Sunday, January 3, 2021

Birth of the Blues


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

A Herminia Martínez. ¿Dónde? Ni lo pregunté.

Será Sevilla, supongo, por el acento. Jan Garber y su orquesta tocan en 1939 Birth of the Blues, y conversamos de música, la luna, la noche, el sueño y el no sueño, alebrijes y choclos bicolores como hubiera deseado César Vallejo.

Nos reunió Madrid-Cochabamba, idea y creación del poeta del séptimo piso, querido y complicado -dicen- Pablo Cerezal. Pues, gracias, maestro. Domingo que muere en un lado, que crepuscula en el otro. Como todos los domingos. Solo la poesía da singularidad a la costumbre. Que amar puede ser amar como roncar. Una cosa no es lo que se ve. Y no hablo, porque ni circunstancialmente soy espiritual, de filosofía de tocador sino de sensaciones. De otra manera el domingo, y lo demás, quedaría como pingajo inerte de matadero. La sangre palpita, la sangre demanda.

Herminia es María Guadaña. Sugerente el aparato segador. Lo que alimenta también mata. Me gusta. La voz debe ser desgarradora, a pesar de que todavía escucho a McCartney. La muerte, la no novia, canciones que siguen los pasos de las calaveras de Posada. Imagino un registro breve y escondido del fin del mundo. Ecos de Lou Reed y de Tom Waits. Vivimos en la sombra, brucolacos escapados de los cuentos de Nodier. Nos reunimos en esos abandonados bares de Hopper, lunares de las ciudades norteamericanas plenas de fantasmas. Los hay aquí en el barrio por donde trastabillaba, borracho, Kerouac. Lo busco y no lo encuentro; se ha mimetizado conmigo.

Que venga el fin del domingo. Brilló, hoy, en la conversación, en el oro del maíz, en el silencio vecinal exterminado por la plaga (de algo ha de servir). Saludos, Herminia, hasta la próxima voz.

05/07/2020

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Imagen: Pablo Picasso

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