Tuesday, May 10, 2016

La posible “América” de Trump/MIRANDO DE ABAJO

Claudio Ferrufino-Coqueugniot

El hombre llegó más lejos de lo que se esperaba. Aunque todavía no está todo dicho. Molesta a los conservadores.

¿Razón de su éxito? Ha tocado una cuerda sensible en la gran masa blanca ignorante, pervertida, religiosa aunque parezca contradictorio; esa que nutrió los ejércitos norteamericanos con fenomenales soldados que luchaban por ilusiones más que por realidades. La que se creyó en la cima del mundo, sin darse cuenta de que eran los poderosos quienes se situaban allí, mientras que ellos, carne de cañón, seguían debatiéndose entre miseria y vicio.

Mucho tiene que ver la “experiencia Obama”, dos mandatos consecutivos de un negro, que si bien extiende sus raíces hacia el África y no hacia la esclavitud en tierra americana, mantiene la maldición del color, asunto que se creyó enterrado luego de la lucha por los derechos civiles y que se ha vuelto a destapar. Se añade a ello el crecimiento inusitado, económicamente poderoso, de otros “colored”, la gran masa latina que llegó para quedarse (como los godos del emperador Valente que recordó hace poco Pérez Reverte). Ellos, los de Trump por ahora, se sienten desplazados, desde la altura de la Casa Blanca hasta la más terrestre de la construcción y los servicios, gremios en donde los inmigrantes del sur se han afianzado y logrado “su” América.

Donald Trump exhibe un burdo discurso. No necesita más que simple retórica para encandilar al norteamericano de medio para abajo, a pesar de que también ha ganado posiciones entre gente que se podría considerar educada y que se siente sospechosamente frágil ante no solo la aparición del Otro sino su peligroso ascenso. Para colmo, fueron dos cubanos que pugnaban en contra suya por la presidencia, algo jamás visto. Ted Cruz, el demonio de la extrema derecha religiosa de los Estados Unidos, quiso mimetizarse en la campaña con la población sajona pero fue exhibido en su origen por Trump en repetidas ocasiones. El mensaje: que ya se acercan, que están a las puertas; a alambrar, a alambrar…

Llegamos al cénit, que de inicio podría resultar un epílogo, y Donald Trump es presidente. Los trabajadores latinos temen una expulsión. Los Reyes Católicos arrojando a los judíos y a los árabes; los alemanes a los judíos; los turcos a los armenios. Cada cruel jugada de estas resultó en fracaso. Para España significó quedarse en la penumbra de la historia, con velos de luto y nodrizas de negro, mientras Holanda e Inglaterra avanzaban. Les duró cinco siglos, como a nosotros en América colonizada, si bien en otras circunstancias. Iríamos a lo mismo, con la salvedad de que el magnate es un bocón mussoliniano, un histérico hitlerista, pero también un empresario exitoso que conoce las virtudes de la mano de obra barata y de lo caro que le saldría en lo personal, y peor en el espectro mayor, contar solo con la audiencia que lo respalda hoy y que no trabajará mañana.

Hay un objetivo: la silla, y la vanidad de emular el donaire de los Kennedy, la absurda Camelot que inventó Norteamérica para retratar a la familia presidencial y que resultó humo, humo sin fogata. Fuegos fatuos. Fata morgana.

Que se puede dar, quizá. La jerarquía republicana no está de acuerdo en su mayoría. Trump dista mucho de ser un conservador. Su reputación tiene mácula, pero cómo enfrentar el riesgo de contradecir a multitudes ávidas otra vez de un sueño, de ver a Elvis redivivo. A tomarlo con pinzas, a diseccionar con escalpelo.

Es de temer el espaldarazo que acaba de darle Dick Cheney, criminal de guerra, orfebre del genocidio en el Medio Oriente. Tal vez los “halcones” decidan hacer la vista gorda en cuanto a ética partidista y utilizar al idiota para otras aventuras de sangre.
09/05/16



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Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 10/05/2016

2 comments:

  1. El idiota útil de turno. Excelente artículo, querido amigo. Un fuerte abrazo.

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    1. El poder está en las sombras. Lo sabemos. Los figurones en el estrado. Abrazos.

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