Wednesday, May 30, 2012

Un gobierno que ya quiere ser/MIRANDO DE ARRIBA



El futuro gobierno de Barack Obama ya parece un gobierno activo. Prepara con antelación respuestas para los cruciales problemas de los Estados Unidos hoy, sobre todo la economía.
Paul Krugman, Premio Nobel de Economía, y columnista habitual del New York Times, es optimista que para el 2010 se haya superado la recesión que amenaza con repetir la Gran Depresión. Sin embargo reconoce que el país no será el mismo, ya que será difícil recrear la "burbuja" que significó el auge de los bienes raíces, y el de la Bolsa anteriormente, ambos un boom sofisticado y fraudulento.
En un país de futuro estable se tendrá que lidiar con la realidad de manera más objetiva. Krugman alude a que se debiera reducir el déficit fiscal, lo que tendría amplias repercusiones internacionales, siendo que países como China se han levantado con la exportación a EUA, y que tendrían que buscar otros rumbos si Estados Unidos se torna proteccionista en cierto sentido y su población se enfrasca en la producción nacional, a manera de recuperar productividad y empleos.
Obama promete -lo hizo durante su campaña- centrarse en las clases media y trabajadora, que fueron las más afectadas con la desastrosa administración Bush. Para ello tendrá que utilizar un gigantesco apoyo gubernamental, influjo de dinero y trabajos que, volviendo a Krugman, son la necesidad inmediata para superar la crisis, a despecho de los silentes conservadores para quienes la intervención estatal es pecado mortal, y que se quedan callados porque no hay alternativa mejor o diferente a ésta para salir adelante.
En el campo político, los auspicios del nuevo gobierno son alentadores, quizá algo medidos en cuanto a cambios radicales que tal vez se hubiesen aguardado. Este acercamiento que aparenta timidez refleja la urgencia de mesura mientras persista la dificultad. No se puede esperar transformación si los medios no sustentan la idea. Primero hay que estabilizar y a eso semeja dirigirse el bloque obamista que es el de mayor
diversidad nunca.
Menos del 50% de la administración que viene está compuesta por hombres blancos, cual fuera el común en los Estados Unidos. Una amplia base étnica puede tener grandes ventajas. Y Obama ha optado por reunir un grupo de colaboradores de experiencia política: senadores, gobernadores, miembros de la casa de representantes, e incluso un par de republicanos, Gates (Secretario de Defensa) entre ellos.
Los augurios se pintan positivos. Un impulso económico que saque al país del estancadero desde el gobierno, y ministros y cabezas duchos en el manejo gubernamental. Ojalá no quede allí.
22/12/08
Publicado en Opinión (Cochabamba), 12/12
Imagen: Robert Indiana/Hope, 2008

Tuesday, May 29, 2012

NO hay gente/MIRANDO DE ABAJO


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

En Mojocoya, Morales reconoció ser perecedero. Al menos, valga para su descargo, no se largó a llorar como el de Venezuela, Bolívar sollozante, nueva máter dolorosa para el pueblo tan plagado de pamplinas.

Pero que el deseo de eternizarse, quedarse para siempre, es obvio ni decirlo se necesita. Y a eso va la cumbre de la OEA en Tiquipaya, a tratar de recuperar un aura que parece un eclipse ahora y no el luminoso círculo que cargan consigo los santos.

Se discute qué se dará a beber a los representantes de América. Coca Cola es la bebida aceptada de manera universal en conferencias, y los comunistas chinos son particularmente afectos a ella, y al dinero, más que a cualquier doctrina o al librillo que les enchufó por todo lado el hace mucho desenmascarado camarada Mao. Coca Cola será, aunque mande a los diplomáticos camino del baño, urgidos por sus cualidades de plomería que el Bienamado descubrió.

Tiquipaya I resultó un fraude de proporciones. Reunión en que Evo Morales juró que iba a dictaminar el futuro del milenio para el mundo. Le creyeron grupúsculos pagados de semi-místicos con acento porteño, que no saben distinguir entre colores, y las bartolinas que devoraban pollos en platos de plastoformo, acción que de ser cierto lo que el Bienamado dictaminó debía haber conducido al puterío indistinto, a la calvicie y a tantas patrañas que se esputan en este pobre pueblo al borde de la intemperie y del abismo. Cabe recordar que los revolucionarios de entonces, comían y cagaban, características mayores de nuestra cultura nacional, sin arbitrio, arrojando los desperdicios al borde del río muerto que cruza la villa. Y viva el medioambiente.

Veremos lo que dictaminan los grupos de estudio de esta nueva Tiquipaya. Los interculturales de Chapare están dudando entre mandar de representante al Chapo o a algún luso parlante del Comando Vermelho. Lo merecen siendo ellos lo más preclaro de nuestra identidad.

Estamos ante una gran disyuntiva ahora, luego de Mojocoya, si el Bienamado no podrá gobernar por los 500 años que ya decidió se quedan, quién lo hará. No veo rastros de que se esté formando una novel intelligentsia boliviana, menos una plurinacional. Qué galería de notables van dejando para la historia, ¿Fidel Surco? Pregunta ni siquiera con interrogantes. No caben ante el yermo, el desierto más inútil de nuestra malograda y viciosa historia.

En Tiquipaya, otra vez, se ha de perder el tiempo. No existe ni siquiera la habilidad de Catalina la Grande de construir maravillosos pueblos en decorado, para el paso de los visitantes, como describe Herzen. Pero, y no hay que hacerse ilusiones, los delegados de los otros países, muchos de ellos afectos al desquicio que inauguró el llorón de Caracas, no cejarán, al menos mientras dure su presencia, en elogiar los avances de Bolivia y en dictaminar la divinidad de su cabeza. Política, o, como se afirma, no decir nada es la estrategia mejor para vivir hasta viejo.

Revisando nombres, situaciones, cargos, opiniones, logros de los miembros de paraíso pluriterrestre no encuentro un nombre, uno solo, que valga por todos los desmanes. Y si así, con este materialejo del que disponen, piensan quedarse cinco siglos, nos salve Dios o nos lleve el puto Diablo, porque estaremos indefensos ante la peor barbarie.
27/12/12

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Publicado en El Día (Santa Cruz de la Sierra), 29/05/2012

Imagen: Tor Archer/Desert Effigy, 2011

Monday, May 28, 2012

Tiempo/MIRANDO DE ARRIBA

Claudio Ferrufino-Coqueugniot

a Daniela Billus, en Budapest


Manejo por la avenida Alameda que cruza Denver y penetra en Aurora, la atraviesa, y se pierde en la pradera, por 500 millas, incluyendo Kansas. La pradera de Karl May, el escritor alemán que nunca la vio pero que la presentía. Claro que no es la misma, ya ni indios ni bisontes hay. La avenida Alameda se insume en el tiempo mientras evade los círculos gigantescos de unas instalaciones militares desde donde se controlan satélites.

En un momento la radio toca Time de Pink Floyd. Recuerdo a Ricardo, amigo, médico, genio electrónico, mal esposo, buen padre, solitario, a quien un extraño cáncer destruyó. Quiso eludirlo, con fórmulas de laboratorio que más que remedios eran tristeza de alcohol. No lo logró; tampoco uno de los miembros de Pink Floyd que tocan aquel eterno Tiempo. Ni sé cuál, murió hace unos días, sobrevivido por esta bella canción que es desahucio y desaire a la vez.

Pienso en la gente alrededor, en los que se ligan o ligaron a mí por cualquier razón. Cuando contemplo que el tiempo se va de las manos, que los instantes son mayormente perdidos en presagios insolubles, en deseos insatisfechos y en acciones a medias, me doy cuenta de lo poco que hacemos por aprehender lo inaprensible. Peor aún si doramos la supuesta necesidad de tiempo y de silencio con dramones de modista, de actriz en barlovento. De pronto, cuando la furia de los minutos se abata con rapidez de tornado, la senda que llevaba atrás se habrá borrado y, es lástima, sólo quedarán oscuridad y polvo, que el Yellow Brick Road del Mago de Oz, o del músico Elton John, son ilusión.

Disquisiciones sobre el tiempo las hay. Esta no es una. Anoto lo que se me ocurre ahora, cuando la lluvia deja lugar a un mortecino sol que perecerá más tarde ante el invierno. Somos presuntuosos queriendo creer que existe un mínimo dominio nuestro sobre las horas. Nos protegemos con ventanas, con casas, con escuelas, con cuarteles. Creemos haber dejado al enemigo afuera y de pronto está allí, en el comedor, jugando contigo una partida de ajedrez predestinada. Peor si no sabes jugarlo, si lo encubres con satines de novelón. Mejor permitir que corra, porque el tiempo es el viento, y si te sumas a él te invadirá la frescura, mientras que si te le opones te tumbará con tus dotes de bailarín flamenco, de salsera vieja, de mimo empedernido, de eterna beba, de indispuesta sexualidad, de deshonrosa hombría y de alharacas de amor.

Que Pink Floyd siga tocando Time. Recuerda a los amigos. No recuerdes tus amores que son lo primero crucificado en el vaivén de las horas.
13/05/08

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Publicado en Opinión (Cochabamba), 05/2008

Imagen: Dang Xuan Hoa/El paso del tiempo, 2008


Friday, May 25, 2012

Haciendo cuentas/MONÓCULO


Esta vez,  los “pobladores” de Yucumo amenazan con impedir el ingreso de la IX Marcha a la villa, como lo hicieran los de San Ignacio. San Borja, por el contrario, los recibió con panderetas y panes. Las razones que se alegan van de las irrisorias a las absurdas y uno se pregunta acerca del monto que implica comprar a tanta dirigencia. Cierto que en tierra de mendigos, migajas son buenas, pero de todos modos. Gastos extraordinarios, sin duda, porque difícilmente estarán siendo registrados por la contraloría. Bueno, para un lugar que en algún momento se catalogó con ser a corto plazo la “Suiza de América”, supongo que ni llegan a nimiedades.

Me llega por correo un artículo valiente, no diría amenazador sino premonitorio, a raíz de la “carta” del narcotraficante Sanabria, cumpliendo condena -leve- hoy en USA. Leve digo porque merecía perpetua. De habérselo cogido en Singapur, el individuo ya estaría como mango secándose al sol. Beneficios de la democracia, en los que no creen algunos. Aparece una carta borroneada y de inmediato vocingleros masistas y adheridos intentan quitarle valor. La osadía llega hasta el extremo de afirmar que semejante ortografía no podría pertenecer a un oficial de su rango. Esa opinión no merece comentario, y saben bien a qué me refiero. Basta escucharlos.

Verdadera o falsa, no importa. Refleja una nueva situación, que la prensa de Caracas en el caso venezolano anota como el espectro de Noriega flotando alrededor. Ido el jefe, quizá quede hato de convictos. Lo mismo para nosotros. Son migas que se tiran al suelo para que los pajaritos las cojan. Con la panza llena las avecillas comenzarán a cantar. Y en el coro uno está por sí mismo, no puede estarlo por los demás.

Volviendo al asunto del narco, denuncias, cartas bajo la manga, ases clonados… nunca debieron haber pensado, quienes tendrían que hacerlo, que este caso estaba cerrado. Hay un sistema judicial en los Estados Unidos que no permite pruebas a medias. Por ello, situaciones semejantes toman años en ser investigadas. En el momento preciso se presentan evidencias y de ésta ni Dios te salva. Por ese camino marcharán pocos, muchos, no lo sabemos con certeza, pero que van, van.

Soberbia tontería de considerarse blindados, intocables e inodoros. Imaginen que del grupo que rodea al poder varios deben estar contaminados, bajo nómina de pago en la CIA. Siempre Norteamérica ha actuado así. Ahora las circunstancias la benefician; el mayor escollo, Hugo Chávez, ha sido anulado por el azar, y de nada sirve que mantengan secretos, o que de pronto, al mejor estilo soviético, hagan ganar una elección a un difunto: una voz detrás de la cortina, un dedo sobre el ordenador. Ese naipe ya ha sido jugado y perdió. Hoy el mejor consejo es el que algún judío cautivo de Treblinka les dio a sus guardianes: que mejor se suavizaban, porque ya venía su caída y cualquier declaración en su favor serviría. Lo saben en las altas esferas. Y la mano al fuego que existen quintacolumnistas del imperio en palacio. Cuidarse de la propia sombra.
El poder alimenta necedad y suele complicar las cosas, ya que los poderosos se niegan a entender. Algo de tino, señores, porque el que tiene más, más arriesga, y, por lo general, cuando se han aflojado los cordones, también pierde en mayor grado. No valen bravuconadas, que nada cuesta a la rimbombancia convertirse en lodazal.  

La IX Marcha no se oye… todavía. Tengan sentido común, no interfieran, recapaciten. Déjense de regalitos y prebendas, que la gloria de hoy –casi con aritmética cristiana- polvo se hace mañana.
23/05/12

Publicado en Puntos de vista (Los tiempos/Cochabamba), 25/05/2012

Imagen: Antiguo ábaco chino

Thursday, May 24, 2012

Un viaje hacia lo inaceptable/Entrevista



Entrevista a Claudio Ferrufino-Coqueugniot tras recibir el Premio Nacional de Novela 2011 con Diario secreto


¿Cómo describe a Diario secreto y cuánto tiempo llevó su elaboración?

Wilmer Urrelo dice que es “cruel y oscura” y no se equivoca. Es una introspección hacia los espacios donde habita lo que consideramos inaceptable, anormal, malo.

»Creo que es importante anotar que no hay moraleja en la novela. No se trata de decir que eso sucedió y no debería, o algo así. Si hay un juicio de valores tendrá que ser el del lector, lo que equivale a mirarse él mismo.

»Contrariamente a mis otras dos novelas, largueras, esta llevó unos dos meses de construcción. ¿Tal vez porque la escribió el mismo que relata? Eso no se sabrá…».

¿Por qué usó el pseudónimo Margarita de Anjú, casi igual al nombre de una reina de Inglaterra?

Justo en ese momento leía una historia de la Guerra de las Dos Rosas, entre York y Lancaster, y allí estaba ella, Margarita, y me dije ¿por qué no? Solo que la criollicé y le puse Anjú y no Anjou.

Además de ponderar tu obra, el jurado recomendó a los participantes de futuras ediciones que trabajen con más seriedad y rigurosidad

Tal vez haya cierta premura por publicar y hacerse conocer, algo comprensible en un país como el nuestro que publica tan poco. Cuando estás apurado por enviar algo, la prisa es mala consejera. Vi una entrevista a la escritora mexicana Guadalupe Nettel, hace unos días, y ella recomendaba revisión del texto una y otra vez, “para pulirlo de cacofonías y otras cosas”».

¿Qué representa ganar este premio nacional, cuando ya obtuviste el Casa de las Américas, uno de los más preciados a nivel internacional en 2009?

Te diría que me gusta mucho más y no por hacerme el patriota, patriotero o vainas así. Qué voy a hacer, siempre quise participar en él y no lo hice. Me alegra. Son tantas cosas, muy íntimas algunas.

Radicas hace muchos años en el exterior, ¿cuál es tu mirada sobre la producción y los escritores bolivianos?

Creo que se produce mucho en el país y mucho se pierde o permanece enterrado de por vida. Es triste, pero también aleccionador ver que en medio de tanto revés y dificultad los escritores se lanzan como Quijotes no contra los molinos, sino contra el viento mismo.

¿Qué otros proyectos de obras literarias tienes pendientes?

Trabajo ahora en una novela de mucha ambición. Lo hago con calma.

¿En qué invertirás el dinero ganado en este premio?

No lo sé aún. Supongo que primero iremos a cenar afuera con la familia, a disfrutar el instante.

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De Página Siete (La Paz), noviembre, 2011

Publicado en La Ventana, Cuba, 01/11/2011
Claudio Ferrufino, mención Casa de las Américas de Novela 2002
Entrevista al escritor boliviano Claudio Ferrufino-Coqueugniot, mención de honor en el apartado de novela del Premio Casa 2002 por su obra El Señor don Rómulo.

Introducción a VIRGINIANOS, de Claudio Ferrufino-Coqueugniot

ELENA FERRUFINO COQUEUGNIOT

Relataba Schwob la historia de un rey enmascarado. Sus antepasados habían cubierto los rostros de los habitantes del palacio desde los albores del reino. Y vivían así, con el alma oculta, sin conocer facciones humanas. Mas, un día, un mendigo anciano clavó en el rey la duda, la necesidad de saber lo que se ocultaba detrás de los rostros metálicos. Sucumbió a sus ansiedades y optó por descubrir su faz. ¡Espanto! Conoció que era leproso... Dejó el palacio y, con los ojos perforados, salió por fin al mundo.

Habitantes de nuestros propios reinos, nos cubrimos los sentidos con peculiares disfraces. Exhibirnos desnudos sería casi demente. Podríamos sorprendernos vulnerables... No obstante, como el mendigo del rey leproso, el autor de Virginianos, nos revela, en cada texto, que, fuera del nuestro, existen universos de maravilla; de facciones disímiles; de rasgos descarnados. Y es que Claudio Ferrufino-Coqueugniot fue siempre un visionario. Un escrutador de profundidades. Jugaba, desde la infancia, con guerras, poemas y fantasmas en la soledad de su fantasía inalcanzable. Erudito, almacenó datos. Conoció de cerca los misterios de los ayeres del mundo. Visitó lugares sombreados por el olvido. Manipuló sables, cimitarras, guillotinas. Hizo rodar cabezas y despertó corazones al calor de sus susurros. Bebió con grandes y pequeños. Fue alquimista de sus noches. Amó. Provocó lágrimas. Despertó pasiones. Se hermanó con todos los que, como él, en algún lugar y en algún momento descubrieron que, luego de la búsqueda, del desenfreno, de la desazón, "todo secreto radica en estar solo".

Comenzó escribiendo poesía. Poesía desnuda, nueva, ardiente. Incursionó también en la prosa. Escribió cuento, ensayo y, sobre todo, como Baudelaire y Lautréamont, descubrió la fuerza de la prosa poética. Mantuvo por varios meses la columna Textos para nada en un periódico local, que puede servir de preámbulo a sus Virginianos. Ya en Ejercicios de memoria, Claudio Ferrufino-Coqueugniot, intenta develar los misterios del mundo; aquéllos que él saboreara; aquéllos que poblaban su presente.

Viajero apasionado. Sorteó países y destinos. Escribió sus gozos, sus pesares. De ahí Anja Becker, de MünsterApuntes para dos soledades, cartas, poemas, notas... De ahí también los Virginianos, nacidos del juego entre el sustento y la existencia del poeta en Norteamérica. En esta serie de textos se conjugan los tiempos, las épocas, los hombres, las mujeres, las artes, los dolores, las ausencias. Entrar en su universo es trasladarse de sur a norte y de este a oeste de los hemisferios, sin olvidar ningún sol, ninguna niebla, ningún otoño. Este viaje alucinante se unifica con la visión del hombre, pues así como Jim Morrison "escribe con sus huesos en las piedras", Claudio lo hace con su "carne en los papeles". Y la carne de Claudio es la piel del Poeta, la voz del ser que gime en los subterráneos de Washington. Es el grito de los negros de "sexo oscuro"; es la visión de "una botella sola bajo la noche que llueve" y es también la mujer de cabello rojo que "se pasea por las húmedas noches de Maryland". Lo cierto es que sería imposible recurrir a todas las imágenes que enriquecen el derrotero de este viaje. Hay que vivirlas una a una. Hay que gustar de su sabor vivificante.

A medida que nuestra fantasía es transportada por las geografías, conoceremos hombres y situaciones diversas... La soledad de Stalin, las brujas de Schwob, el delirio de Morrison y la paleta de Malevich. Y, más aún, compartiremos, en cierto modo, las mujeres de Claudio, las mujeres del mundo. Aquélla cuyo "sexo bordeaba el crepúsculo de azul"; o la que camina "con sus manos en el hijo del vientre y con sus ojos claros". Y no es que los Virginianos sean precisamente una autobiografía. Sí, lo son, en el sentido en que la pluma del Poeta descubre los otros ojos del mundo, los que él necesita ver; en la medida en que Claudio deja de ser un hombre secreto y descubre su propia imagen, ante nosotros. No lo son, porque cada uno desentraña la única, la verdadera unidad del hombre; de todos los hombres: la angustia. Borges afirma que "la desdicha es uno de los elementos de la poesía". Nadie, como el Poeta, puede descender al submundo del ser, donde los estragos y las pasiones se hermanan con la muerte. Y es, quizás, lo que Kundera llamaría la necesidad de "levedad", lo que hace que el hombre común se esfuerce por apartarse del "peso" de la fatalidad. Peso que parece seducir al Poeta con inaudita pujanza. En estos textos, como en toda la obra de Ferrufino-Coqueugniot, los temas recurrentes de la adversidad, la muerte, el tiempo, la familia, cobran vida de manera abrupta. Y las "pisadas silentes de la noche" encuentran su eco en el magistral uso del lenguaje que ostenta el autor. No es difícil recordar, al leer la fuerza de su expresión, a Isaak Bábel, o la exquisita prosa de Schwob. 

Claudio afirmó alguna vez que era un "artesano de la imagen". Y cada uno de los Virginianos lo atestigua a su manera. El Poeta manipula el lenguaje, lo seduce, lo moldea, le da la vida que ha perdido en aras de una "comunicación" que se extingue con los días. Su lenguaje claro, preciso, cortante, adquiere un valor particular, un sabor diferente. Sustantivos se hacen verbos; verbos, adjetivos; adjetivos se sustantivan en combinaciones que le agregan a nuestro viaje un placer inesperado. En un espacio reducidísimo, las imágenes cobran la fuerza que buscaban ya los parnasianos con el uso del soneto. Y el deleite surge, precisamente, porque el autor nos golpea a su antojo y, fuera de darle a la obra un valor estético muy particular, compromete al lector con los universos que nacen en cada texto. Que son siempre diferentes, sin dejar de ser siempre los mismos. Todas las épocas cobran vida. Todas las emociones explotan. Todos los hombres se dan la mano en un tiempo sin tiempo; sin principio ni final...
agosto, 91

Introducción a Virginianos, Los Amigos del Libro, Cochabamba, 1991


Tuesday, May 22, 2012

El poeta y las decepciones/MIRANDO DE ABAJO


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Quisiera por un momento alejarme del Gólgota boliviano, aspirar el aroma de los olivos y no el de la crucifixión, hablar del gusto que me embarga por el Premio Reina Sofía al poeta Ernesto Cardenal. Pero es difícil. El tema tiene la recurrencia del cáncer.

Cardenal siempre fue un magnífico poeta. Me tocó de manera especial un libro que no he visto más: El estrecho dudoso, ingreso mítico, brumoso, al pasado mesoamericano. Todavía suenan los tambores del Gran Cú, en mi memoria, escuchados desde el campamento de Cortés en la Noche Triste. La idea de unir los mares, Caribe y Pacífico, a través del istmo nica, como se había previsto, tema tratado por más de un autor y con características casi surreales.

El escritor combatiente, aislado, isleño, en isla, desde su reducto de Solentiname. Voz de denuncia, versos de lucha. En la juventud, la nuestra, por arte de contactos habíamos conseguido un casete con grabaciones sandinistas, donde con ritmo tropical detallaban cómo armar y desarmar un ametrallador. Los tiros formaban parte de la música. Esa violencia se bailaba porque era violencia enternecedora. El 19 de julio de 1979 fue día de fiesta, cayó Managua. El hijo del inspector de urinarios, Tachito, hijo de Tacho, Somoza, veía derrumbarse su dinastía de oprobio y crimen. Pronto, aunque tarde para un pecado que merecía inmediatez, Anastasio Somoza Debayle sería convertido en papilla por un bazookazo según cuenta Jorge Massetti en El Furor y el Delirio. Poca muerte para tremendo cabrón.

Pero la historia da vueltas, y la soledad del poeta se hace cada vez más evidente. Igual a muchos, vio desvirtuadas la epopeya y tragedia de su pueblo. Volvió a ser contestatario. De acuerdo a las características que ha ido tomando la “revolución” latinoamericana de convertirse en monarquía hereditaria, en eterna presidencia, Nicaragua contempla hoy una suerte de somocismo reeditado. Por todo el continente que se anegó en sangre por la libertad, los nuevos amos pululan y con ellos sus crías: mujeres, vástagos, hermanos, allegados que por gracia divina suponen justo heredar el poder y la opulencia. El pueblo, en la tierra de Cardenal, habla de la “piñata sandinista”, que cree que apaleando al país se le va a sacar hasta el jugo, mientras los ávidos padres de la patria se engolosinan con los haberes que caen del bulto.

Cardenal está solo. Le han quedado sus versos. Y guardamos la imagen de algo que proponía convertirse si no en paraíso, al menos en algo bueno. También estamos solos. Por donde se vea los buitres devoran el cadáver de sus naciones, lloriqueando como el tonto de Correa, en Ecuador, o con rictus de novelón en Cristinita I, reina, que prepara a su bien cebado delfín, Máximo I, por los siglos de los siglos.

Me alegra, Ernesto Cardenal, este premio, como me alegra tu honradez que no compraron los otros. Quería hablar de poesía pero no puedo eludir los fuegos fatuos de nuestra triste realidad.
21/05/12

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Publicado en El Día (Santa Cruz de la Sierra), 22/05/2012

Foto: Ernesto Cardenal con el escritor panameño Justo Arroyo, Solentiname, 1974 

Monday, May 21, 2012

El Diario secreto de Claudio Ferrufino


    SANDRO VELARDE

    “Si te fijas en la selva tienes a especies que matan a otras. La nuestra está matando a las demás, incluida la selva, pero la llamamos “industria”, no asesinato”.
    Mickey Knok (Tarantino)


    En la película Asesinos por naturaleza, dirigida por Oliver Stone, con guión de Quentin Tarantino, el periodista de crónica roja Wayne Gale (Robert Downey Jr.), director del programa Maniáticos Americanos, pregunta a Mickey Knok (Woody Harrelson): ¿tiene algún remordimiento de haber matado tanta gente?
     
    El asesino nato le responde: “todos tenemos un demonio interior, el demonio vive dentro. Se alimenta de tu odio. Corta, mata, viola' usa tus debilidades, tus miedos, pienso que todos tienen algo en su pasado, algún pecado, alguna cosa horrible, secreta. Mucha de la gente que ves caminando, ya está muerta. Sólo necesitan que alguien termine con su miseria. Ahí es donde entro yo”.

    De la misma forma el personaje desquiciado de Diario secreto (Premio Nacional de Novela 2011), de Claudio Ferrufino-Coqueugniot, deja entreverar su mundo, mezcla de migrante y sicótico subdesarrollado, que recicla en varias voces su naturaleza oscura y perturbada; un mundo narrado en lenguaje tortuoso entrecortado, frío.

    Desde muy pequeño, el protagonista va reforzando esa inclinación abyecta, soterrada, inconforme con la vida “normal” de los hombres de “bien”; convencionalidades que el mundo y los valores que la sociedad ha impuesto como requisito al paraíso eterno y puro.

    Macabro como un fantasma sin nombre, sin identidad, este espectro se resiste a no ser otra cosa que lo que su hábitat le ha deparado; un depredador misógino y racista que lleva una vida de crueldad.

    Afina con la descripción que hacen los psiquiatras de los psicópatas. Ferrufino nos introduce en la vida de un frenético que se satisface con el dolor, se solaza con sus víctimas en las que proyecta sus más grandes perversiones y degeneraciones, que incluye el disfrute de los olores repugnantes que emanan de los cuerpos de sus víctimas. “El olor del sexo se eleva por encima de las frituras en alguna cocina del conventillo”.

    Se deleita desde muy temprana edad con el vértigo de la crueldad y el racismo, mezcla de placer y poder. “En el clan se incluyó al hijo de la sirvienta que, por razones jerárquicas, ocupó el puesto de su vida real: al fondo”.

    Destripador “exquisito” de ratones, tritura sus cráneos con un combo de herrero dentro de una bolsa nailon para evitar mancharse de sangre la ropa, sintiéndose eminente frente a los más desvalidos, “la pobreza es cabrona y sin gusto”.

    Su madre le socapa todo, al igual que en la historia del “zambo salvito”, aunque las mordidas no le propina a su progenitora, sino a sus amantes. Ella lo declara inmortal, le marca el hombro izquierdo con un punto, como en las epopeyas de Sigfrido, cuando el príncipe se baña en la sangre del dragón y una hoja marca la vulnerabilidad en los Nibelungos; de esta forma, el maniático asume una condición inmortal que sólo los desquiciados creen poseer.

    La madre se niega a creer las perversiones y el desequilibrio de su vástago cuando dice: “se refugió en mí, que garanticé, además, su inocencia, su falta de culpabilidad” (') “Me horrorizaba, pero igual lo tomaba en mis brazos y lo arrullaba”.

    El personaje de la madre se convierte en el único ser que venera y respeta el enajenado, ya que ella, al igual que él, vive un mundo soterrado, sin llegar a percibir racionalmente un mutuo y presente desequilibrio madre-hijo.

    Sin embargo, dentro de la esquizofrenia del personaje, Ferrufino alterna la prosa directa y corta, con elucubraciones delirantes, convirtiendo el relato, a momentos, en una sinfonía del terror, de terror poético.

    “Pensé que si le metía el pulgar derecho, de uña larga, en el cuello, la podría matar. Con tanta fuerza, que al romper la piel y la carne, un chorro de sangre bañaría las paredes. Escarbar, escarbar con los dedos el cuerpo ya inerte. Estirar por el hueco lo que se podía sacar de adentro, músculos, venas, rastrojos de piel y más. Decorar aquel cuarto de amor toda la noche y escabullirme al amanecer”.

    En sus 42 capítulos cortos, como reseñas de un itinerario de vida bestial, Diario secreto entrelaza historias, complementa relatos y entrega pistas que permiten acercarnos al delirante universo mental de su personaje.

    Alternado con voces de sus más allegados familiares y amigos (de su subconsciente quizá), el autor resume el “diario secreto” de su protagonista, el diario íntimo, macabro de un “no-ser” que trata de comprobar y demostrarse a sí mismo, desde su obnubilada inteligencia y soberbia ególatra de saberse científico, empírico de facto.

    Percibe a sus “conejillos de indias” simples mortales dando cuenta del misterio de la vida y de la muerte. “En mis estudios sobre biología aprendí mucho sobre la vida en el planeta. La cercanía de la muerte es donde aflora en su esplendor. Deduje, entonces, que la única forma de hallar conocimiento del proceso de vivir radicaba en la contemplación del perecer”.

    Ávido lector y refinado en sus gustos por la literatura, loco intelectual que admira a Paul Valéry, ensañándose con el poeta chileno el “pajero Neruda”, según sus propias palabras, o con Paolo (con o) Coelho y su Guerreiro da Luz, y de paso homenajea, quizá, al desaparecido escritor paceño Víctor Hugo Viscarra, cuando recrea en su mente Las sin cuenta mil perversiones de don Guido, mientras se faja a una de sus víctimas.

    Pero más allá de reflejar “el otro yo” de la humanidad, Ferrufino nos interpela con una buena lectura, dura, fea por la temática pero contagiosa y llevadera por la forma en que nos atrapa. Diario secreto es una excelente novela que trastoca las temáticas tradicionales de la literatura boliviana.
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    Publicado en IDEAS (Página Siete/La Paz), 20/05/2012 

Sunday, May 20, 2012

Entrevista a Claudio Ferrufino C. sobre las redes sociales



por Cecilia Dorado


1.      ¿Qué tan poderosas son las redes sociales?

Muy poderosas en su sentido de convocatoria. Si bien no podemos decir que la “primavera árabe” es resultado de ellas, vemos que fueron fundamentales en el aspecto organizativo. El avance tecnológico ha dado al ciudadano común, armado de un celular, un inusual poder de denuncia y llamado que antes no tenía. Cada vez es más difícil que las cosas se cometan en total impunidad. Y eso disgusta a los gobiernos.

2.      ¿Por qué al poder le incomoda el uso de internet y redes sociales?

Por lo que decíamos. Además en regímenes totalitarios el individuo escapa al encierro que le tiende el poder restringiendo sus espacios informativos, obligándolo a leer y escuchar al caudillo o al partido en exclusiva. No solo en el aspecto político, también en algo tan simple como ver que en otras partes del mundo se vive mejor. Inmenso acceso a las comparaciones, donde salen perdiendo quienes claman bonanza y en realidad condenan a sus ciudadanos a vivir con precariedad. Tantos ejemplos al respecto.

3.      Reporteros Sin Fronteras informa que el año pasado hubo más de 200 detenciones de blogueros y net-ciudadanos en el mundo, el 30% más que en 2010 ¿qué significa esto para usted?

Seguimos en lo mismo. Ahora cualquiera, desde un blog, suele no solamente opinar, reflexionar, criticar. Puede convertirse en centro de difusión y de aglutinamiento de otros que piensan igual. Es una discusión que se ha dado entre periodistas y académicos, no siempre positivas, acerca de cierta y quizá peligrosa atomización de las ideas. La multitud, en la red, ya no sigue a la corriente principal y se concentra en grupos de opinión similares, que pueden derivar en partidos políticos, manifestaciones, acciones, etc.

En tal sentido no es extraño que se persiga a los blogueros, que escapan a cualquier tenaza gubernamental con mayor facilidad que la prensa permitida y controlada en sus expresiones.

4.      ¿Qué significa que un país intente controlar las redes sociales?

China, el país del capitalismo de estado, el que más teme una revolución socialista en su contra, se desvive por hacerlo. Alcanzan algunos éxitos, pero el vértigo de la tecnología ya va por una senda imposible de frenar. Y cualquier control es rápidamente excedido por nuevas formas de expresión en la red. Al final supongo que resultará demasiado caro querer hacerlo. E inútil.

5.      El gobierno boliviano dice que hay mensajes racistas y ofensivos al Presidente ¿cómo cree que se debe manejar esta situación?

Casi imposible controlar las opiniones y comentarios de lectores y actores en las redes sociales. Volvemos a lo mismo. Se puede vetar un sitio web y surgirán otros diez. Es cosa de la época, y los gobiernos tienen que saber vivir con eso. En realidad, un gobernante o gobierno que reciba tanto vilipendio debiese preguntarse el por qué. Y la censura, en este caso, no se maneja con discursos ante multitudes ignorantes de lo que se habla. El grito airado e insultante de los seguidores del presidente cae en saco vacío. Un muchacho con un simple ordenador puede reírse de marchas y contramarchas, elegíacos alaridos sobre la grandeza y eternidad del régimen. No sirve; solo en sociedades pobres y atrasadas como la nuestra. Por ello se intenta conservar ese statu quo, denigrar el conocimiento, las universidades, la ciencia, para poder tener en lugar de un pueblo pensante e instruido una recua para arrear. Pero no se detiene la historia, porque los hijos de los que hoy andan con chicote en bandolera y con la detestable deformación del rostro producto del acullico, querrán participar de un mundo cada vez más competitivo y menos restringido en términos de fronteras geográficas.

6.      Sólo la octava parte de los bolivianos tiene acceso a Internet ¿qué le dice eso?

Refleja nuestra condición miserable, tercermundista. De nada vale vociferar en contra de los culpables, el imperio o sus cipayos. La única manera de competir en el mundo actual es calificando técnica y académicamente a la población joven, dejando la retórica insulsa y estúpida de la magnificación del pasado, falsa por lo general; creando trabajos. Los jóvenes deben nutrirse de su realidad, aceptarse en su contexto, y participar activos del universo contemporáneo. Felizmente hasta en el último pueblo de nuestra geografía siempre hay un cartelito que reza: Café-Internet. A nosotros nos sirve, y mucho; estamos en los estrados iniciales de esa era tecnológica, y gran parte de las discusiones que se tienen en países ricos acerca de la Red y sus alcances, no son todavía nuestras.

7.      ¿Cómo se maneja el tema de la internet y las redes sociales en EEUU?

 Es el mismo dilema que se plantea Evo Morales, ya que a ningún poder, ni siquiera el democrático, le place esa apertura casi sin límites de la Red y las redes sociales. Es un ámbito que escapa a su capacidad de control. En las democracias occidentales, por lo general, la prensa tiene el carácter contestatario y crítico y es la que guía en buena medida las opiniones. La liberal para los liberales, la conservadora para los suyos. Pero con las redes sociales se ha dado el fenómeno de la búsqueda de informaciones alternativas. No todos pueden escribir en el New York Times; todos lo pueden hacer en la Red, como simples opiniones o con la “formalidad” de un blog. El sujeto es el mismo. El énfasis difiere de acuerdo al grado de apertura de cada régimen.

Diría a Evo Morales que pierde su tiempo, porque la ecuación se reduce a algo tan simple como que aquellos que corean su fundamentalismo (parcial y cuando le conviene) no rechazarían la oferta de computadores y acceso a Internet para sus vástagos. El pueblo boliviano, y el aymara en particular, es una síntesis muy interesante de la convivencia de modernidad y tradición. Puede aún acullicar mientras se desenvuelve con gran soltura en el comercio y la economía globalizada, con tanta libertad como lo harían un judío, un  armenio o un  azeri, si nos remontamos a la opinión de George Gurdjieff sobre estos pueblos. Qué dejarán los aymaras en el proceso de desarrollo ¿el masticado de coca o el computador? No hay respuesta más sencilla.

Aurora, 2012

Publicado en El Deber (Santa Cruz de la Sierra), 20/05/2012

Imagen: Logotipo de Facebook

Saturday, May 19, 2012

Las casas/BAZAAR

He entrado a un patio de Cochabamba. Era una casa colonial, de tres pisos, derrumbándose. En el primer patio crecía un florido árbol de "estrella federal". Las gradas sin maderos, los escalones se habían hundido.


Todavía recuerdo unas casonas de la avenida Ayacucho, que me mostrara Gloria Romeu, la de un anciano doctor Pol, por ejemplo. Ya no están. Y no hay derecho, creo, a borrar la memoria colectiva por pretextos de desarrollo. Pienso en Valencia, en la ciudad vieja, con calles no más anchas que dos metros, y los edificios altos de pisos y cientos de años. Allí no se había destruido nada.


No podemos darnos el lujo, en un país tan pobre como el nuestro, de destruir los legados culturales del pasado. Imitar a los Estados Unidos, su escandaloso derroche, el lujo innecesario, puede ser muy peligroso. Una de las cosas que está acabando con aquel país es su falta de cohesión cultural. Todos sus habitantes, o en gran medida, han roto con sus relaciones ancestrales, son huérfanos culturales. Y esa orfandad no es materia para aglutinar la nación. Multiculturalismo muy débil (abandonado al cabo de un par de generaciones), no es la mejor carta para la preservación de un estado. Podríamos hablar, como Fukuyama, de la crisis de la educación pública norteamericana, etc. , pero lo que interesa puntualizar es que se deben preservar, a toda costa, los objetos que representan el pasado, ya que -como hallo en Augusto Roa Bastos-, "el recuerdo del pasado es todo el futuro que nos queda".


Publicado en Cultura (Opinión/Cochabamba), 06/1996


Foto: Casona Bickenbach (Cala Cala, Cochabamba)

Friday, May 18, 2012

Brassens/BAZAAR

Claudio Ferrufino-Coqueugniot

A solo dos cuadras de la casa de Georges Brassens hay un parque cerrado, sobre el bulevar Brune. Allí habitan los amantes de los bancos públicos. La canción de Brassens se hace vida y se hace lecho. El viejo París se excita; las cabezas se unen preludiando más sustancia. Quizá Georges iba por allí, como fui yo, a leer y a observar bellas parisinas perdiendo las horas.


Del parque al café, en una calle cuyo nombre no me acuerdo. Al frente hay un gran área verde que la municipalidad nombró después de él, por su hogar cercano. Regenta el café un viejo polaco, amigo del poeta. Cubren los muros fotografías del varsoviano en sus tiempos de boxeador. En una posa con algún gran campeón negro, de peso mediano, o welter. 


Tomamos cerveza en la vereda, con mesas metálicas. Es un bar de barrio, nada elegante. Como a las seis, cuando la gente ya no trabaja, se sientan a conversar. En otras ocasiones, si está abierto, antes de ir al subterráneo desayuno con croissants y cerveza, al mejor estilo francés que practican mis amigos de Malí.


1986. Georges Brassens ha envejecido diez años conmigo. Ninguno de los dos ha visto París otra vez. Y cuando llueve, aquí y en el más allá, pensamos en el barrio quinceavo donde la ciudad se aleja de lo moderno y se convierte en barriada de señoras que compran pan temprano mientras los perros mean las paredes.


Ahora hay bares argelinos a los que entro sin cuidado. Sé que los franceses no lo hacen. Aversión y miedo los alejan de los árabes. Alguien me dice que jamás hubiese entrado de no ser por mí. Me intriga el miedo; no lo comprendo. Deambulo solo por París, con un libro de Istrati y otro de Panizza. En la grabadora, en mi balcón de Rue Chauvelot, alternan Gardel y Brassens. Me pongo melancólico.

1991

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Publicado en Opinión (Cochabamba), 13/08/1996


Imagen: Georges Brassens por Jaume Estapa, 1968

Thursday, May 17, 2012

Carta de Tate (Graciela Coqueugniot)


Queridos todos.... me parecio lindo, compartir con todos ustedes la noche de Año Nuevo en casa de Carlos Urquiaga, que a Dios gracias vive cerca de mi casa y me brinda el servicio de llevarme a mi y a Poro en su auto, que es casi un camión de grande pero cómodo, a donde venga el turno de reencontrarnos. 
  
Resultó ser que Carlos, que es muy respetuoso y buscador de relaciones con familia que no se frecuenta, solo porque la vida tiene estas cosas de separarnos, invitó a Alicia Peña Coqueugniot con su hijo. 
  
Como recordaran es prima de nuestros padres, hija de Hortencia Coqueugniot que fuera hermana de José, Juan y Carlos, nuestro abuelo común. Todos ellos hijos de Francisco y Serafina Guerrero. 
  
Hasta aqui historia más o menos escuchada de boca de la Tia Lita y a veces Lucha. El cuento viene a que siempre me pregunté por qué eran tan peleadoras las hermanas Coque...  y me había hecho la pelicula con que habiendo un apellido Guerrero, era bastante probable que tuviera que ver con eso. Mas aun, la Tia Lita siempre decía que: "...la Guerrero era una india fea y mala que venía de Mendoza...." 

Ahí le dio pista a mi imaginacion para culparla de cuanta pelea escuchara de las tías y entre mis hermanas y yo, también... 

Como si esto fuera poco, por mi parte le sumé que si venía de Mendoza y era además peleadora debía tener que ver con descendencia de los indios Huarpes que son unos capos...  

Resulta que Alicia Peña es una cultora de los apellidos y a mí se me ocurrió decir que la Guerrero era descendiente de Huarpes..... NOOOOOO, la mamá de nuestra bisabuela Guerrero era BUSTOS DE LARA de Mendoza y San Juan y su abuela le hacía correcciones a los escritos de....... SARMIENTO.......!!  ¿¿¿Qué tal??? 
  
"Nos non venimos de reyes, que reyes vienen de Nos" 
  
Decían de sí mismos los Bustos de Lara... obviamente provenientes de España y con mucha descendencia en Chile.
  
La cuestión es que no pude menos que vincular la historia en primer lugar, con muchas cosas que siento yo misma con la cultura, la admiración profunda que siempre tuve por Chocha, una maestra de Ley, por Dory ... ¡una luz....! y por la frondosísima prosa del querido Claudio...... 
  
¿Qué tal? 

Les cuento que me produce una sensacion de raigambre placentera y la quise compartir. 
  
Los tengo en mi corazón y gracias por estar 
  
Graciela  

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Imagen: Huarpe

Wednesday, May 16, 2012

Hacerle el juego a la derecha/MIRANDO DE ARRIBA


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Me dicen -critican subrepticiamente- que no es posible que siga escribiendo lo que escribo acerca del gobierno Morales, que eso es hacerle el juego a la derecha. Siento darme cuenta de la soberbia ignorancia de la historia de quienes “aconsejan” tal. Los ejemplos en donde falacia semejante se esfuma sola, hasta convertirse en la basura que es, son, aparte de inauditos –inadmisibles quisiera decir-, vastos: la Guerra Civil en Iberia, Rusia en el 17, México a partir de 1910, Bolivia el 52, etc. 

Quienes propugnan esa mentira, la de callar para que el enemigo no aproveche, son incluso peores enemigos que la temida derecha. No hay que hacerle el juego a la derecha, ni tampoco hacerle el juego a Evo Morales, adalid de las imprecisiones de la historia, o a Linera, revolucionario de opereta. Esa debe ser la norma a regir el destino de nuestras vidas… y el de nuestras letras.

Hay en Bolivia la falsa postura de hacer creer que cambio significa aceptar sin remilgos todo lo referente a lo indigenal. De pronto un lugar caracterizado por atavismos racistas durante cada temporada de la existencia republicana, se convierte en indigenista, defensor de los valores culturales, morales, tradicionales, de pueblos siempre considerados inferiores, sucios, pervertidos, indecentes, animales, y todas las adjetivaciones que se permitan aumentar. Tengo el derecho de la duda, y el derecho de la queja ante las actitudes simuladas de los jerarcas de hoy, y de su grey infausta que loa hoy, como loaba a Jesucristo hasta hace poco, a los achachilas y huacas, a la chicha y a la imprecisamente definida “justicia comunitaria”. Los petimetres del corso se disputan el orgullo de vocinglear por encima de otros las ventajas del quehacer actual, la dilecta capacidad administrativa y estadista de don Evo Morales. Esconden sus botellas de whisky, remanentes del imperio, y se ufanan por aprender los recovecos del alcohol popular, aunque no saben los detalles que dan color a la chicha, las variedades de su tonalidad y sabor, los aditamentos de airampo o ramas de molle joven. No saben lo que es la aloja y estoy seguro que sus fecundos blancos vientres no son hechos para aguantar el trago letal que corre entre los cosechadores de papa de Pocona. Pobrecitos.

“Hacerle el juego a la derecha” es cursileria de politólogos provincianos. No se producen cambios con verborrea rebelde. Observo a los marxistas ortodoxos de entonces, afanosos de comprarse la chuspa de moda para agradar al jefe. Supongo que hasta en sus legajos revolucionarios el rostro judaico y serio de Carlos Marx se transforma. Su extensa barba se afeita para dar lugar al rostro imberbe y rudo del hombre andino. Estos, los que chaquetean al ritmo de sirenas, los que van de un extremo a otro para congraciarse con todos, los que roban y en el fondo siguen despreciando al indio, aunque lucren con su imagen, ellos son los enemigos del pueblo, no quien escribe lo que cree correcto, de frente, sin disfraz y sin participar de una mascarada de traicionero olor.
24/03/08
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Publicado en Opinión (Cochabamba), 03/2008  

Tuesday, May 15, 2012

En el país de los ciegos/MIRANDO DE ABAJO



Que el ministro Romero tiene buena vista, se nota, de cerca y de lejos. Pero no sabíamos que buen oído también. Escucha incluso donde no debe, donde lo prohiben las reglas del juego limpio. ¿Acaso somos ilusos y no nos dimos cuenta de que ellas no rigen más? Resulta que estamos en campo abierto; todo vale, como en esas peleas de la tevé que están de moda; codos o rodillazos sirven… cualquier cosa con tal de ganar, en el fútbol o en la presidencia. Será, como elucubraba un periodista ayer hablando del tutelaje a que desde siempre nos someten, que no servimos para nada y lo que comemos debe ser primero masticado por otros. De ser así, mejor nos vamos y les dejamos la tierra a los cocaleros, a ver cuantos años tardan en alcanzar la edad de piedra, la antropofagia y demás frutos que trae la estulticia como norma.

La diputada Marcela Revollo -no importa a qué agrupación pertenezca- tiene derecho a la privacidad, y otro derecho a dar, regalar, entregar su dinero o el del grupo a quien quisiere. Pero en el paraíso que ha excedido cualquier revolución conocida hasta hoy, el país de la improvisación, trueque y chaqueteo, se ve sedición por todos lados, hasta el extremo que una ministra, que reclama ser para el presidente lo que las ucranianas a sueldo eran para el occiso Gaddafi, asegura que Doria Medina guarda un “deseo oculto” que es clara figura sediciosa. Estos no son agoreros sino magos, cientistas y no pajpakus, cuya perspicacia y facultades sensoriales no se veían desde el último grito de la ciencia ficción o algo de Disney. Ya no hablamos de “enfermedad infantil”, como dirían los obsoletos marxianos que no tuvieron la dicha de conocer a la pléyade boliviana de genialidades para reestructurar la economía política, mas de algo que ha superado los límites del embeleso. Dichosos nosotros que lo contemplamos, que tendremos que escribirlo y publicar porque nadie va a creer. Casi diría que nos faltan profetas para iniciar la nueva Biblia desde el génesis. Profetas lampiños -esa imagen también habrá que cambiar- porque por estas tierras del Ande no hay barbados hebreos ni talibanes.

Una cosa no comprendo, haciendo recuento de lo que sucede en el mundo. De los reyezuelos y sargentos africanos que han enlutado esa tierra en las últimas décadas, muchos ya han muerto. Otros son juzgados, con demasiada decencia tal vez, en cortes internacionales. Hay enfermedades que no presentan sarpullidos ni escozores, difíciles de detectar, y una de ellas, la peor, afecta a este tipo de individuos que llegan a o se hacen del poder. Acomodados en tan beneficiosa circunstancia olvidan su condición humana y arman jugarretas para eternizarse. A algunos les resultó; la mayoría fundó, o quiso, dinastías. ¿Para qué? Para que venga la muerte y les siente la mano, ya que a veces sus congéneres dudan en hacerlo o les falta capacidad. ¿Será tan intenso el orgasmo del poder que cualquier castigo posterior no cuenta? En lo personal no me interesa averiguarlo, porque si me interesara, ya de hecho y de lleno me meterían al saco de los golpistas y rebeliosos (no existe la palabra y qué), por no darme cuenta que el imperio de los mil años arribó, y que el mesías se volvió dios.
Hablaba de ojos y termino perorando acerca de la mística plurinacional. Aplaudo a quienes colaboran, con comida o con plata, al único resquicio de dignidad que nos queda y que son los marchistas del Tipnis. Ellos harán historia. Los otros y sus amenazas de juicios y procesos que continúen la carrera al vacío. La letra es arma de doble filo, y lo que se redacta hoy también podrá ser usado mañana. ¡Pobre Sancho!, que sentado en un tonel creyó en susurros de vanidad.

Romero se lanza contra los marchistas, la diputada Revollo, gil y mil. Contra los médicos a quienes un día ha de recurrir, al menos al oftalmólogo, porque dudo que se anime a visitar a alguien que le sugiera para el mal de ojo emplastos de coca, y no un par de buenos lentes oscuros que además de aliviarlo lo harán parecer estrella de The Sopranos.
12/05/12

Publicado en El Día (Santa Cruz de la Sierra), 15/05/2012

Imagen: Mircea Suciu/Parable of The Blind, 2012