Tuesday, November 15, 2011
El extraño Terrence Malick/ECLÉCTICA
Claudio Ferrufino-Coqueugniot
Descubrí Badlands, el debut cinematográfico de Terrence Malick -1974-, en los anaqueles de la biblioteca central. Buscaba algo de interés para nuestra semana y había saltado de la sección de películas extranjeras a la norteamericana. El título sugería las badlands de Montana y tenía de actores a los jóvenes Sissy Spacek y Martin Sheen.
Transcurre en parte en el estado de Dakota del Norte, en sus "tierras malas", y no en Montana, pero ese es un detalle meramente geográfico. Me encontré ante una extraña y magnífica puesta en escena de la América rural de los años 50 con esa especie de modorra y pesadez que rodea los lugares donde se acuna el mal, pero no como una explosión de pasiones sino como casi una rutina que desmitifica cualquier razón de vida.
Martin Sheen interpreta a un recogedor de basura con el look de James Dean que conoce a una adolescente (Spacek) adicta a las revistas de moda. Se establece entre ellos una ligazón no digamos pasional, más bien enfermiza, que culmina con el joven matando al padre de la chica, incendiando la casa y huyendo juntos en una caravana de muerte que cobrará otras víctimas. El joven asesina sin sentido y su pareja atiborra la pantalla de lugares comunes prestados de los magazines que lee. Eso la hace surreal, la diferencia de una película cualquiera de gansters, Bonnie and Clyde por ejemplo, donde hay un argumento y una historia, mientras que en Badlands su simple estructura sólo hace de cover-up para un inconsciente que no se explicita. El diálogo dice una cosa, la imagen otra, tema recurrente en los treinta años de cine de Terrence Malick.
Toda la obra de este director norteamericano son tres filmes -y uno en camino-. Badlands (1974), Days of Heaven (1978), que le valió el premio de mejor director en Cannes y que trata de un triángulo amoroso en las fértiles tierras de Texas durante la I Guerra Mundial. Igual que en Badlands, Days of Heaven se sostiene por una extraordinaria ambientación. El tema de inicial carácter romántico pierde rápido este vaho y los personajes son tratados como los insectos que habitan en medio de la cosecha. No hay moraleja pero sí la idea de que nada vale, como "la vida no vale nada" de José Alfredo Jiménez y que se nota también en alguna cinematografía del gran director mexicano Ripstein. Asocio arbitrariamente el ambiente malickiano a la literatura de Juan Rulfo, donde la muerte no es la muerte sino un estado rutinario de inercia y desolación. Un crítico afirma que Days of Heaven es compulsivo, habla de perversidad en el director. Y en realidad perverso es destapar las cosas y hallar que en lugar de un mundo de ensueños e ilusiones existe un prosaico espacio de burdas y muchas veces brutales intrascendencias.
The Thin Red Line, rodada en 1998, resultó en el mejor filme de guerra que se haya hecho. El sitio: Guadalcanal, con los japoneses de enemigos. Hay como en toda acción bélica muerte, miedo y heroísmo, pero Malick logra hacer un brillante alegato contra la irracionalidad de la guerra. Geoff Andrew dice que "mientras Malick no se preocupa demasiado por el argumento, las tres horas del filme no están vacías: temática, filosófica y espiritualmente; ninguna otra película de guerra ha sido tan rica. No es sólo un ensayo sobre la infernal demencia de la guerra o un tributo al valor, pero una mítica, casi panteísta meditación acerca del rol del conflicto, la violencia y la muerte en la naturaleza". Qué más decir, Andrew lo sintetiza. Un trópico exuberante, hombres que luchan por sobrevivir, filosofan a su manera, mientras la voz de fondo de un director, con escenas y escenarios que exceden su ser natural, carga el texto de ideas, alusiones literarias y poesía.
Terrence Malick presentará para noviembre del 2005 su nueva producción: The New World. El tema: la muy trillada historia de John Smith y Pocahontas en la Virginia setecentista. Malick no promete nada, mas sólo su nombre despierta la impaciencia por ver un asunto tan tratado que augura más que un tierno relato una abstracción. "No hay nada definido con Terry", dice el actor Colin Farrell, que interpreta a John Smith; no sabe -continúa- "si John Smith va a siquiera estar en la puñetera película. Who
knows?"
02/03/05
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Publicado en Lecturas (Los Tiempos/Cochabamba), marzo, 2005
Imagen: Escena de Badlands
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