Friday, January 17, 2020

Balcanes políticos/MIRANDO DE ABAJO


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Evo Morales, día a día, va destruyéndose solo. Habla cualquier cosa con tal de hablar. Y avienta nombres para dorar la píldora: que Garzón, que etcétera. Y tiene idiotas como Pérez Esquivel que rebuznan detrás suyo. El mayor problema no es el bocón…

El movimiento ciudadano está alerta. Falso que es racista, “blanco”, etc. La profusión de nombres aymara/quechuas, rostros antiguos y morenos, y más muestra que el descontento es muy grande, extendido, y crece aún. Más grande que el descrédito que de sí mismo hace el autócrata desde su exilio. Hasta físicamente se le ve el deterioro. Cuestión de tiempo… Se juega sus cartas en unos días. Puede que le insufle aliento un pequeño éxito, pero el fracaso de sus conspiraciones para el 22 de enero lo sepultará.

El problema de importancia radica en la disgregación de los políticos opositores. Ellos no hicieron la caída de Morales, a pesar de la inmensa labor que hicieran Camacho y otros. La gente amarró las difamadas (por los masistas) “pititas” de marea espontánea, no digitada. Ellos lo lograron, vecinos cuidándose unos a otros, poniendo juguetes de niños como barricadas, alguna aislada bandera. Asustados, temerosos de que los asesinos de Evo aparecieran en cualquier momento, susurrando, observando la oscura esquina, escuchando noticias, mirando los incendios. Ahora, por sobre eso, los políticos se disputan los futuros cargos. Sin respeto.

Tiene que haber cordura. El MAS agoniza pero todavía está presente, por todo lado, desde la senadora Copa que cree tener el poder para digitar el futuro, hasta el último vociferante que defiende el “proceso de cambio” sin el menor análisis, ni histórico ni sociológico, solo porque crecieron con el discurso infecto y mentiroso de que todo estaba bien y que ahora gobernamos “nosotros”. Falso, pero quién hace comprender a la gente que aquello no fue el fin de sus frustraciones. Más fácil chillar, insultar, atacar, defender al tirano como si hubiese sido san Francisco de Asís. De ese lado, de los perdedores de hoy, hay tanto o más racismo del que pudiera existir al otro lado.

No cambiará. Tiene que pasar tiempo e intentar reformar lo que se hizo mal. Cometer errores, iguales o distintos a los de Morales y compañía, será lógico pero puede ser evitado. No sé si los políticos opositores lo entienden. Creo que caen en el mismo individualismo, en el pensar en que es el caudillo, de cualquier índole, el que solucionará el entuerto. El movimiento ciudadano, inmenso e intenso, no tuvo caudillos. Se jugó en la calle, entre vecinos, amigos, desconocidos, a sabiendas de que los mastines del fascismo acechaban sedientos de sangre.

Cordura. Sensatez. Cada uno puede ser presidente, todos pueden ser presidentes. El meollo está en si comprenden lo que sucedió, si analizan los 21 días de levantamiento popular y lo que la gente demandaba. No era que las cabezas políticas pelearan por el poder. Hubo algo histórico, único en las últimas décadas. No puede ser que no lo miren, que no se den cuenta. De cómo actúe la oposición en hacer un justo y centrado análisis de lo sucedido, dependerá que el tipo afuera deje de convulsionar, de que las masas que lo endiosaron bajo la limosna comprendan que terminó. Hay un futuro, puede ser memorable porque memorable fue la protesta. No lo jodan.
13/01/20

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Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 14/01/2020

Imagen: Lucio Fontana


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