Claudio Ferrufino-Coqueugniot
Sofía Coppola hace de hija de Michael Corleone en El Padrino III. Desde ese pequeño papel, ha llegado lejos. Hizo un par de buenos filmes (Lost in Translation y The Virgin Suicides). Ahora, con Marie Antoinette, apunta a temas más ambiciosos.
Sin embargo, no deja de lado su estilo, entre controversial e irreverente. Trata a la austriaca que gobernó Francia como a una caprichosa estrella del rock. Quizá su idea no se aleje de una realidad vanidosa y corrupta como aquella de la realeza, aunque creo que la inclusión de música moderna, algo de punk, unas zapatillas de tenis que aparecen como al descuido, son completamente innecesarias. Se puede sugerir lo que se desea mostrar.
Comienza Marie Antoinette con unas brillantes puestas en escena. Vestimenta y ambiente de época son perfectos. Podrían haberse aprovechado para una película "seria", incluso sin grandes pretensiones históricas. No sucede así. Coppola prosigue con su argumento y deja perderse la impresión inicial de una cinta valiosa. No alcanza a serla, sin dejar de ser entretenida y a ratos agradable.
La crítica fue despiadada con ella, lo que no impidió que en Cannes 2006 recibiese el Premio del Sistema Educativo francés. Los críticos se irritaron con el "desconocimiento" de la directora de la historia de Francia. Cosa que puede ser cierta en parte. Cada quien tiene derecho a tratar cualquier tema con la seriedad o liviandad que le plazca. El riesgo, si existe, en este filme sobre la reina guillotinada, es creer que ella fue inocente víctima de las circunstancias, una simple casquivana que no sabía lo que hacía, ausente de la realidad en un mundo de romance de modistillas.
La actriz Kirsten Dunst (ya utilizada por Coppola en The Virgin Suicides) juega su papel de manera perfecta, incluso en el aire de modernidad. Blonda, una síntesis de Gwyneth Paltrow y María Sharapova, jamás pierde su actitud infantil y traviesa. Luis XVI, papel de Jason Schwartzman, también es un muchacho, aunque ya comience a canar, que trashuma el mundo con aficiones de niño e impotencia sexual, característica de los Borbones.
Estamos ante una película bien lograda pero con un argumento leve e indeciso. No sabemos qué quiere presentar la directora: la inocencia o la estupidez; la bondad innata de la reina-niña o la vileza del pueblo. Es, de todos modos, una joya visual, de atuendos y geografía precisos. Vale la pena verla a pesar de la discrepancia.
10/08/2007
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Publicado en Lecturas (Los Tiempos/Cochabamba), 08/2007
Imagen: Poster del filme
Saturday, May 12, 2012
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