Sunday, December 30, 2018

ÚLTIMO DOMINGO DEL AÑO


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Canta, para colmo, Violeta Parra en Pandora. Como si no bastase que fuera domingo, día muerto. Maldigo del alto cielo. Reminiscencias de Vallejo, el yermo, la tierra latinoamericana, el polvo, la soledad de los cuartos, la risa del otro que te ha olvidado. Silvio Rodríguez ahora, ojalá, ojalá, ojalá. Que no me caiga la muerte ahora que dejo de lado las muletas, que salgo del pabellón número 6 ¿era Chejov? Y el cine ruso… también.

Quema el café en las manos. Felices los penitentes, Dónde la quinsa charaña, el chicote que rompa esta tozuda espalda, la sobredosis de fortaleza física. No me mató el sida consumido en las calles de DC, en los callejones del mal. No me mataron fierros ni laques de policía en parietales y occipitales. Solo me mata el amor, esa bala de plata para vampiros. Me mata, me asesina, me olvida, detesta, humilla, desprecia. Parezco una botella vacía de bourbon en un callejón antiguo, que silba casi inaudible con el viento y que patean unos y otros hasta esconderme entre la grama extendida y descuidada.

Parece Job lamentándose. Pero ya me levanto, abandono el puto ordenador y salgo a admirar el universo, el brillo del hielo y las tetas incansables.
2018
  

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