Sol de Pando
publica acerca de la captura del “Killer”, uno de los ejecutores materiales del
asesinato de Marcelo Quiroga Santa Cruz. Este hombre -como en su tiempo paseaba
libre por Caracota el sargento Terán que ejecutó al Che- vivió prácticamente en
la impunidad. El juicio de los culpables, cómplices y acólitos, muy largo por
cierto, ha mostrado que la justicia en Bolivia es meretriz barata. Dice el
texto que el presidente Morales espera que esto eche luz al misterio del
paradero de los restos del político socialista.
Recuerdo un taxi
–lo escribí- en Cochabamba, con un chofer, “maestro” como se llaman, que reclamaba
para sí y el Killer el mérito de la ejecución. Otra vez, en Denver, repartiendo
una pizza, el cliente preguntándome de dónde era, dijo ufano que se había
encargado con un resto de otros de cazar a Ernesto Guevara. Extraño mundo donde
los asesinos se hacen propaganda.
Morales espera
entonces que el verdugo declare lo que los culpables intelectuales (quién sabe
hasta dónde materiales) prefieren no hacer. Es que los dos presos de
Chonchocoro, narcotraficantes y criminales, militares de alto rango, gozan de
protección. Confesar, para ellos, en un país militarista como Bolivia (derrotado
en toda guerra gracias a las dotes bélicas de su institución armada), huele y
suena a pecado, sobre todo si tienen de aliado al referido mandatario, el
infalible Evo, que fuera en su juventud policía militar con la secuela de
lambisconería y más que eso conlleva en un muchacho de su origen y clase. ¿Por
qué no exigir de los referidos la verdad acerca de los hechos totales? ¿Por qué
en un país que carece de pena de muerte pero donde se ejecutó a un indígena
violador, no se aprueban medidas extraordinarias y se condena a la pena capital
a García Meza y Arce Gómez por esta y demás atrocidades?
Evo no quiere
malquistarse con quienes sostienen (bienvenida la coima) un gobierno corrupto.
No otra cosa significa que se niegue a abrir los archivos militares secretos y
se laven de una vez los trapos sucios de una guerra que se extendió por toda
Latinoamérica con alto costo de vidas. Mucho llenarse la boca de revolución,
babear como perra en celo por la ficción de un cambio inexistente, pero, a
tiempo de hacer algo por los familiares de aquellos que en teoría hubiesen sido
aliados suyos, silencio. La revolución tiene precio. Cuesta menos que treinta
denarios.
Nada cambia con
la detención de un ajusticiador. Que tiene culpas a pagar y que debiésemos
cobrárselas de la forma más radical, seguro, pero qué de aquellos que eran
elite y hoy dormitan una tranquila sentencia sin temor de ser obligados bajo
riesgo de muerte a aclarar la oscuridad que sembraron. Esto, como casi todo en
el país, pertenece al imperio de Momo, de las alasitas y los pepinos con
cachiporras. Qué viva la fiesta, no hay de qué preocuparse, total, como afirma
el profeta orinoquense u orinoqueño, si algo está mal, le metemos nomás. No hay
ambigüedad: es directo, sintomático y característico.
O, para seguir, y
hablando del desfalco del Fondo Indígena, opina Evo que no entiende el
escándalo, si “solo” se trata de dos millones y medio de dólares. Puntos
suspensivos, ni siquiera signos de admiración, menos interrogantes.
Quiroga Santa
Cruz está muerto y poco le importa lo que suceda. Pero hay gente que lo
sobrevive con angustia. Hay necesidad de que alguna vez en esta tierra bendita,
maldita por vanidad y rapiña, se diga la verdad. Que paren bandas y pitos;
detengan la serpentina. Callen cornetas y enmudezca el tambor. Paren, un día,
por favor, la farra, que habrá que discernir si nos lleva a algo.
01/02/16
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Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 02/02/2016
Imagen: Sabemos/Francisco de Goya (Álbumes de Burdeos)
Crudo análisis correcto y penoso
ReplyDeletelamento mucho la equiparación Killer/Terán en el texto.. Creo, hasta donde me permite la memoria, q este último no andaba d bocazas tras haber -merecidamente- ultimado, en su ley, al "cristoloco redentor" del siglo XX, y es más: Teran evitaba en lo posible dar entrevistas.
ReplyDeleteEl Killer, vulgar delicuente y lacayo de otros igualmente delincuentes, por sus presumidos actos sin duda alguna merece -como toda probada escoria- viajar a los cielos pero d la mejor manera posible. Pero vamos, Terán, aunque resulte dificil comprenderlo, formaba parte de esa digna milicia q hizo frente a la agresión d fanáticos comunistas. Ahora aqui lo inevitable como peligroso, mi estimado amigo: una lectura poco informada podria inferir q si Killer es igual a Teran, pues tb el Che es igual a Quiroga SC, en términos d maldad y nobleza, respectivamente.
Marcelo QSC no andaba matando infieles ni con gatillo ni a distancia. Idealista tb, por supuesto, pero d una entereza moral sin parangones. A Marcelo lo siguen matando los libertadores actuales, y d la peor manera: Manoseando su memoria, mancillando su nombre con una ley maquinada por el gobierno más corrupto d la historia.
"El presidente y yo, solo tenemos dos cosas, decía ayer el marica marxisto: "principios (señalandose la cabezota) y ética (tocándose el pecho, o los pechos)..Somos incorruptibles" Así, sin modestia alguna, se promocionaba a la chusma reelectora. Así como hace siempre un inutil bocazas.
Estremecedor el epílogo d tu texto, Claudio..pero ya tristemente lo sabemos: En Bolivia reina el eterno carnaval. En este villorio d chupacos, bestias y danzantes, no hay ni habrá nunca, lugar ni tiempo para pensar. Abrazos, mi amigo.
Cierto que Terán, a quien vi un par de veces señalado por mi padre o tíos, no andaba de bocón y creo que tuvo un fin trágico, como abrumado por algo. La justicia mediática que quizá que no se ejercitó en el segundo caso, o no con éxito, fracasó porque los carniceros siguen detrás de sanguinolentos mostradores de falsa hombría, apañados por varios antes y por Morales hoy, a pesar de utilizar arteramente el nombre de la víctima para sus fines propagandísticos (lo que no se le debiera permitir). La fiesta... lo hemos hablado ya largo, presunción y fatalidad de esta tierra. Abrazos, Achille.
DeleteAprovecha el régimen para darse otro baño de propaganda intensa con este espinoso caso. Y suena sospechoso que hayan montado otro operativo grandilocuente para capturar al Killer justo a semanas del referéndum; y peor todavía cuando hablamos del gobierno que en una década no hizo nada para hallar los restos de Marcelo Quiroga. Es más, para nadie es desconocido el “idilio” que hay entre el caudillo y los jefes militares que, de seguro, mantener cierto pacto de silencio estaba entre las condiciones de sometimiento al cocalero. Todo lo demás constituye burla distraccionista y afrenta a la memoria de aquel auténtico socialista. Saludos.
ReplyDeleteUna más de los grandilocuentes amos. Esperemos que no pase otra década para que se desdore el ídolo. Lanata se preguntaba hace unos días acerca de cuánta culpa tendrá el pueblo argentino por los K. Hay que preguntarnos lo mismo.
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