Monday, November 14, 2011
Los cancerberos/MIRANDO DE ARRIBA
La farsa anti-terrorista norteamericana ha soltado las riendas de uno de sus servicios más controvertidos: el de inmigración. La gente que trabaja en el Servicio Nacional de Inmigración, parte ahora del ministerio "de seguridad", siempre se caracterizó por su antipatía y su actitud abusiva hacia quienes intentaban -intentan- entrar a los Estados Unidos. Ahora ha empeorado. Muchas veces me he preguntado cómo el turismo no cesa de llegar, porque con el tratamiento inhumano de estos oficiales a gente llegada del extranjero este país debiera quedar aislado del mundo.
¿Quiénes son los mejores servidores de un sistema que no respeta la vejez en los ancianos, ni la fragilidad de los niños, que pone a todos en un mismo bulto y los somete al martirio de la espera, la interrogación, el maltrato, a quien no le importa ninguna situación desesperada, alguien que esté incapacitado de aguardar de pie por largos espacios de tiempo? La respuesta es contundente y triste: los mismos inmigrantes.
Cuando se hace fila para ingresar al chequeo de documentos, después de haber caminado una odisea de pasillos y escaleras en Miami-, acechados constantemente por una cáfila de vagos agentes que hacen como que trabajan, hay que ser selectivo: elegir, así está la cosa, a un anglosajón de mediana edad, con la casi seguridad de que el trato si no mejor será por lo menos más justo. En el lado negativo, están los afroamericanos con su odio hacia nosotros acentuado por una pérdida, según ellos, de sus prioridades de minoría; luego los asiáticos -mujeres principalmente- con complejo de superioridad venido de la absurda ficción de ser más inteligentes, y que atienden a otros grupos étnicos como a basura. Quizá adquieran esos aires principescos de su dieta de ajo y repollo que no garantiza, lo aseguro, ni sagacidad y menos inteligencia.
Luego los peores, los perros de esta guerra inventada, la de EUA con el mundo, y cuyo mayor representante es el insignificante Gonzales, futuro Fiscal General, sumiso y agachado como rata de muladar elevada al comedor de los amos: los latinos.
Bajo este término general caen los cubanos que creen que este es su país y que deben humillar a quienes llegan para darles constancia de su autoridad. Ya verán, cuando muera Fidel, cómo se les mueren las ganas de soñar que son algo todavía. Chilenos, puertorriqueños, salvadoreños, a cual peor entre todos, indagando, husmeando, con la altanería servil de quien quiere congraciarse con el dueño.
10/1/05
Publicado en Opinión (Cochabamba), enero, 2005
Imagen: Instructiva de la TSA para los rayos X en los aeropuertos
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