutalidad norteamericana significaría el fin del ente internacional. Complicado imaginar, en su estrechez vaquera, que existan razonamientos válidos para evitar salir echando tiros y matando a quien se atraviese. No todos comparten el vicio de las armas que tienen Estados Unidos y los estadounidenses; eso sin contar los intereses privados cuya ambición manipula el absurdo patrioterismo de la gente. Se critica que Mussolini creció en Italia por el espíritu de cantante de ópera del pueblo italiano, adicto al melodrama y la epopeya. Los alemanes serían animales que responden al silbido del pastor o al ladrido del perro. En esos términos, Estados Unidos representaría una agrupación de ignorantes adiestrados que sigue, como el toro al rojo en el ruedo, los sacros colores de la bandera.
Comunidad temerosa de Dios y afecta al dinero.
Hoy que las cosas no se han dado como debían, el gobierno Bush se ve acorralado. Cabe decir, en mérito de los Estados Unidos, que así sea el presidente, ninguna persona está libre de ser atacada y removida de su cargo si cae en error, contrariamente a la omnipotencia de los mandones criollos de América Latina. Bien pueden los acontecimientos actuales decretar el fin político de muchos. Así como teme la ira de la divinidad, el norteamericano medio tiene pánico de la falsía, y aunque parezca generalidad, la historia del país muestra que no hay base sólida que aguante a un pueblo a punto de desconfiar.
Qué le queda a Bush para tratar de alivianar el peso de sus desmanes: mirar a las Naciones Unidas; quizá a través de ellas el costo humano y económico se reduzca. Aunque difícilmente los conquistadores cedan sus posiciones de privilegio. India, al ser requeridas sus tropas en Irak se niega a enviarlas sin un mandato específico de la ONU. Lo mismo otros. Cuatro billones de dólares mensuales es una suma en exceso elevada para los contribuyentes, monto que no incluye nada de la mentada reconstrucción del país árabe. Se supone que los dividendos del petróleo se encargarán de hacerlo. Mientras tanto, no hay perspectivas de mejora y la única solución a mano es rearmar a una policía y a un ejército iraquíes a quienes se desarmó. Significa volver sobre los pasos, al redil, disculpándose.
20/7/03
Publicado en Opinión (Cochabamba), julio, 2003
Imagen: Bagdad: caída de una estatua de Saddam Hussein
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