Claudio Ferrufino-Coqueugniot
La
década del treinta representó, para el fútbol europeo, la aparición de una
pléyade de talentosos jugadores: Nejedly, en Checoslovaquia; Meazza, Orsi,
Guaita, en Italia, etc. Pero, sin duda, el más grande fue Matthias Sindelar, de
Austria. Jugador caballeroso y sutil, decoró los estadios convirtiendo al
fútbol en una de las bellas artes.
Participante
de campeonatos mundiales fue siempre ejemplo de decencia. Profundo amante de su
país, consideraba un honor el vestir la camiseta de su selección nacional.
La
Europa de los años 30 se agitaba en medio de cambios políticos de importancia:
el auge del fascismo, las manifestaciones obreras, economías que intentaban
recuperarse... Hitler ambicionaba anexionar Austria al Reich alemán...
Los
mundiales de los años 34 y 38 fueron ganados por Italia. Intereses políticos
entraron en ambos eventos. Mussolini quería la copa y la consiguió.
Austria intervino durante todos esos años con un nivel que superaba cualquier
mediocridad. La figura de Sindelar en el campo daba señorío a cada encuentro.
Respetado, era la imagen deportiva de su nación.
En
1938 se produjo la incorporación de Austria al dominio alemán (Anschluss). Se
decidió que los mejores jugadores austriacos fuesen convocados para portar el
uniforme de la selección germánica. Por supuesto Sindelar encabezaba la lista
de las apetencias del Reich. Patriota, optó por el suicidio antes que por la
infidelidad. Sindelar jamás vistió la svástica, como correspondía hacer a un
caballero.
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Publicado en Opinión (Cochabamba), 1988
Fotografía: Matthias Sindelar
Hermosa memoria. "Participante de campeonatos mundiales fue siempre ejemplo de decencia. Profundo amante de su país, consideraba un honor el vestir la camiseta de su selección nacional." Cualidades d jugadores antiguos sin ambivalencias, hombre y jugador dignos y decentes hasta preferir la muerte, d una sola pieza. Nada, absolutamente nada en común con los "astros" d nuestros dias.
ReplyDeleteSaludos cordiales, estimado Claudio.
Tan ejemplat como aquellos jugadores del Dynamo de Kiev que recuerda Galeano, los que derrotaron a los nazis a costa de su sacrificio. Abrazos, Achille.
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