Thursday, January 23, 2020

Imaginación es la clave. Tributo a Jimi Hendrix


Claudio Ferrufino-Coqueugniot
  
El 27 de noviembre de 1942, en Seattle, estado de Washington, nació Jimmy Hendrix, "Jimi". No es posible entender la música de este artista sin pensar en las apasionadas raíces del blues norteamericano. Las diferenciaciones arbitrarias que se hacen dentro de la música negra ignoran que sus ramas: rhytmyn and blues, jazz, rock 'n' roll, vienen de un tronco común. Decir "me gusta el jazz pero no los ruidos de Hendrix" es no saber en qué terreno se pisa. Hendrix se formó en la más pura escuela del blues y del jazz clásicos. Añadió a estos la influencia, importante entonces, de los grupos pop británicos, y la nueva lírica que fuera iniciada por Bob Dylan, blanco salido también de raíces musicales negras del campo y la ciudad.

Cuando murió, asfixiado entre vómitos y somníferos, había dejado escritas líneas para una nueva canción: La historia/de la vida es más rápida/que el pestañeo de un ojo/La historia del amor/es hola y adiós/Hasta encontrarnos de nuevo. Como letrista, Hendrix es quizá feble, aunque esa supuesta debilidad podría ser no más que una respuesta a las circunstancias que se vivían. Los sesentas no buscaban prioritariamente una estética, verbal o musical, ortodoxa. La libertad permitía la innovación, la improvisación e incluso el desvirtúo de lo que podría considerarse un arte hipócrita.

Pero no analizamos a Jimi Hendrix como a poeta formal, sino como a artista. Él representa tal vez mejor que nadie la época, y su muerte, como la de cualquier gran hombre, nos permite evitar pensar que alguna vez, en el futuro, habría traicionado sus opiniones. El defecto de vivir mucho es el de cambiar mucho también de posiciones. Por eso el único castillo válido es aquel hecho de arena, el que se lavará en las aguas o se alejará en el viento.

Es esa memoria la que nos alegra y preserva. Cada vez que Neil Young, ya cincuentón, sale a un escenario a hablar con el rock, lleva colgado de su instrumento un gran botón con el rostro del guitarrista negro. Han casi pasado treinta años, y mientras Neil Young viva, quedará el sonriente rostro de Hendrix que desmitifica, en plena guerra del Vietnam, el himno norteamericano con su guitarra eléctrica. O aquel que en el verano de amor de Monterey, California, 1967, incendia sus cuerdas y las convierte en polvo, en un antiguo rito entre música y hombre.

Hendrix pasó alrededor de cinco años actuando en bares y pequeños escenarios de Greenwich Village, Nueva York. Eventualmente lo contrataban para tocar con artistas renombrados. El año de 1966, Chas Chandler, que fuera bajista de The Animals, empresario entonces, quedó maravillado ante la magia que Hendrix ejercitaba en las noches del Village. Lo llevó a Londres. En Inglaterra, con Mitch Mitchell en la batería y Noel Redding en el bajo, creó aquello que vendría a ser The Jimi Hendrix Experience, esencial en la historia de la música moderna.

Tres semanas después de haberse juntado estos tres artistas nació Hey Joe, magistral pieza que conjuga innovación musical y afirmación negra. En Londres la subida fue vertiginosa: Are You Experienced? fue segunda en los "charts" de la época, cediendo el primer lugar nada menos que a Sgt. Pepper de los cuatro magníficos de Liverpool.

El mito habíase formado. Hendrix estaba listo para retornar a Norteamérica. Su primera presentación continental fue en el festival de Monterey ya mencionado. Vinieron los álbumes: Axis: Bold as Love, Electric Ladyland. Hendrix, ahora, aparte de sus dos compañeros, tenía colaboraciones de músicos de Jefferson Airplane, Traffic y otros.

Grabó All Along The Watchtower, de Bob Dylan, haciendo una canción diferente, muy superior a la original del autor. En ella se ve la gran capacidad creativa de Jimi. Cantar las mismas líricas no significaba imitar. La pasión y el talento pueden transformar el rostro de cualquier obra de arte, y nada mejor que All Along... para demostrarlo. Es el espíritu de quien realiza la obra lo que le da singularidad. I wanna be your man, de Lennon-McCartney, adquiere otra dimensión cuando es cantada por los Rolling Stones. Al oírla uno no piensa más en los Beatles, sus creadores, sino en Mick Jagger y los Stones, sus fundadores.

Jimi Hendrix era una leyenda del rock. Jim Morrison, de The Doors, lo idolatraba. Recuérdese aquella noche en que, ebrio y llorando, Jim se abrazó a las rodillas del guitarrista durante una actuación. Ambos habrían de compartir, a más del espíritu, la similaridad de la muerte.

Son innúmeras las canciones de Hendrix que se hicieron famosas para nosotros, en Cochabamba. Purple Haze dio lugar a la creación del conjunto Niebla Púrpura que tocaba en el Prado cuando éramos niños. The Wind Cries Mary era inevitable canción de amor para bailarla juntos. Casi diez años después de la muerte de Jimi seguíamos bailándola con una Mary, que no era en verdad ella, de turno. Highway Chile y la sutileza de la guitarra llevada al extremo. Manic Depression afirmaba que de algún modo eran nuestros ocultos talentos los que nos martirizaban y embriagaban en las tórridas tardes de domingo.

Las fotografías de Jimi Hendrix nos muestran tres etapas de su forma de vestir y, de alguna forma, transformaciones respecto de su música, aunque hablar de ello ante un artista tan creativo, cambiante e improvisador, peca de retórico. 1967 lo vestía con su chaqueta militar; 1968, época que fue recopilada en el excelente album Smash Hits, lo tenía con sombrero. Y, al fin, 1969, la bandana de The Band of Gypsies...

Hace poco se editó un disco compacto de tributo a Jimi Hendrix. The Cure y otros grandes grupos interpretan sus canciones. Hoy, si se cierra los ojos y se escucha cantar a Lenny Kravitz, pareciera ser que Jimi ha retornado...

La imaginación es la clave de mis letras. El resto está pintado con un poco de ciencia-ficción.
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Publicado en LOS TIEMPOS (Cochabamba), 03/11/1996


Wednesday, January 22, 2020

Enemigos de sí mismos/MIRANDO DE ABAJO


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Una amiga cochabambina, augur, vaticina (textual): “Los días de Evo Morales están contados”. Estoy de acuerdo. El bocón (hocicón en mexicano) se traga anzuelos que él mismo arroja. Hay una poderosa sombra gringa que hablando de economía y Vaca Muerta, presiona a Fernández acerca de su incómodo huésped. Día que pasa, el ex caudillo va asegurándose un pulcro y terrorífico cuarto en cualquier prisión federal del norte. No lo llevarán a Guantánamo, donde obligaban a los árabes a tomar sol en jaulas. Para él le reservan una blanca pieza, como nicho, a donde no llega el sol. Nunca.

Veremos si los intereses del país para el presidente argentino son más importantes que la “merca”, porque no otra cosa es esta protección desmedida que el tráfico de cocaína. De él se alimentaron los socialistas del siglo XXI; de él lucró Cuba que armó la parodia del fusilamiento de Ochoa, héroe de Angola. Mucho sufrirán los “progres” (esa maniática jauría argentina que no aprendió las lecciones de la historia), cuando la adorada esfinge Kirchner, y el otro, tengan que acallar al verborreico curaca o sacarlo a patadas. Que se vaya a Corea del Norte, donde aquel monstruo pondrá al monstruito en trabajos forzados a la primera. Ahí sí que no habría quinceañeras, u onceañeras; ahí tendría que comerse los labios de hambre y apreciar el paraíso socialista que pregona. Claro que si el áspid devora su propia lengua se muere…

¿Qué dirán las seis federaciones cocaineras del desplazamiento del hijo infecto, Andrógino, en favor de un economista mestizo? Pensé que los dioses no tienen celos, pero olvidé los libros griegos. Quizá Evaristo escuchó a Andrónico hablando en Sucre y pensó que se escuchaba a sí mismo. Para un usurpador de funciones, duro debe ser que alguien usurpe su tono, su voz, su personalidad, su mentira. Y eso está pasando. Andrógino es Huevo redivivo. Aprendió y ahora lo quiere suplantar. El hijo de asesino y violador no es tonto, sabe (por ahora) por dónde se mueve el éxito. Total al otro, el de rostro demacrado y tetas caídas, lo olvidarán por una versión más joven. Hasta la Montaño en su momento lo abandonará, porque (no sé) ya ni de coca la provee para su insaciable nariz.

No aprende. Como los progres que no recuerdan a treinta mil cuerpos fantasmas, este olvida lo que no debiera. Inaugura, nada menos que en Yucumo, Beni, lugar de sus tropelías, una edificación. Otro punto en contra y van… Los Fernández discutirán entre ellos qué hacer con el tarado. No bastó la advertencia de la UCR. Pronto en el seno mismo del peronismo decidirán que fue demasiado. No les conviene. Ni las bendiciones del papa corrupto lo salvarán. Esa sotana no esconde virtudes.

A esperar, no queda otra. Observemos qué sucede esta semana. Más disculpas, quizá. Y la pregunta de dónde está el guerrero García Linera, o los guerreros hermanitos. En la guerra de las escondidas. Lógico que tengan miedo, aunque por supuesto deben estar conspirando porque también extrañan el negocio. ¿Y la lúbrica amante? También se esfumó. Solo el Tetas aparece y la jode. ¿Será que lo abandonaron? ¿Táctica, estrategia? ¿O lo dan por perdido ya y desean mimetizarse? El borrico camina ufano hacia la barranca, no sabe que cuando tropiece y toque fondo ya no servirá para nada. Duro de entendederas, y blando de posaderas. Esperpento medieval.
19/01/20


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Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 22/01/2020

Fotografía: Jan Saudek

Sunday, January 19, 2020

Contratapa para El exilio voluntario (ARS COMMUNIS, Chicago, 2020)


MIGUEL SÁNCHEZ-OSTIZ

Escritura de la expatriación la de Claudio Ferrufino-Coqueugniot en El exilio voluntario, más incluso que de la supervivencia del inmigrante que tiene que ganarse la vida «a como sea» y no dejarse morir, atracar, empujar, expulsar... Otra lengua, otras gentes, de etnias, razas y países ramillete, entregados a la busca afanosa y violenta en los entresijos de la ciudad hostil para quien poco o nada tiene. Escritura viva, necesaria del desarraigo y el desplazamiento, la que viene  y marca esta época de migraciones colosales, imparables, cada cual con sus relatos de sombras y tragedias a cuestas, los del antes y del después.  Bolivia en Estados Unidos, mirada despiadada hacia el pasado y hacia sí mismo del autor, melancólica incredulidad de lo dejado atrás y crónica del presente sin concesiones en una época de turbulencia social, de guerra y empobrecimiento. Días de vino y noches de mugre y desesperación, de trabajos rudos, de frío y bronca, los de este Exilio voluntario: irse para desear regresar y no hacerlo. «No hay regreso feliz ni siquiera en el recuerdo», escribía un  poeta, hace ya mucho. Tal vez por eso el cronista, planta los pies y la palabra, y se queda.

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Edición de Fernando Olszanski, Chicago, 2020 (ARS COMMUNIS).
                                                                                                          


Friday, January 17, 2020

Balcanes políticos/MIRANDO DE ABAJO


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Evo Morales, día a día, va destruyéndose solo. Habla cualquier cosa con tal de hablar. Y avienta nombres para dorar la píldora: que Garzón, que etcétera. Y tiene idiotas como Pérez Esquivel que rebuznan detrás suyo. El mayor problema no es el bocón…

El movimiento ciudadano está alerta. Falso que es racista, “blanco”, etc. La profusión de nombres aymara/quechuas, rostros antiguos y morenos, y más muestra que el descontento es muy grande, extendido, y crece aún. Más grande que el descrédito que de sí mismo hace el autócrata desde su exilio. Hasta físicamente se le ve el deterioro. Cuestión de tiempo… Se juega sus cartas en unos días. Puede que le insufle aliento un pequeño éxito, pero el fracaso de sus conspiraciones para el 22 de enero lo sepultará.

El problema de importancia radica en la disgregación de los políticos opositores. Ellos no hicieron la caída de Morales, a pesar de la inmensa labor que hicieran Camacho y otros. La gente amarró las difamadas (por los masistas) “pititas” de marea espontánea, no digitada. Ellos lo lograron, vecinos cuidándose unos a otros, poniendo juguetes de niños como barricadas, alguna aislada bandera. Asustados, temerosos de que los asesinos de Evo aparecieran en cualquier momento, susurrando, observando la oscura esquina, escuchando noticias, mirando los incendios. Ahora, por sobre eso, los políticos se disputan los futuros cargos. Sin respeto.

Tiene que haber cordura. El MAS agoniza pero todavía está presente, por todo lado, desde la senadora Copa que cree tener el poder para digitar el futuro, hasta el último vociferante que defiende el “proceso de cambio” sin el menor análisis, ni histórico ni sociológico, solo porque crecieron con el discurso infecto y mentiroso de que todo estaba bien y que ahora gobernamos “nosotros”. Falso, pero quién hace comprender a la gente que aquello no fue el fin de sus frustraciones. Más fácil chillar, insultar, atacar, defender al tirano como si hubiese sido san Francisco de Asís. De ese lado, de los perdedores de hoy, hay tanto o más racismo del que pudiera existir al otro lado.

No cambiará. Tiene que pasar tiempo e intentar reformar lo que se hizo mal. Cometer errores, iguales o distintos a los de Morales y compañía, será lógico pero puede ser evitado. No sé si los políticos opositores lo entienden. Creo que caen en el mismo individualismo, en el pensar en que es el caudillo, de cualquier índole, el que solucionará el entuerto. El movimiento ciudadano, inmenso e intenso, no tuvo caudillos. Se jugó en la calle, entre vecinos, amigos, desconocidos, a sabiendas de que los mastines del fascismo acechaban sedientos de sangre.

Cordura. Sensatez. Cada uno puede ser presidente, todos pueden ser presidentes. El meollo está en si comprenden lo que sucedió, si analizan los 21 días de levantamiento popular y lo que la gente demandaba. No era que las cabezas políticas pelearan por el poder. Hubo algo histórico, único en las últimas décadas. No puede ser que no lo miren, que no se den cuenta. De cómo actúe la oposición en hacer un justo y centrado análisis de lo sucedido, dependerá que el tipo afuera deje de convulsionar, de que las masas que lo endiosaron bajo la limosna comprendan que terminó. Hay un futuro, puede ser memorable porque memorable fue la protesta. No lo jodan.
13/01/20

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Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 14/01/2020

Imagen: Lucio Fontana


Sunday, January 12, 2020

Blowing in the wind


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

La respuesta está en el viento. No hay viento. El aire está detenido como en el mar de los sargazos. La nave no va a la deriva, la devoran, quieta, las algas.

Domingo por la mañana. Otis Redding. I am the walrus. Vísperas de la beata virgen, Claudio Monteverdi. Persianas bajas. Agua que suena del lado vecino. Dos voces que hablan desde muy lejos. ¿Por qué yo? ¿Por qué tú? El sol se parece a aquel que me prestó Marcela Filippi en Roma, en el alto balcón desde donde uno creía estar por encima del mundo. Había viento entonces, posibles respuestas, naranjas como las paredes del Trastevere. Rojas como salame de Parma. Giotto, dios, Giotto, ahí colgado casi al alcance de la mano. El Giotto que veneraba yo de niño y que se perdió entre piernas adolescentes y vasos de alcohol. ¿Perdimos, ganamos? Igual cuelga por el fin de los tiempos, ajeno a la veleidad de un oscuro escritor, a la impericia del mundo.

Naves inmigrantes se ahogan en las costas. Gente lee en las catacumbas de Siria. ¿Dónde?, pregunto. La respuesta está en el viento, en el que sopla.

No hay viento.

El Duero, Douro, corre debajo. Mariscos, un vino. Dólares que no compran voz. Silencio entre multitudes. Silencio en la lluvia que suena. Soñé, me dijeron, aseguraron, afirmaron. En la memoria se introdujo fantasía, una mujer pelirroja húngara que atendía el bar. Zambra y Sábato hablan de las rumanas. Alisto un viaje a Brasov. Braila, quizá, detrás de la muerte de Panait Istrati, del convicto Codine que se esconde en el delta del Danubio. Pastos altos, de tamaño humano, menos que cerca de los barrancos del Dniester, sin embargo. Tanto que quise ver y a pesar de que hubo dinámica no vi. A nosotros nos cortaron los pies recién nacidos. Debí ponerme unos de fierro y no perder el tiempo, buscar los leopardos extintos de las orillas del Caspio. Sucede que olvidamos todo lo que hubo antes; miramos a un futuro que además de incierto y frágil es no confiable.

Cavernas de anacoreta. Allí debía estar luego de trashumar los caminos. La música me acerca a aquella perfección maltrecha. All you need is love, cantan. Esa frase, construida con flores, adorna una pared del horrible aeropuerto de Miami, con cubanos gritones y gente uniformada que cree que una identificación federal los acercó a la sima del cielo. No a la cumbre. All you need is love. La Marsellesa. Abel Gance. ¿Qué hacer con este bagaje? ¿Tirarlo al viento? All you need is love. Dos Annas que todavía conversan. Una tiene el sexo rosado; la otra marrón. Entre las dos hacen un cuadro delicado de Maurice Denis.

Vendrán amigos. Merengue y cumbia, aunque Fernando Vallejo proteste ante la música popular. Lo entiendo. Quiero a Vallejo y a la cumbia, a Toto la Momposina, a Celina González, de esa Cuba a la que no he de volver. Recuerdo mucho. La malanga frita que fue un plato delicioso, sabía a pollo, no podía parar de comer. La caldosa, sopa de pueblo, de esclavos, seguro que sí. Comida colectiva, así la de los communards en París.

Leo y voy quedándome ciego. La mía no será la luminosa mirada de Homero, Milton y Borges. Estaré ciego como el viento que no se mueve. Antes que ciego, muerto. El suicidio de Pavese. El poema de Celan. Aquel poeta que olvidé en Auschwitz, otro, no Celan.

Guajira. Celina González, Santana. No one to depend on. 9:15, Las nueve y quince. Si he de hacer el tuco del tallarín, mejor comienzo. Ron blanco que parece agua cristalina. Vodkita agüita. Dame una respuesta.

No la tengo. Búscala en el viento. ¿Qué viento?
2020

Wednesday, January 8, 2020

El narco contra Bolivia/MIRANDO DE ABAJO


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

¿Están ciegos? ¿Qué pasa con intelectuales, pensadores y etcéteras respecto a Bolivia? ¿Por qué descalificar un alzamiento popular pacífico de millones? ¿Por qué ponerse de lado de los pocos miles, pagados, o afectados en sus negocios ilegales, que salieron a defender a Morales con muerte y amedrentamiento?

Adrede afirman que fue un golpe militar. Sé bien lo que es un golpe militar, veinte años de mi vida los pasé en ellos. Sé lo que es ver soldados patrullando por las calles, oír de muertes y tortura. ¿Dónde se ve eso ahora, dónde? Los muertos de Senkata no podían correr otra suerte. Si en los Estados Unidos un grupo se lanza a querer dinamitar instalaciones de ese tipo, es eliminado de inmediato. ¿Querían que se los recibiera con flores? Pena no me dio ver a un delincuente común, masista, no recuerdo en qué lugar, sosteniendo con una mano la otra destrozada por la dinamita que quiso hacer explotar contra los otros. ¿Por qué tendría que tenerle pena? Pena que no murió. No soy el pérfido papa Francisco para hacerme el dulce. Semejante demonio.

Berrean porque la derecha española quiere aprovechar el momento para descalificar a los cagaleches de PODEMOS, esos fascistillos de mala entraña y mucho peligro. Yo no solo los descalificaría. Esa laya ha causado ya mucho daño en la América Latina. Es tiempo que se los pare. El tal Iglesias, perro negro de las muy negras izquierdas, sueña con una España abierta al narcotráfico de manera oficial, anhela un narcoestado en el que su fortuna personal crecerá al lado de la de Diosdado Cabello y Vladimir Putin. Sin embargo creen los asnos que es el adalid de los pobres, la luz inteligente que destruirá las sombras. Ateos de religiosidad bien metida en el culo, añorantes de mesías y rateros. Si la derecha de allí los destruye, pues a festejar, porque son peores que cualquier derecha.

Contra Bolivia hay una campaña internacional de desprestigio. El cerdo cebado que vive ahora en Argentina, manipula los mecanismos que sus amos de los cárteles han soltado para recuperar su negocio. Si le han puesto plazos no sabemos, y si lo matan no importa. Ni a él ni a Suleimani los lloraremos nunca. Y muerte entre narcos suena siempre como noticia buena. No intento ni me interesa ser políticamente correcto. A este accionar violento, múltiple, pagado, hay que responderle con la mayor fortaleza posible y sin remordimiento. O se vive o se muere, y ante esa balanza, mejor que se incline al otro lado. Simple.

Va a ser muy difícil extirpar los resabios del masismo en el país. Hay personajes que se mimetizaron por el momento, diputadillos y otros que vieron esfumarse posibilidades de lucrar cuando la rata escapó. No somos país que caiga en una noche de cuchillos largos como la que implementó Hitler contra las SA. No sería correcto, pero a las cabezas que se muestren en el ataque hay que guillotinarlas. Esta hidra fomentada por el narco no da cuartel, libra guerra a muerte, y a muerte hay que responder. Se lanza hacia el gobierno transitorio porque no puede esperar: hay camiones y aviones prestos a ser llenados de droga para reactivar el negocio. Hay Andrónicos, hijos de violadores y asesinos, que esperan su turno. Ojalá que alguien esté anotando los nombres y los desmanes. Todo tiempo llega y se tiene que estar preparado. No es una lucha política, es el crimen oponiéndose a la ciudadanía, al derecho de un pueblo. Hablan tanto de derecha los parlanchines que así esta llegará. Recuerdo cómo se recibió a Videla en Argentina el 76, se lo hizo con alivio, pensando que los militares terminarían con aquella orgía de sangre que inició el cornudo general en Ezeiza y que continuó con su puta. Sigan, sigan, a ver cómo acaba.
05/01/20


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Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 07/01/2020

Sunday, January 5, 2020

Los ataques al gobierno provisional/MIRANDO DE ABAJO


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

La señora María Galindo enloqueció. ¿O es m(as)alariada ahora? Finalmente si una mujer es teñida, linda, Barbie, puta, cualquier cosa que dijo la columnista acerca de la presidente, pues bien. Es el derecho de toda mujer de ser lo que quiera, de acostarse con un hombre o con los diez mil de Jenofonte. Raro que sea una defensora del género que utilice la vida sexual de otra mujer para denigrarla, cierta o no. El placer (yo que no soy creyente) es prueba de la divinidad; el orgasmo, el cielo en la tierra. Bienvenido. Olvidemos lechos, Biblias y whippalas, y concentremos la mente en lo que está pasando en el país luego de la fuga del autócrata, qué se necesita para reconstruirnos y cómo encararemos una situación económica que se pinta difícil.

Murillo acomodó a su hermana, la presidente a su hija. ¿Dónde?, ni me interesa. No ahora. Hay que entender que a Bolivia la acecha no un partido político, no un ideario, no una reivindicación étnica. A Bolivia quieren acorralarla sociedades delincuenciales. Alguien, algunos, han perdido un negocio. La patria no cuenta sino la cocaína, y debajo de ella, alrededor suyo, se han tejido poderes que quieren recuperar sus ingresos. ¿Por qué escapó el ratón de su madriguera? Incomprensible, a no ser que estuvieran jugando un plan del imbécil de García Linera, a quien escuché hoy no sé qué explicación de rombos y triángulos en una entrevista argentina. Este trigonométrico, geométrico asno, ya no sabe qué decir ni cómo manipular las manos. Hechicero de cachivache, mejor estaría de ciego en la calle San Martín leyendo la suerte. Esforzó su pequeño cerebro para decir que existía antes una “pigmentocracia”; carajo que le ha debido costar mucho llegar a semejante palabra. Excelso poeta de la fácil rima, además de “fácil siki”, cuentan.

Señoritas que se titulan escritoras critican. Moderados opositores o no opositores para nada durante los 14 años ahora trinan, o rebuznan, según el tamaño de los maxilares y la cabezota encima. ¿O andan buscando distinción en un período que recién se funda con ánimo de posibles pegas? ¿O fue tal el asombroso movimiento que destronó al principito indio (tan bueno y dulce que es) que no quisieron quedarse atrás y comentan cualquier cosa para ser notados? De todos modos, resulta un acto irracional durante un gobierno transitorio que busca sobrevivir como país. Lo atacan de todo lado, el balbuceante y muy bien llamado hace poco “cobarde y sinvergüenza” presidente de México, ahora los españolitos de esa banda de maricas que se llama PODEMOS y lo que vendrá. Sin contar los argentinos y su malhadado peronismo del cornudo general y la diosa embalsamada, la Eva Duarte.

Amén de los tontos de capirote europeos, culpables de no haberse liberado del aura colonial. Les regalamos al indio. Llévenselo a traficar allí, donde quieran. Pónganle su laboratorio. Y digo “indio” porque nos machaca con ese sustantivo y su eterna tragedia. La historia pasó, a superarla pues, pero es que el llanto entre izquierdosos es como el Premio Stalin entre asociados. Hasta ahora nadie superó al heladero Hugo Chávez que lanzó Orinocos por los ojos porque se moría y quería que vinieran todos los Cristos y vírgenes a salvarlo. Pobre tipo.

Digresión estética… alguien debiera aconsejar “al Evo” de comprarse sostenes. Solo observen. Pronto superará a su amante. Un verdadero tête-à-tête. T-N-T, rock and roll.

Pongámonos serios. Da vergüenza lo que estos intelectuales están haciendo. Por supuesto que hay que cuestionar el poder, siempre y cualquiera que fuera. Ahora, en un tan corto período, no es momento, con el mono, la mona y la hiena amenazando. Y el narco. Callen como callaron tanto.
29/12/19


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Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 29/12/2019

Imagen: Alfred Kubin

Saturday, January 4, 2020

Tiempo

Claudio Ferrufino-Coqueugniot

a Daniela Billus, en Budapest

Manejo por la avenida Alameda que cruza Denver y penetra en Aurora, la atraviesa, y se pierde en la pradera, por 500 millas, incluyendo Kansas. La pradera de Karl May, el escritor alemán que nunca la vio, pero que la presentía. Claro que no es la misma, ya ni indios ni bisontes hay. La avenida Alameda se insume en el tiempo mientras evade los círculos gigantescos de unas instalaciones militares desde donde se controlan satélites.

En un momento la radio toca Time de Pink Floyd. Recuerdo a Ricardo, amigo, médico, genio electrónico, mal esposo, buen padre, solitario, a quien un extraño cáncer destruyó. Quiso eludirlo, con fórmulas de laboratorio que más que remedios eran tristeza de alcohol. No lo logró; tampoco uno de los miembros de Pink Floyd que tocan aquel eterno Tiempo. Ni sé cuál, murió hace unos días, sobrevivido por esta bella canción que es desahucio y desaire a la vez.

Pienso en la gente alrededor, en los que se ligan o ligaron a mí por cualquier razón. Cuando contemplo que el tiempo se va de las manos, que los instantes son mayormente perdidos en presagios insolubles, en deseos insatisfechos y en acciones a medias, me doy cuenta de lo poco que hacemos por aprehender lo inaprensible. Peor aún si doramos la supuesta necesidad de tiempo y de silencio con dramones de modista, de actriz en barlovento. De pronto, cuando la furia de los minutos se abata con rapidez de tornado, la senda que llevaba atrás se habrá borrado y, es lástima, sólo quedarán oscuridad y polvo, que el Yellow Brick Road del Mago de Oz, o del músico Elton John, son ilusión.

Disquisiciones sobre el tiempo las hay. Esta no es una. Anoto lo que se me ocurre ahora, cuando la lluvia deja lugar a un mortecino sol que perecerá más tarde ante el invierno. Somos presuntuosos queriendo creer que existe un mínimo dominio nuestro sobre las horas. Nos protegemos con ventanas, con casas, con escuelas, con cuarteles. Creemos haber dejado al enemigo afuera y de pronto está allí, en el comedor, jugando contigo una partida de ajedrez predestinada. Peor si no sabes jugarlo, si lo encubres con satines de novelón. Mejor permitir que corra, porque el tiempo es el viento, y si te sumas a él te invadirá la frescura, mientras que si te le opones te tumbará con tus dotes de bailarín flamenco, de salsera vieja, de mimo empedernido, de eterna beba, de indispuesta sexualidad, de deshonrosa hombría y de alharacas de amor.

Que Pink Floyd siga tocando Time. Recuerda a los amigos. No recuerdes tus amores que son lo primero crucificado en el vaivén de las horas.
13/05/08

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Imagen: Armand Schönberger, 1932