Claudio
Ferrufino-Coqueugniot
El señor Mujica
creyó a pie juntillas la patraña de ser el viejito bueno de la revolución.
Taimado calculador, utiliza su real o pretendida pobreza para dárselas de
moralista. Es otro, y me refiero también a Evo Morales, que jamás me sedujo. Lo
adusto de mi abuelo y lo descreído de mi padre se juntaron para crear este
escribidor que da de palos a diestra y siniestra por igual y que se entristece
de no tener más brazos para apalear más. Y a sor Mujica me gustaría azotarle
unos cuantos, créanme. Práctica fascista, dirán, a pesar de que mis látigos se
construyen de palabras y oraciones, frases, no rezos, no malinterpreten, que no
hay santo ni santa de mi devoción ni dios a quien le queme cirio. No ayer, no
hoy, ni en el día de mi muerte; el día de mi suerte, me corrige la salsa.
Su jugada está en
oponer a los santones que él postula: la Kirchner, Evo, Maduro, Fidel, tipejos
como Macri, Leopoldo López y nombres menos conocidos. Malevolente Mujica, como
si no hubiese opciones, tal vez no muy presentes, o conocidas, pero por cierto
reales. Si no tienen a Cristina tienen a Macri; o Lula o Temer, amenaza.
Astucia y mala intención que lograron que sobreviviera largos años de encierro
no sabemos en qué condiciones. El foso de la cárcel donde parece que nada se ve,
también guarda secretos en sus matices de negro. Lo he dicho antes, y me duele
haberlas perdido, guardaba en papel declaraciones de un esbirro de la dictadura
militar que no fue dadivoso en su opinión de El Pepe. Su rendición a las
autoridades no tuvo atisbo de épica y morir en gloria, evidente, no formaba
parte de sus aspiraciones inmediatas.
Que un individuo plante
lechugas o maneje escarabajo no alcanza para determinar su valor. Esbozarlo, quizá,
pero no radiografiarlo. Mujica viste la misma ropa, a qué negar su modestia,
pero le encantaba abrazarse con el monigote de Chávez cuyo acercamiento a la
revolución era similar al mío hacia Dios. Nunca habló mal de Nicolás Maduro, y
es explícito en su gusto por los tiranos. Llama “hermano Evo” al autócrata
Morales, fraternidad que vergüenza debiera darle.
No puede afirmar
Pepe Mujica que lo que ocurre en Venezuela a diario: marchas, hambre, muerte,
son un complot entre Donald Trump y Luis Almagro, supuestamente correligionario
suyo. No está la mano del imperio, o no aún (gracias a ustedes señores de la
mala izquierda -si buena hay- hará presencia), en esos jóvenes que arriesgan su
vida enfrentándose a la bruta milicada chavista y al paramilitarismo a sueldo
que defiende la inmundicia. El expresidente uruguayo casi ha creado una capilla
donde habita él como virgen santa con luces de neón. Trampa perfecta para intentar
sostener la larga mentira, eternizar el enriquecimiento ilícito, las nuevas
aristocracias como la de Barinas, el narcotráfico, la estulticia de los
representantes bolivianos que lo único que llevan con soltura es el sombrero
español, tan descolonizados son. Mujica miente y mueve la cola retocada de buen
caniche revolucionario. Carga aire de beatitud, porque estos marxistas bastante
de cura tienen. Solo hace unos minutos, y con el embuste de la Constituyente en
tierra de Bolívar, el narco Elías Jaua apeló al “amor” de los hombres para
justificar la movida. No olvidemos que Hugo Chávez se convirtió en penitente llorona
y gemía con aullido de perra para evitar la muerte. Ni santos ni decentes, ni
siquiera el buen Pepe cuya sonrisa no es la enigmática de la Gioconda sino la
de usurero, agricultor además, con un ramito de tomillo entre las nalgas para
evitar hedor.
03/05/17
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Publicado en INMEDIACIONES (Revista digital), 04/05/2017
Imagen: Roberto Fabelo/Chicharrón
Fuerte, lapidario pero cierto. Aunque la comparación clerical no me favorezca en nada. Saludos Claudio a tu incisivo escalpelo de escritor trashumante.
ReplyDeleteResulta curioso tambien que el otro beato, el del Vaticano, se quede tan pancho y guarde silencio cínicamente sobre las atrocidades de Maduro y eso que en sus homilias afirma defender la vida (¿qué serán los mas de treinta muertitos venezolanos para este papa “revolucionario”). Saludos.
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