Sunday, August 5, 2018

Santiago y muera España


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

“Santiago Mataindios”, está en el Cusco, de traje y chambergo rojos. En Huamán Poma, a caballo sobre el cuerpo muerto de un indio. Y sin embargo lo festejamos en Paucarpata y en todo lado. En Bombori. Dicen que imita a Illapa, que lo esconde. El rayo es la luz de la espada que corta. Lo festejamos, con zampoña y bombo de la tierra, y chicha kulli que es como sangre espesa casi guinda.

El bombo, el bombo. Bum, bum, recordando de dónde venimos. Los muchachos bailan en círculos, y gritan cánticos colectivos en desafío. El apóstol, con traje confeccionado por el irredento artista y sociólogo QK Cossío, revela un entramado perfecto. Le hice hasta el molde para los zapatos, dice. Miniatura deliciosa, tanta belleza para un emblema de muerte. Hago como que rezo -y quisiera rezar- mientras un acólito asegura que si no le cumplo, Santiago ha de ser terrible. Que venga, pues, si ha de venir, de verde ahora que no de rojo y matando el indio  que queda en mí, aquel del que no puedo -ni quiero- deshacerme.

No falta quien, borracho, alega en contra mía, que porque escribí, que porque me divorcié, por el pasaporte y los zapatos. Advierto al truhán que, mostrándole el puño, su cabeza puede rodar entre los bailarines. Puño de estibador, le repito, treinta años de levantar, cargar, arrojar. Su triste y esmirriada humanidad se quebraría con más premura que un mango filipino, de esos chiquitos y amarillos. Ahí queda.

Los ojos se mueven ávidos entre caderas jóvenes. Me quejo a Elena y le susurro qué vida puta, esta, que nos envejeció. Las caderas pasan y son intocables. Inalcanzables, reales pero ficticias. La mente onanista trabaja pero el alcohol la abruma: cocteles de fruta, cerveza, whisky, chicha, singani. Que vengan.

Chaly y Gustavo, los hermanos Crespo, pasantes. El cariño de siempre, preciosos pasteles de Ivo Ríos. La rojinegra de la FAI colgada al lado de un retrato de Jorge Zabala. Paucarpata. Mítica. Polo de Ondegardo, si no recuerdo mal. La señora Giorgis que dictaba antropología aunque me interesara ella y no las etnias. Mirarla, no se interprete mal. Mirarla con su chaleco colorido a rayas.

Por sobre mi mente cabalga el ídolo, apóstol fatídico de América y, de pronto, idilio de los indios y aindiados en una jugada sin lógica. O la lógica está en que Santiago ya no pertenece a los españoles, que Santiago y cierra España ha muerto, lo han finalmente atrapado y cocido a fuego lento. Este que viste igual no viene a ser el mismo. Mataría españoles ahora porque lo hicieron chaquetear. Jallalla.
05/08/18 

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Imagen: Santiago, vestido por QK, Paucarpata, julio del 18

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